jueves, 17 de noviembre de 2011

Un par de sumas facilitas

Una pequeña observación sin importancia para el mundo, pero importante para mí: Desde que en España hay Euro como moneda de pago, ha subido el precio de todo,lo único que parece no haber subido son los sueldos.
Así pues, teniendo estos datos que son bien facilitos de entender: +gastos-sueldo= ojú que justito que paso el mes. Creo que hasta aquí llegamos todos, si llego yo que, soy más bien mala en mates, llega cualquiera.

Yo creo, y esto es sólo mi humilde opinión,  hace 10 años a nadie se le hubiera ocurrido asumir un gasto de 100.000 pesetas en algo que no fuera estrictamente necesario, ya que 100.000 pesetas era un suma bastante importante de dinero.

Si decimos que los sueldos apenas han subido, y aceptamos pulpo como animal de compañía y que el sueldo medio es de 1000 euros al mes(sí, sí lo sé. En muchos casos el sueldo real dista mucho de esta cantidad, pero recordemos que hemos aceptado pulpo como animal de compañía), a nadie en su aparente sano juicio se le ocurriría coger 600 euros y tirarlos por la ventana,  nadie en su aparente sano juicio se le ocurriría destinar más de la mitad de su sueldo en algo que no sea de vital existencia.

Hoy en día 600 euros equivalen a las 100.000 pesetas de antes. Dicho así, 600 frente a 100.000 parece que 600 no es tanto. Pero no olvidemos que la equivalencia es esa.

Después de todas estas divagaciones viene mi duda: ¿Por qué motivo gente que apenas llega, en el mejor de los casos, a los 1000 euros de sueldo al mes y que posiblemente tenga una hipoteca a la que hacer frente se le ocurre permitirse el lujazo de comprarse un X tan caro? ¿Son estas las prioridades que tenemos? ¿Tanto nos engañan que somos capaces de hipotecarnos aún más por tener algo "cool"?

Miedo me dan las respuestas..

Como X entendemos cualquier aparato eléctronico tipo Ipad, Iphone y demás, que parecen estar muy de moda

miércoles, 16 de noviembre de 2011

...constante búsqueda...


...al poner sus pies en aquel lugar supo que podía llegar a ser un buen escondite...no es que estuviera huyendo...ni que quisiera perderse...tan solo buscaba un lugar tranquilo...uno de esos lugares a los que cuesta llegar...desconocido, salvaje y virgen...buscaba un lugar donde poder pensar...ordenar las ideas que habían sido desordenadas por vientos desfavorables...un lugar donde no ser cuestionada...sin exigencias ni tiempos medidos...un lugar donde fluir...donde oxigenarse...un lugar para ser...un lugar donde encontrarse sin ser encontrada...
...infinitos besos para vuestros bolsillos...

viernes, 11 de noviembre de 2011

El 15-M: Trabajo y Sindicalismo -Ángel Calle



"Creo que la confluencia y el mutuo apoyo entre sindicalismo laboral, social y ecopolítico podrían ser las coordenadas del sindicalismo libertario del siglo XXI. El 15 M es, en este sentido, una oportunidad para abrirse, reaprender, volverse aparentemente paradójico, identificarse y negar la hegemonía de una identidad."
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Ángel Calle Collado
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¿Es el 15 M un fenómeno “nuevo”?
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El 15 M supone una sedimentación de prácticas y discursos que, en nuestro país, podemos rastrear desde finales de los 90: las protestas desobedientes en tiempo de elecciones como en la consulta deuda del 2000 o el 13 de marzo de 2004; toda la crítica a la llamada globalización desde cumbres alternativas y foros sociales; el reclaim the streets convertido en toma la plaza; dinámicas de lucha social en clave de barrios que se revitalizan; o las más recientes convocatorias sistemáticas de protestas sobre temas concretos (V de Vivienda, Malestar, Juventud sin Futuro, frente al Plan Bolonia, etc.), base primera de la manifestación que se lanzara desde Democracia Real Ya.

