...hoy me siento así, como este cementerio que fotografié camino de A Coruña, muerta en vida, silenciosa e inerte, en uno de esos días en los que en mi cabeza retumban sentimientos pasados que me quiebran el alma, de las heridas que intento cicatrizar fluyen el dolor y la rabia, la desesperación y la frustración al no poder cambiar una parte de mi pasado...agotada observo mi infancia...la guardo en secreto...busco en mi interior tranquilidad y paz, como la que se respira en los cementerios...el frío recorre mi piel con la evocación de algún instante se acelera mi pulso, se me empaña la mirada...pero lucho y gano una batalla más...con la certeza de ganar esta guerra interior huracanada y fuerte...en este cementerio hallé la esperanza, vida enraizada en la muerte...como podéis observar en la foto de la derecha...contraste de luz y penumbra, de calidez y frío, color y sombras oscuras...mientras fotografiaba este nicho imaginé la vida que había llevado, las personas que había dejado, y esa manera tan agradable que había tenido de dar vida tras su muerte...cuando perdemos a alguien importante en nuestras vidas reflexionamos...menuda paradoja...es entonces cuando valoramos, apreciamos, prometiéndonos una vida mejor, llena de detalles, de instantes, de pequeñas cosas...(lo mejor de todo es que le tengo fobia a los cementerios, aún así me atrae la idea de fotografiar su interior)...moraleja: VIVE CADA INSTANTE COMO SI FUERA EL ÚLTIMO, ESCUCHA LO QUE SIENTES ATENTAMENTE Y DISFRUTA!!!!
...como cantaba mecano: "el cielo por mí se puede esperar"...
...infinitos besos de bolsillo...
