...salió de su casa dando un portazo...con lo puesto...en el bolsillo izquierdo de su pantalón un puñado de valores...en el derecho infinitos besos...hacia tiempo que se sentía atrapada en ese laberinto absurdo de mentiras y medias verdades...añoraba la serenidad de otro tiempo...sin miedo a la pérdida...al vacío...sin temor a la soledad...quitó la cadena a su desgastada bici...se subió y comenzó a pedalear...sin rumbo...deleitándose con el paisaje...subida en aquella bici era capaz de sentir libertad...dueña de su camino...elección a un solo giro de manillar...así, pedaleando, se fue encontrando con aquellos pequeños detalles...esos que habían forjado su carácter...esos que no deseaba cambiar por nadie...porque así había sido su elección...porque le gustaba ser como era...y al caer la noche la luna le hizo un guiño...frenó y dejó la bici sobre la tierra mojada...se tumbó sobre la hierba...pudo sentir la humedad en su ropa mientras contemplaba la luna...llevó su mano al bolsillo derecho y sonrió......infinitos besos de bolsillo...
