miércoles, 14 de noviembre de 2012

Sobre una siniestra normalidad: por la huelga general indefinida


 
 

            Lo «normal» está construido sobre una multitud de omisiones. Garantizar la normalidad, tal como claman los profetas del miedo, no significa nada más que hacer cumplir de forma violenta la reproducción de un capitalismo indiferente a la catástrofe diaria que produce. Cuando lo patológico se instala como patrón social normalizado, nuestro camino debería apostar por la interrupción de todo aquello que resulta habitual. ¿Qué significa, en efecto, la “normalidad” en una sociedad que expulsa a sus márgenes a un número creciente e indefinido de “ciudadanos” considerados de segunda mano? Si el discurso hegemónico representa otras alternativas políticas como conducentes al “caos”, ¿no deberíamos insistir en que el actual “orden” se sostiene sobre el hundimiento de las mayorías sociales? ¿Qué clase de orden es éste que requiere dosis incrementales de violencia institucional y policial para sostener el desastre planificado?

 
            En un país como España lo único “normal” es el arrase de las clases subalternas. Más de 400.000 desahucios, casi 6.000.000 de parados, más del 25% de la población por debajo de la línea de pobreza, la desarticulación de un estado de bienestar de por sí trunco, el evidente retroceso de derechos sociales, económicos y culturales fundamentales –desde el acceso gratuito a la salud o la educación superior hasta el derecho a reunión y manifestación, sin olvidar la reforma laboral y de las pensiones-, la gravación regresiva sobre las rentas de trabajo y la amnistía fiscal a los grandes capitales evasores, los aranceles a las tramitaciones judiciales y la judicialización represiva de las protestas sociales, la corrupción estructural del sistema político y económico, las transferencias públicas millonarias a un sistema financiero que lucra con la adquisición de bonos de deuda, el expolio de las estructuras del estado y el endeudamiento social generalizado, por mencionar algunos ejemplos, son síntomas de esta normalidad de lo siniestro en la que (mal) vivimos. Claro que este cuadro podría ampliarse a otras dimensiones de la vida social: detenerse en la situación que hace que diez personas se suiciden a diario en España, en la escalada del racismo y la xenofobia a nivel europeo, en la imparable violencia de género que unas estructuras patriarcales producen de modo sistemático, en la incidencia retrógrada de la curia católica en las políticas de estado, en el aumento del tráfico y trata de personas, en la desfinanciación de una política cultural democrática y popular, en el anquilosamiento de una monarquía decadente, en la diáspora de miles de jóvenes hacia el exterior en busca de la “oportunidad perdida” y sería sencillo seguir hurgando en otros signos de deterioro.
 

            No se trata de ser exhaustivos: la magnitud del daño tiene ramificaciones por doquier. Garantizar la normalidad significa, sencillamente, que todo siga igual. Lo normalizado no es nada distinto al sufrimiento colectivo en plena implosión, mientras los beneficiarios de esta estafa sistémica siguen arremetiendo contra todo lo que represente la esfera pública, sea estatal o societal. Como dice el ministro de la banca De Guindos, todavía hay un trecho que recorrer en el sector público. Leáse: tras a sangría en las empresas privadas, ahora “toca” el negocio millonario y fraudulento de las privatizaciones a los servicios públicos en nombre de la sacrosanta “reducción del déficits” (a pesar de las evidencias en sentido contrario de empresas públicas sostenibles y de los beneficios sociales de prestaciones públicas universales), despidos escalonados a funcionarios del estado, mayor presión fiscal sobre sectores medios y populares, reducción drástica de las ayudas sociales y prestaciones ligadas al desempleo, reducción salarial, mayor precarización de las condiciones laborales, etc.