Como sus predecesores, el 15 M mantiene y saca lustre a la “hipersensibilidad frente al poder”, propio de los Nuevos Movimientos Globales que se leen en la democracia radical como sustrato (horizontalidad, deliberación) y opción de crítica (democracias desde abajo). Las nuevas formas de protesta y movilización comparten en gran medida el lema zapatista de “los rebeldes se buscan”. Al afirmar rebeldía se afirma, elemento común a los Nuevos Movimientos Globales como el 15 M, que se aparcan debates dialécticos, en un intento de trascenderlos no de obviarlos, como el de reforma o revolución, vanguardia o masas, presente o futuro para afirmarse en dinámicas de encuentro, de antagonismos que contemplan operar fuera y operar dentro de los sistemas sociales criticados. Este y sinérgico es muy importante. Porque en la izquierda más clásica (marxismos y anarquismos), así como en los movimientos de la diversidad y la autonomía de los 70 (ecologismo, pacifismo, feminismo, okupación), el o era central y creaba disyuntivas: o eras de un bando o de otro, o afirmabas esta utopía y estas herramientas “revolucionarias” o afirmabas otras, o estabas o no estabas, etc. Y además, el añadido “se buscan” ha invitado a rebajar tensiones e incluso rencillas de viejos espacios, así como a reaprender códigos políticos y vitales. La idea de proceso está en el sustrato y el horizonte. Las construcciones son lentas pero, como dicen también en Chiapas, “porque vamos lejos”.
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¿Qué compone el 15 M?
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Bajo el 15 M se aúnan críticas materiales (precariedad, pacto del euro) y expresivas (lo llaman democracia y no lo es). Pero lo novedoso, lo catártico del 15 M, es su capacidad de atracción del descontento disperso, la facilidad para transformar la indignación en potencial de articulación desde la diversidad y su templanza para proponer procesos de participación y de protesta que no generan ansiedades en sus integrantes si no ilusión por iniciar una “segunda transición”, esta de carácter civil y sin pactos de élites de por medio.
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La convergencia emocional se da desde la cohesión del 15 M alrededor de tres patas de protesta, núcleos de acción y reflexión muy versátiles y, hasta ahora, de fuerte solidaridad entre sí. Se trata de los fenómenos toma la plaza (acampadas, reclama las calles); la estructura de Democracia Real Ya (como red virtual-localizada); y como elemento que se torna más masivo, las coordinadoras de barrios (comisiones, mesas, asambleas). Con sus ritmos y con sus contextos estos instrumentos componen una sinfonía inspirada en democracias desde abajo o emergentes.
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De esta manera, para los y las más jóvenes el 15 M es ante todo un proceso de socialización política en estas rebeldías. Y para las personas con más experiencia, es un espacio que suele reconocer las aportaciones, escuchar otros códigos y, por todo ello, permitir un encuentro intergeneracional e intercultural que no podía pensarse a principios del año dos mil, en pleno auge de las llamadas protestas “antiglobalización”.
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¿Qué relaciones existen entre el 15 M y el mundo del trabajo?
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El 15 M es un espacio muy heterogéneo donde la crítica expresiva y más establecida (queremos que funcione la democracia participativa) ha sido colocada (por activistas y por medios de comunicación) como banderín de enganche.
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Sin embargo, a poco que el 15 M ha pasado de desperezarse a ponerse en marcha, vemos que en su ruta se ha ido cruzando la agenda social como ejemplifican la convocatoria del 19 de Junio y el rechazo de la Europa eurocratizada; la presión sobre el Parlament de Catalunya cuando se estaba a punto de aprobar la llamada Ley omnibus plena de privatizaciones y recortes sociales; y también las acciones directas para impedir deshaucios que han tenido una fuerte repercusión social. ¿Ha entrado el trabajo en esta ruta abierta que va generando el “gobierno de los muchos” donde las vanguardias y las agendas preprogramadas generan rechazo? Pienso que sí, aunque también va a ritmo lento y en unas direcciones discursivas y organizativas que son, a su vez, una crítica implícita y constructiva a las formas de organización sindical más tradicionales.
