Hoy he visto el documental sobre Landina, la niña milagro de Haití.No voy a contar la historia de la niña porque aún podéis verla en la Web de la 1, en el canal de Documentos TV.
Al final del video se ve a la madre de la niña muy entristecida, diciendo que asume que no volverá a ver a su hija porque Haití no es un buen lugar para la salud de la niña , puesto que sigue y seguirá necesitando cuidados médicos.
Hace unos meses leí un reportaje sobre una madre de origen sidamericano que trabaja de manera ilegal en los Estados Unidos y que a causa de una enfermedad mortal que padecía su madre, decide viajar a su país de origen para darle el último adiós. La madre deja su hij@ al cuidado de su hermano, que al no poder hacerse cargo del bebé se lo entrega a una familia americana. Esa familia decide adoptar al bebé.
La madre, a pesar de su precaria situación económica, y de saber que está de manera ilegal en los Estados Unidos, y siendo plenamente consciente de que en su país de origen la calidad de vida que puede darle a su hij@ no es ni de lejos similar a la que le puede dar la familia adoptiva al niñ@, decide reclamar su custodia a toda costa, alegando que ella es su madre.
No sé que se siente hacia un hij@ al que has dado la vida. Quizás ese sentimiento sea tan fuerte y cegador que nos impida ver qué es lo mejor para ese niñ@, pero no me parece justo para el niñ@ que una madre, que claramente no puede hacerse cargo de su hijo ni darle una vida digna, sin lujos pero digna, con acceso a educación, sanidad y seguridad, decida reclamarlo a toda costa