 
            En la normalidad de una existencia social opresiva, una huelga generalrepresenta una interrupción momentánea de los rigores de la fábrica o del espacio de trabajo. Sin embargo, esta interrupción sólo constituye un acto de desobediencia civil  en la medida en que hace imposible que “las cosas sigan su curso habitual”. En suma, sólo si cambia la estructura patológica que sostiene los síntomas adquiere un sentido político transformador, que rebase los rituales instituidos del malestar. Para decirlo de forma positiva: la única forma de paralizar esta escalada de signo autoritario, al servicio del capital concentrado trasnacional, es la movilizaciónpermanente y la huelga general indefinida. Más en general, la apuesta es multiplicar los frentes de lucha, diversificar sus medios de producción, en suma, subvertir la normalidad del expolio. Las huelgas de consumo periódicas y los boicots a las empresas que incumplen sus deberes y penalizan a quienes ejercen sus derechos, la extensión de jornadas de lucha, las manifestaciones sociales ligadas a demandas colectivas de largo alcance, la retirada de ahorros de la banca privada, por mencionar algunas posibilidades relativamente inmediatas, debe complementarse con una huelga general indefinidaque haga imposible el retorno al actual orden de cosas. Forzar un movimiento, no obstante, no podría bastar si no es tomado como un puntapié inicial para producir un cambio social radical, que exige intervenciones en diferentes dimensiones, incluyendo el despliegue de una política cultural y educativa que apueste a la formación de sujetos críticos o una transformación institucional profunda (1).

 
            En síntesis, si por un lado podría evaluarse la capacidad actual de esta convocatoria para generar adhesiones colectivas, por otra parte, sus posibles efectos de ruptura están fuera de duda. El llamamiento a una huelga general indefinida -ligada a la construcción social de alianzas intersectoriales, a la inclusión horizontal de sujetos heterogéneos y a una internacionalización de las luchas populares- no es una panacea política. Más bien, constituye un eslabón central de una cadena de luchas emancipatorias que necesitamos seguir articulando en común. Sumarnos a ese llamamiento es una forma de apostar por la ruptura con una normalidad que está arrasando nuestras vidas. Si hay una memoria de las luchas, nada está perdido definitivamente. Incluso el fracaso de ese llamado nos informa sobre el nivel de fragmentación que sostiene nuestra sociedad del malestar.


La retirada indefinida de nuestra energía de la producción económica no tiene nada que ver con la tontería de suponer que esta actividad política podría prolongarse al infinito. Se trata de una negativa rotunda a la globalización de la penuria que propicia el capitalismo. Suponer que están dadas las condiciones para un acontecimiento de esa magnitud sería ilusorio. Sin embargo, que hoy vuelva a resonar ese llamamiento con un mínimo de verosimilitud, esto es, que sea otra vez formulable a nivel público por parte del sindicalismo alternativo y de movimientos sociales como el 15-M, es indicio de una brecha políticaque sólo excepcionalmente se produce en la historia. Forma parte de nuestras luchas ensanchar esas brechas, no sólo para que la “restauración de la normalidad” ya no sea posible sino, fundamentalmente, para que su ruptura sea una opción colectiva deseable.

 
Arturo Borra
 

(1) Podríamos seguir debatiendo acerca de si la «huelga general indefinida» constituye una “fórmula revolucionaria”, un “mito movilizador” o una “mistificación popular”, por poner tres posibilidades contrapuestas aunque no necesariamente excluyentes entre sí. Sin embargo, ese debate no debería hacernos perder de vista que se trata, ante todo, de una «situación ideal». Además de determinar en términos tácticos si esta opción resulta factible en un momento dado, lo central es analizar sus potenciales de ruptura, planteando la posibilidad de un cortocircuito radical con el modo de producción dominante. En otras palabras, lo que se plantea en torno a una huelga semejante es una auténtica «politización de la economía» que, de llevarse a cabo, nos enfrenta a lo inédito. Que lo inédito sea interpretado como “caos” por parte de las clases dominantes es previsible: supone una alteración radical de una estructura productiva sustentada en relaciones sociales de explotación. Eso no debería ser un impedimento para reflexionar sobre la relevancia de la intervención de sujetos colectivos que no participan de forma directa en el aparato productivo ni pueden ser identificados a secas con la “clase obrera” tradicional. La posibilidad misma de que otros grupos e individuos puedan reconocerse en ese llamado depende de un trabajo discursivo que articule esas diferencias en un mismo horizonte: la particularidad de la “huelga general” puede funcionar, de este modo, como punto nodal de unas demandas sociales más vastas (capaces de integrar en un mismo discurso a parados, jóvenes, inmigrantes, trabajadores, estudiantes, jubilados, autónomos, movimientos altermundistas, feministas, entre otros). Cualquier apuesta “inmanentista” -“nosotros los trabajadores somos los que tenemos la responsabilidad fundamental”, “la clase obrera es la protagonista”, etc.- corre el riesgo de ser asimilada y replicada con algunas concesiones sectoriales más o menos irrelevantes.

