domingo, 8 de mayo de 2011

Cuando las cosas cambian a bien

Cuando las cosas cambian pueden hacerlo sólo en dos direcciones, para bien o para mal. Cuando cambian para mal solemos llevarnos las manos a la cabeza y nos preguntamos ¿Por qué?  ¿Por qué yo? ¿Por qué a mi? Cuando las cosas se ponen feas solemos comentarlo con alguien, a veces es una persona de confianza y otras un completo desconocido. Pensamos mucho en eso que nos agobia y le damos vueltas y más vueltas. Lo hacemos girar en nuestra cabeza más que una noria.


En cambio cuando las cosas cambian para bien, me da la sensación, de que no lo comentamos tanto, como cuando nos va algo mal. Es como si por ir bien ya no hubiera que darle importancia o no fuera digno de comentar. La verdad, creo que esta actitud es un error, porque si invirtieramos el mismo tiempo en comentar las cosas buenas que invertimos en comentar las preocupaciones pienso que nos sentiríamos mejor llegado un momento difícil.

A mi las cosas me van bien ahora mismo y lo digo así como por lo bajinis no sea que algo se me tuerza. Estoy muy contenta en el piso y con la gente, el tiempo en esta maravillosa ciudad vuelve a ser agradable, estoy aprendiendo muchísimo en la universidad y con mi novio me va genial, de hecho nunca me había ido tan bien con alguien.

Los comienzos son duras en cualquier parte y para cualquier persona, todos tenemos sobresaltos y dificultades, pero es verdad que después de la tromenta llega la calma y que el tiempo pone  a cada uno en su sitio