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En primer lugar, la precariedad laboral y el desempleo están en el meollo del descontento que galvaniza el 15 M. Las acampadas se llenaron de descontentas que, infelizmente, disponían de tiempo suficiente: la precariedad laboral (empleo) y vital (acceso a vivienda) estaba ya recorriendo sus vidas. Más explícitamente, y aparte de las rutas de protestas sobre condiciones sociales y laborales que señalábamos anteriormente, ha habido una gran cantidad de discursos (manifiestos, trabajos en comisiones, textos de reflexión y debate) que han apuntalado las razones laborales de esta protesta. El manifiesto inicial de Democracia Real Ya establece un rechazo del “obsoleto y antinatural modelo económico” y apela, entre otras cosas, a la protección de derechos sociales básicos, en torno al trabajo o la vivienda. Aunque aún como propuestas abiertas, en la comisión de la acampada en Sol dedicada a temas de Economía se exigía “que se sometan a referéndum vinculante la última reforma laboral y de las pensiones”. Minoritarios espacios, en efecto, pero existen intentos de enlace alrededor del 15 M para “organizar la solidaridad con todos los trabajadores que están luchando contra despidos, EREs, cierres y recortes de salario y condiciones de trabajo”, como reza el II Encuentro de trabajadores y empresas en lucha que se organiza para el 2 de julio en Plaza Catalunya. También desde el 15 M surgen voces para componer una crítica no patriarcal del trabajo y del capitalismo. En comisiones de Feminismo y Feministas Indignadas se pone sobre la mesa la necesidad ir más allá del “trabajo mercantilizado”, y problematizar el conjunto de la reproducción y los cuidados sociales como parte de esa esfera laboral. Una esfera donde la mayor parte de dichos cuidados son invisibilizados y recaen sobre mujeres.
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Por último, las asambleas barriales han servido para el encuentro entre militancias más clásicas (vecinales, sindicales) y personas que buscaban canalizar su descontento, jóvenes y no tan jóvenes, aquella ciudadanía que “no encontraba” su sitio para manifestar una crítica social desde su entorno. Aquí han emergido propuestas más locales, como creación de huertos urbanos o equipamientos sociales. Pero también se ha conectado con ese sindicalismo más territorializado que ha estado detrás de las marchas del 19 J, ya que esta convocotoria, no lo olvidemos, surge de las asambleas de trabajadores y trabajadoras que se conformaron en la huelga general del 29 de septiembre. Si este encuentro permite otras sinergias, abrir debates sobre cuestiones de precariedad, trabajo y organización sindical, está aún por ver. Pero es un paso.
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Reconociendo obstáculos
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Los anteriores pasos no están exento de retos. Algunos de los más jóvenes tienen una crítica global al mundo del trabajo y encuentran en otros espacios de autogestión sus ganas de realizarse, compartir, luchar socialmente. No son mayoría, pero ciertamente son quienes están más en la dinámica de movilización más activa a escala de barrios en este 15 M. Ambos sectores (sindicalismo y mundo más situacionista) podrían coincidir en implantar un sindicalismo social que se abre a la organización de la crítica laboral desde los barrios, sea para intervenir localmente, sea para crear climas sociales favorables a intervenir desde los puestos de trabajo. También parte de crítica pasa del fondo hacia la formas. Se considera que las estructuras ejecutivistas del sindicalismo clásico es un impedimento para hacerse referente de una precariedad que reclama participación más directa y procesos de transformación social amplios. De ahí que en la comisión Laboral de Acampada Sol podamos leer un documento de discusión sobre representaciones laborales directas a través de un “sindicalismo sin sindicatos”. En las formas también, el hecho de organizaciones cargadas de memoria y culturas políticas propias que se ven como “equipos de rugby” cuando acuden organizadamente a estas asambleas, donde la frescura de quienes llevan menos tiempo, contrasta con las armaduras discursivas y simbólicas de las personas más veteranas. Lo cual no entra en contradicción con afirmar que el 15 M está plagado de espacios “que escuchan” y donde las propuestas más reflexionadas o veteranas tienen hueco, sean asambleas o espacios de formación.
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Mirando al interior del 15 M, este espacio tiene ante sí responsabilidades y retos propios en este tema de encontrar convergencias entre sus denuncias y un (nuevo) sindicalismo laboral. Temáticas vitales, como la vivienda, tienen una cabida fácil en las tres formas de acción de este espacio. El trabajo, no tanto. El toma la plaza es demasiado “líquido” o “efímero” como para plantear luchas sociales consistentes más allá de eventos puntuales. La dinámica on/off y de experimentación personal (my profile) del mundo facebook muestra aquí su dificultad para salir de la inestabilidad y la corrosión de vínculos que denuncia. Y el discurso de la precariedad en las calles es aún complaciente con las estructuras económicas que lo impulsan. Desde barrios existen experiencias positivas de articulación entre el 15 M y asambleas de trabajadores, pero aún precisaría de tiempo para impulsar un sindicalismo social; al margen de que la dinámica de corrosión de vínculos afecta también a barrios y pueblos, convertidos en almacenes de personas aisladas o que usan su vivienda para dormir y poco más.