lunes, 12 de noviembre de 2012

Reseña: Stealing Parker - Miranda Kenneally

Título: Stealing Parker
Autora: Miranda Kenneally
Editorial: Sourcebooks Fire
Páginas: 245 páginas (Tapa Blanda)
Género: Young Adult
Fecha de Publicación:1 de octubre de 2012
Sinopsis: Después de que el escándalo familiar golpea su pequeño pueblo conservador, Parker Shelton, de diecisiete años, se sobrepasa tratando de probar que ella no se convertirá en lo mismo que su madre: una lesbiana. La tercera base super estrella renuncia al equipo de softball, pierde veinte libras y empieza a enrollarse con chicos… mucho. Pero coquetear con el nuevo y atractivo entrenador asistente de béisbol podría ser ir demasiado lejos… especialmente cuando él empieza a responder a sus coqueteos.


Parker era una chica feliz: tenía dos amigas inseparables, un amigo genial, una carrera en el equipo de softball increíble, una fe inquebrantable y una familia perfecta… Hasta que su mamá decide salir del closet (y después irse del pueblo con la secretaria de la iglesia). Entonces Parker conoce el lado oscuro de la vida, de la escuela, de su hermano… y de sí misma.

Parker es una chica guapa, inteligente, deportista, “vanidosa”, y tal vez un poquito indiferente a lo que piensan de ella (o esa es la primera impresión). Desde que su mamá se fue del pueblo, se ha dedicado a besarse con chicos y a ganarse la fama de chica fácil y sin corazón… Lo que, claramente, sólo es una terrible fase debido a todo el asunto de su madre.

Para empeorar todo el asunto de come-hombres, aparece este chico de veintitrés años que hace que su corazón palpite rápidamente y que quiera algo más que unas sonrisas compartidas… Lo que es imposible, porque él, básicamente, es un profesor y ella es menor. En realidad éste es un tema interesante, y cuando empecé a leer el libro pensé: ¿Cómo hará Miranda para hacer que esta relación sea completamente probable y aceptada?Pues aunque las escenas Parker-Brian son interesantes, un poco subiditas y muy esperadas… No pasa de ser algo meramente sexual; Brian termina convirtiéndose en un daño colateral de la fase destructiva de Parker, algo que yo sabía que pasaría, pero que en el fondo deseaba que no fuera así.


Y como parece que Parker sólo tiene PROBLEMAS en su vida, su relación con Brian es sólo uno de los muchos, porque no olvidemos el asunto de su madre, sumado a un padre desolado y ausente, un hermano auto-destructivo, un enemigo/amigo que parece convertirse en prospecto amoroso, unas examigas malintencionadas y un mejor amigo herido…  A los diecisiete todo parece es terrible.

Estar metida en la cabeza de Parker me causó un sentimiento de comprensión y odio al mismo tiempo, así que en realidad no es mi personaje favorito. Creo que le faltó más fuerza como protagonista, porque en muchas páginas sólo la sentí como una chica rebelde más.

