Está claro que cuando uno cambia de país, cambia también de cultura y de costumbres. Yo hago mía la frase de "adaptarse o morir", pero hay cosillas que no son necesarias cambiar, porque pertenecen a nuestra vida cotidiana y no afectan en nada a la otra cultura. Hoy os escribo una lista de cosas que para nosotros son normales y que a los alemanes les parecen de otro planeta. Vaya por delante, que cada uno tiene sus costumbres personales y que lo que yo hago "de normal" puede que otra persona no lo haga. Esta lista de cosas, son cosas que yo he hecho y que a mí me han dicho que son raras para ellos.
Aclarado todo, ¡allá vamos!:
- Mojar las galletas en el café/leche/nesquik (es que por estos lares no hay colacao) y comertelo. Según ellos, es una guarrada.
- Hacer patatas fritas en casa. Lo que en mi casa se conoce como "hacer una sartenada de patatas". Para los teutones es demasiado trabajo.
-Hacer una sopa sin utilizar polvos Knorr.- ¿Pero, eso ya te va a quedar bueno?. Mi respuesta: Bueno, queda buenísimo.
-Mojar el pan en la salsa. Te dirán, que ¡vaya usos les das al pan!
-Llenar un vaso de agua del grifo y bebermela. ¿Es que eso piensas beber? me dijeron los pobres teutones con cara de horrorizados.
-Freir lo que sea en acéite de oliva.- Vaya por delante que en Alemania el acéite de oliva es carísimo, pero yo me niego a freir lo que sea con mantequilla, ¡puag!.
-Comer embutido sin pan. Ni se os ocurra coger una lonchita de salami o lo que sea y comerosladirectamente, ¡que eso es un derroche tremendo!
-Aclarar los platos y vasos con agua al fregarlos. Los alemanes no aclaran los platos y demás al fregar.
Estas son las cosas que se me ocurren ahora mismo. Lo de lavar los platos a la alemana merece una entreda propia.