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Por otro lado, las “viejas recetas” no son solución para tender puentes entre el 15 M y la crítica sindical. El lanzamiento de convocatorias muy en clave identitarias (sindicato convocante, manifiesto muy específico y cerrado, organización desde arriba y centralizada, acción muy programada), como encuentros de personas paradas, manifestaciones o marchas sindicales, no genera ni la ilusión ni la articulación que hay detrás de la cultura política del 15 M: rebeldía sin siglas (no autorreferencial), procesos antes que programas prediseñados, sinergias desde la calle que se convierte en ágora y no tanto desde lugares “fragmentados” como el trabajo o la crítica temática (material o expresiva o de relaciones con la naturaleza).
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Con todo, el 15 M y algunas voces que han planteado desde dentro una “huelga general” ha servido para fotografiar la pasividad de los grandes sindicatos. Pero el “gobierno de los muchos” no tomará decisiones en la línea de marchas, manifestaciones o huelgas si no entronca con sus raíces de apertura y democracia (radical), por más que en su interior se organicen corrientes políticas con métodos clásicos de articulación.
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¿Hay espacio para un sindicalismo libertario alrededor del 15 M?
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El mundo fordista facilitaba concentraciones obreras y emergencias sindicales. El mundo de los vínculos mercantilizados crea tribus sociales a través del consumo, deslegitima las reclamaciones colectivas de derechos sociales y dificulta que sedimenten lazos sociales entre los descontentos. La crítica sindical, por tanto, será crítica de esa corrosión de vínculos o no será. Y deberá hacerlo atendiendo a propuestas que den autonomía a quienes quieran (auto)organizarse. Cercanía en las decisiones y politización global de necesidades básicas serán elementos de nuevas formas sindicales. Pierden credibilidad aquellos sindicatos que operan sólo para trabajadores “fijos”, se encuentran al margen (personal o colectivamente) de procesos locales de lucha, y no mantienen propuestas globales de democratización desde abajo, dentro y fuera de las organizaciones.
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Por todo ello, atendiendo a algunas señas de identidad del sindicalismo libertario, parece que hay espacios y razones para la mutua permeabilidad. El sindicalismo libertario y el 15 M comparten su “hipersensibilidad frente al poder” y la propuesta de construir otros mundos desde abajo. Además, el 15 M parece que estará necesitado en el futuro de resolver cuestiones sobre cómo articularse en torno a otras problemáticas y otros actores. A poco que la crítica a la democracia vaya asentándose y tomando formas (diversas), algunas corrientes señalarán directamente temas de precariedad laboral (como hoy se señalan temas de vivienda) o de situación de la población inmigrante. De la capacidad y de la generosidad que manifiesten sindicatos de matriz libertaria para apoyar el desarrollo de estas corrientes dependerá, en gran parte, que en núcleos como toma la plaza o barrios, base fundamental del “gobierno de los muchos” en el 15 M, encuentre coherente y deseable profundizar en la crítica económica y laboral.
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Por otro lado, el 15 M también lanza interpelaciones a las propuestas de un sindicalismo alternativo, sea éste revolución o metamorfosis de las tradiciones más fordistas. Opino que, considerando el ascenso de estos Nuevos Movimientos Globales (internacionalistas, de mirada global a los problemas, con expresiones de democracia radical en su base), este sindicalismo libertario habría de configurarse alrededor de tres grandes frentes, de fuerte retroalimentación y solidaridad entre sí. En primer lugar, el sindicalismo laboral, propio de los lugares de trabajo donde pueden tejerse vínculos de descontento muy focalizados en torno a las condiciones laborales. El sindicalismo social, que toma el lugar de residencia como espacio viable para reconstruir vínculos entre descontentos, y que aborda la cuestión del trabajo como transversal así como localizada (empresas y relaciones económicas que se dan en el pueblo o barrio). Y por último, un sindicalismo ecopolítico, que genera organización social uniendo temas laborales con dinámicas de poder que están destruyendo la posibilidad de una vida (digna) en el mundo. Aquí hablamos de propuestas en clave antipatriarcal, con conciencia de especie (crítica medioambiental), en temas de dominación planetaria, etc.
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Creo que la confluencia y el mutuo apoyo entre sindicalismo laboral, social y ecopolítico podrían ser las coordenadas del sindicalismo libertario del siglo XXI. El 15 M es, en este sentido, una oportunidad para abrirse, reaprender, volverse aparentemente paradójico, identificarse y negar la hegemonía de una identidad. Las organizaciones deberán ser complejas y emergentes, aprendiendo continuamente desde abajo, desde los márgenes, o no conectarán con las nuevas culturas políticas.
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Ángel Calle Collado, CGT y editor de Democracia Radical (Icaria, 2011), artículo, publicado en Rojo y Negro 248, de julio-agosto 2011, que ensaya posibles líneas de proximidad entre el movimiento 15-M y el sindicalismo libertario.