Y en realidad, mi personaje favorito es Corndog (apodo horrible, chico lindo), un chico bueno, guapo y especial,  el rival de Parker durante toda la escuela, que pasa de tener una relación distante con ella, a convertirse en un amigo incondicional, el personaje maduro de la historia y quien se encarga de abrirle los ojos un poco a Parker.




Volviendo a la historia…  Quiero decir que no soy una persona muy religiosa ni creyente, así que desde el primer momento sentí aversión por la relación entre la familia de Parker y su iglesia; prácticamente en todas sus páginas es nombrado Dios y la iglesia, y en muchos momentos lo sentí forzado, repetitivo y creo que Miranda se encarga de mostrar a un Dios que más parece un genio cumple-deseos que un verdadero ser supremo.

Y el segundo error que me hizo quitarle puntos al libro es que, nuevamente, Miranda repite la historia de amor de Catching Jordan!! Si has leído CJ debes saber a qué me refiero, y si no lo has leído, no les dañaré la historia… no soy taaan malvada :D

Con tantos personajes y tantos enredos, esperaba que la historia fuera mucho más atrayente e interesante, pero en realidad no pasa de ser otra historia más sobre una chica rebelde. No entiendan mal, no la odié completamente, pero tampoco será una historia que recordaré para siempre y tendrá un lugar especial en mis libros favoritos… NO.


Es una historia entretenida y fácil de leer que te lleva a través de la vida de una chica un poco perdida que intenta superar los problemas de su vida y madurar en el proceso, pero que no pasa de ser una historia más sobre rebeldía adolescente.

3/5

Extras: 



Por cierto, bienvenidísimos los nuevos seguidores :D

Nos leemos ;)

Las chorradas que se pueden leer sobre Alemania

Alemania, el alemán y caso todo lo germano está de moda, y más si tiene que ver con muchachas en vestidos escotados (dirndl) salchichas y cerveza, sobre todo cerveza. Internet es un arma de doble filo, hay cantidad de información útil, pero mucha más información inutil, incorrecta, y hay veces que directamente pienso que alguien se lo inventa y dice que es verdad.

Echando un vistacillo al periodico el Mundo he tenido el gusto de leer "las diez cosas que debes saber sobre Alemania". Ya de buenas a primeras me he quedado ojiplática, casi alabando precitipitadamente la capacidad de resumen del autor del post, como ya he dicho "precipitadamente"....A una, que ya parece que le va entrando algo el juicio (dicen que que te sacen las muelas acelera el proceso) ha decidido leerse primero todo y ya si eso luego alabar o no. En este caso más bien no.

Afirmar cosas como "El sistema de bienestar social alemán sigue siendo un sueño en comparación con el resto del planeta, incluida España" (sic) me parecen una burrada, porque primero, no es objetivo y segundo uno no hace una lista tratando de no ser arbitrario y luego lo es. Si quieres escribir eso bien, es un blog, fantástico, usa tu libertad de expresión, pero de título, por favor, pones algo como "las diez cosas que yo creo debes saber sobre Alemania" o "las diez cosas que yo sé y voy a enseñarte sobre Alemania".

Segunda perla y esta incorrecta: "[...] y Merkel acaba de aprobar una subvención a familias que cuidan de los niños en lugar de llevarlos a la guardería, comparable a lo que le cuesta al mes al Estado una plaza de guardería pública." Perdona, autor de post, yo es que parece que yo que vivo en tierras teuronas y sigo el tema, porque me interesa, debo estar francamente mal informada, porque no sabía yo que una plaza de guardería al estado alemán le costara sólo 150 euros...

Tercero: Lo que se necesita para poder alquilar un piso, es la Schufa y no la chufa. La chufa mejor la dejamos para la horchata.

Cuarto y ya lo dejo: Increible estudio que ha tenido que hacer el autor del post para decir que los alemanes odian que nosotros cocinemos con ajo.... A mi maromen, colegas y suegros, mejor no les preguntas que te revientan los datos....

