...puede que el dolor de espalda me anestesiara la conciencia en la noche...puede que tan solo fuera un sueño...caminaba descalza sobre una blanca linea recta trazada sobre un fondo, completamente, negro...sin miedo a perder el equilibrio y con la certeza de que justo debajo se encontraba la NADA...segura de mi...caminaba...mis ojos se adaptaban a la oscuridad...no me cuestionaba la dirección de aquella linea...mi mente la había trazado con tiza...era mi camino a seguir...directa a lo desconocido...de repente frente a mi varias lunas atrapadas en un cubo de cristal...¿Cual seria la mía?...tampoco era tan importante...había perdido el sentido de la propiedad...seguí mi camino...y en él encontré quién admiraba con tranquilidad los movimientos de la tierra...temblores terrestres que también se encontraban atrapados en un cubo de cristal...fue entonces cuando se cruzó en mi camino aquel pato...solicitaba mi intromisión al otro lado del cristal...me indicaba el modo de llegar al paraíso...sumérgete en ti...bucea en tu interior como un silencioso pececillo...nada de manera elegante por la vida...conversa con lo simple...observa la diferencia...aprende de cuanto te rodea...elige...a lo lejos...un hada escondida entre los árboles...empapaba su esencia con la lluvia e impregnaba con su aroma el lugar...seguí caminando...y allí estaba aquel perro gesticulante...inmovil...tras el cristal trasero de aquel coche estacionado...aquella mirada atenta penetró en mi...paralizada frente a él...aquel tiburón azul pudo ser la vía de escape hacia el infinito...con su turbo inyección...o quizá fuera el tranvía que me trasladaría al pasado...surgió, de nuevo, la oscuridad...mis pies descalzos sobre una linea blanca trazada sobre la NADA...puede que tan solo fuera un sueño...
...infinitos besos de bolsillo...