Segunda intentona para la práctica

Y os comenté que tengo que hacer una práctica obligatoria, sin ella no puedo licenciarme. Para que la práctica sea convalidada mi coordinadora del departamento de literatura tiene que dar el visto bueno, es decir, no vale hacer una práctica que no tenga nada que ver con tus estudios. Es más, la práctica tiene que estar orientada hacia tú asignatura principal, en mi caso, literatura alemana.

Se supone que yo puedo escoger en qué periodo de la literatura me gustaría centrarme. Yo he decidido centrarme en el medievo. Es un aspecto de la literatura alemana que me parece muy interesantes y que desgraciadamente suele caer en el olvido en favor de la literatura alemana más moderna.

En la XXX tiene un deparatemento que se ocupa del periodo medieval de la literatura, trabajan con textos de ese periodo. A mi me interesa hacer la práctica en la XXX porque es una institución con renombre y poque cuentan con expertos en la materia y gente que sabe lo que hace. Habrá gente que piense que podría hacer la practica en cualquier otra institución. Sí que pordría hacerla, pero no quiero. No he peleado lo que peleado para llegar donde estoy ahora mismo, como para hacer la práctica en cualquie empresa o institución. No me da la gana!

El lunes a las 10 de la manana tengo la cita para hablar con los jefes del departamento de mediavistica de la XXX. Ya me han avisado de que tienen serios problemas de espacio y de que en principio se niegan a coger a nadie en prácticas para lo que queda de ano ni para el 2012, así que es un "ahora o nunca".

 Veremos cómo acaba la historia, espero poder escriros el lunes que me han dado la práctica...
Son muchos los proyectos que tengo entre manos y espero que vayan saliendo todos poco a poco. Ya os contaré!

martes, 8 de noviembre de 2011

...he elegido caminar hacia el infinito...



...en un camino lleno de bifurcaciones...las inclemencias del tiempo obstaculizando el ritmo...siempre concentrada en el objetivo...hay tramos en los que sigo la senda, otros me salgo de las líneas marcadas...mis sentidos se nutren de cuanto encuentro a mi paso...me vacío para volver a llenarme...y libremente elijo...elijo caminar hacia el infinito...

...infinitos besos de bolsillo...

«Ocupemos el futuro» -Noam Chomsky



Pronunciar una conferencia Howard Zinn es una experiencia agridulce para mí. Lamento que él no esté aquí para tomar parte y revigorizar a un movimiento que hubiera sido el sueño de su vida. En efecto, él puso buena parte de sus fundamentos.

Si los lazos y las asociaciones que se están estableciendo en estos notables eventos pueden sostenerse durante el largo y difícil periodo que les espera –la victoria nunca llega pronto–, las protestas de Occupy podrían representar un momento significativo en la historia estadounidense.

Nunca había visto nada como el movimiento Occupy, ni en tamaño ni en carácter. Occupy está tratando de crear comunidades cooperativas que bien podrían ser la base para las organizaciones permanentes que se necesitarán para superar las barreras por venir y la reacción en contra que ya se está produciendo.