Portadas Reveladas (4)

Hola.

Después de una semana en la que casi pierdo mi computador (mi medio de comunicación con el mundo virtual, así que estuve como loca!!!), vuelvo a la carga!!!


Aquí dejo las portadas reveladas la semana que pasó! No todas XD, sólo las que más me gustaron ;)



Confessions of an Almost-Girlfrien [Confessions #2] - Louise Rozett
You Look Different In Real Life - Jennifer Castle
After Daybreak [Darkness Before Dawn #3] - J.A. London 
The Moon And More - Sarah Dessen

Cuál es tu favorita?


Nos leemos ;)

martes, 6 de noviembre de 2012

El último mes

A mí el último mes antes de ir en navidades a mi tierra a estar con los mios, me cuesta. Me cuesta mucho, se me hace duro.

Esta vez se me está haciendo más duro porque sé que el panorama que me voy a encontrar en mi casa al llegar va a ser raro. Mitad alegría por mi llegada y mitad rabia e impotencia por la situación por la que están pasando mis padres.

Este año ha sido un año de querer olvidar. Empezó mal y pinta mal también al final. Las cosas hay que pasarlas, tener paciencia que todo pasa; pero esta vez está durando mucho mucho.....

domingo, 4 de noviembre de 2012

Comer sin gluten

Creo que ya lo he comentado alguna vez en blog, yo soy celíaca, tengo intolerancia al gluten y son muchas las cosas que no puedo comer, si bien es verdad, que son muchas más las cosas que sí puedo comer. Hoy en día teniendo dinerito en la cartera (los productos son gluten son muy caros) es relativamente fácil encontrar muchas cosas sin gluten. En los últimos años la variedad de productos de distintas marcas ha crecido exponencialmente, tanto, que hay cosas que yo cuando era pequeña no podía ni soñar que fuera a haber.

Hoy en día es posible, por lo menos aquí en Alemania, comprar productos sin gluten en supermercados normales, y no sólo eso, sino que están junto con los productos que sí tienen gluten, es decir, los productos sin gluten ya no están en una triste estantería en el pasillo más recóndito y dejado de atención, lo cual facilita bastante comprar las cosas con normalidad.

Esta mañana por primera vez he desayunado croissants que estaban deliciosos :). ¡Qué pena que los productos sin gluten sean tan caros!

sábado, 3 de noviembre de 2012

«La ciencia del pánico» -un documental sobre el SIDA

Durante casi tres décadas presentaron al V.I.H. como causa del SIDA, dando por probada la relación causal entre ese presunto virus y el síndrome de inmunodeficiencia adquirida. Las investigaciones científicas en sentido contrario, sin embargo, fueron sistemáticamente desoídas, dando como resultante una opinión pública temerosa de una pandemia mundial. Entretanto, según las perspectivas que se recogen en este documental, las industrias farmacéuticas han provocado la muerte de miles de personas, lucrando con el AZT que, en dosis altas, provoca el colapso mismo del sistema inmunológico. 

 Llegados a este punto, las preguntas proliferan: ¿han provocado de forma deliberada pánico en la población mundial a fin de lucrar con la industria farmacéutica? ¿Por qué se patentó el test del SIDA el mismo día que fue anunciado el supuesto agente retrovírico? ¿Qué rigor puede tener un test que no permite aislar el virus de otras posibles causas? ¿Qué relación hay entre los "portadores del SIDA" (inicialmente ligados a supuestos "grupos de riesgo") y una ideología conservadora preocupada de restablecer una norma heterosexista? ¿Por qué en unos países lo que se diagnostica como "cero-positivo" en otros se diagnostica como negativo? ¿Nos han vuelto a engañar, usando como "cobayas" a cientos de miles de seres humanos? ¿Cuáles son los límites éticos, jurídicos y políticos que median actualmente en la investigación médica y la salud convertida en mercancía?