Que el movimiento Occupy no tenga precedentes es algo que parece apropiado, pues esta es una era sin precedentes, no sólo en estos momentos, sino desde los años setenta.

Los años setenta fueron decisivos para EEUU. Desde que se creó el país, este ha tenido una sociedad en desarrollo, no siempre en el mejor sentido, pero con un avance general hacia la industrialización y la riqueza.

Aun en los periodos más sombríos, la expectativa era que el progreso habría de continuar. Apenas tengo la edad necesaria para recordar la Gran Depresión. A mediados de los años treinta, aunque la situación objetiva era mucho más dura que hoy, el espíritu era bastante diferente. Se estaba organizando un movimiento obrero militante –con el Congreso de Organizaciones Industriales (CIO) y otros– y los trabajadores organizaban huelgas con plantones, a un paso de tomar las fábricas y manejarlas ellos mismos.

Debido a las presiones populares, se aprobó la legislación del New Deal. La sensación que prevalecía era que saldríamos de esos tiempos difíciles.

Ahora hay una sensación de desesperanza y a veces de desesperación. Esto es algo bastante nuevo en nuestra historia. En los años treinta, los trabajadores podían prever que los empleos regresarían. Ahora, los trabajadores de manufactura, con un desempleo prácticamente al mismo nivel que durante la Gran Depresión, saben que, de persistir las políticas actuales, esos empleos habrán desaparecido para siempre.

Ese cambio en la perspectiva estadounidense ha evolucionado desde los años setenta. En un cambio de dirección, varios siglos de industrialización se convirtieron en desindustrialización. Claro, la manufactura siguió, pero en el extranjero; algo muy lucrativo para las empresas, pero nocivo para la fuerza de trabajo.

La economía se centró en las finanzas. Las instituciones financieras se expandieron enormemente. Se aceleró el círculo vicioso entre finanzas y política. La riqueza se concentraba cada vez más en el sector financiero. Los políticos, ante los altos costes de las campañas, se hundieron más profundamente en los bolsillos de quienes los apoyaban con dinero.

Y, a su vez, los políticos los favorecieron con políticas beneficiosas para Wall Street: desregulación, cambios fiscales y relajamiento de las reglas de administración corporativa, lo cual intensificó el círculo vicioso. El colapso era inevitable.

En 2008, el Gobierno salió una vez más al rescate de empresas de Wall Street que supuestamente eran demasiado grandes para quebrar, con dirigentes demasiado grandes para ser encarcelados.


Ahora, para la décima parte del 1% de la población que más se benefició de todos estos años de codicia y engaños, todo está muy bien.


En 2005, Citigroup –que, por cierto, ha sido objeto en repetidas ocasiones de rescates por parte del Gobierno– vio en el lujo una oportunidad de crecimiento. El banco distribuyó un folleto para inversionistas en el que los invitaba a poner su dinero en algo llamado el índice de la plutonomía, que identificaba las acciones de las compañías que atienden al mercado de lujo.


“El mundo está dividido en dos bloques: la plutonomía y el resto”, resumió Citigroup. “EEUU, Gran Bretaña y Canadá son las plutonomías clave: las economías impulsadas por el lujo”.

En cuanto a los no ricos, a veces se los llama “la periferia”: el proletariado que lleva una existencia precaria en la periferia de la sociedad. Esa periferia, sin embargo, se ha convertido en una proporción sustancial de la población de EEUU y otros países.

Así, tenemos la plutonomía y el precariado: el 1% y el 99%, como lo ve el movimiento Occupy. No son cifras literales, pero sí es la imagen exacta.

El cambio histórico en la confianza popular en el futuro es un reflejo de tendencias que podrían ser irreversibles. Las protestas de Occupy son la primera reacción popular importante que podría cambiar esa dinámica.

Me he ceñido a los asuntos internos. Pero hay dos peligrosos acontecimientos en la arena internacional que opacan todo lo demás.

Por primera vez en la historia, hay amenazas reales a la supervivencia de la especie humana. Desde 1945 hemos tenido armas nucleares y parece un milagro que hayamos sobrevivido. Pero las políticas del Gobierno de Barack Obama y sus aliados están fomentando la escalada.

La otra amenaza, claro, es la catástrofe ambiental. Por fin, prácticamente todos los países del mundo están tomando medidas para hacer algo al respecto. Pero EEUU está avanzando hacia atrás. Un sistema de propaganda, reconocido abiertamente por la comunidad empresarial, declara que el cambio climático es un engaño de los liberales. ¿Por qué habríamos de prestarles atención a estos científicos?

Si continúa esta intransigencia en el país más rico y poderoso del mundo, no podremos evitar la catástrofe.
Debe hacerse algo, de una manera disciplinada y sostenida. Y pronto. No será fácil avanzar. Es inevitable que haya dificultades y fracasos. Pero a menos que el proceso que está ocurriendo aquí y en otras partes del país y de todo el mundo continúe creciendo y se convierta en una fuerza importante de la sociedad y la política, las posibilidades de un futuro decente serán exiguas.

No se pueden lanzar iniciativas significativas sin una base popular amplia y activa. Es necesario salir por todo el país y hacerle entender a la gente de qué se trata el movimiento Occupy; qué puede hacer cada quién y qué consecuencias tendría no hacer nada.

Organizar una base así implica educación y activismo. Educar a la gente no significa decirle en qué creer: significa aprender de ella y con ella.

Karl Marx dijo: “La tarea no es sólo entender el mundo, sino transformarlo”. Una variante que conviene tener en cuenta es que, si queremos cambiar el mundo, más nos vale entenderlo. Eso no significa escuchar una charla o leer un libro, si bien eso a veces ayuda. Se aprende al participar. Se aprende de los demás. Se aprende de la gente a la que se quiere organizar. Todos tenemos que alcanzar conocimientos y experiencias para formular e implementar ideas.

El aspecto más digno de entusiasmo del movimiento Occupy es la construcción de vínculos que se está dando por todas partes. Si pueden mantenerse y expandirse, el movimiento Occupy podrá dedicarse a campañas destinadas a poner a la sociedad en una trayectoria más humana.

N.Ch.

[Este artículo está adaptado de una charla de Noam Chomsky en el campamento Occupy Boston como parte de una serie de conferencias en memoria de Howard Zinn (historiador, activista y autor de A People’s History of the United States)].

jueves, 3 de noviembre de 2011

Mándeme usted un Email (Post Cabreo)

Acabo de llevar a casa de la XXX, se supone que iba para hablar de esa supuesta práctica que me iban a dar, una práctica maravillosa, entre 80 y 320 horas de trabajo no remunerado y sin seguro médico ni cotizando,¡una verdadera maravilla!. Porque claro, lo que quiere hacer alguien al que le falta poco para licenciarse es hacer un montón de horas de trabajo no pagado y encima teniendo que dar las gracias.

Mejor explico la situación desde el principio. Mi maromen (con el que ya llevo un año felizmente, pero esto va en otro post) ha estado preguntando a la gente que conoce y que deben tener algo de idea acerca de hacer unas prácticas en la XXX. Se lo pintaron tan bien, que parecía que iba a salir hoy con la lista de tareas como prácticante.

Llegados a este punto de la historia, no tengo claro si a mi maromen sus compañeros de trabajo, que reitero están en el proyecto en el que se supone yo haría la práctica, se lo han pintado demasiado bien sin haberse informado como deberían antes, o si por el contrario ha sido mi maromen quien me lo ha vendido todo envuelto con un lazo rosa....¡Tengo un cabreo monumenta!

Me da igual si han sido los compañeros de mi maromen o él mismo, pero deberían de pensarse las cosas un poco más antes de decirle a nadie que parece que todo va sobre ruedas y que en teoria es facilísimo conseguir la práctica.

Yo no puedo oir "uyss eso sale seguro, no te preocupes, que están cogiendo gente para hacer prácticas constantemente" y al estar en el despacho de la jefa oir un "uysss puess si es que ahora misssmo no nosss hace falta a nadie, ya si esssso me manda usted un email" porque evidentemente tengo que utilizar  is mejores dotes de actriz para que la vieja pelleja esa no note mi cara de absoluto desconcierto, o como diriamos en mi pueblo, la cara de gilipollas que se ma quedao