El miércoles por la noche dejamos la ciudad donde tuvieron lugar las jornadas y nos volvimos a Berlín. El viaje hubiera sido relativamente agradable si el tren que nos tocaba coger no se hubiera estropeado y nos hubieran hecho hacer el trayecto en un tren de mala muerte. Era un tren viejo y nada confortable.
Las jornadas fueron interesantes y después de pasar los nervios propios de las circunstancias todo fue muy bien. M. hizo su exposición muy bien y el público mostró mucho interés en sus estudios. Esperamos que estas jornadas sean las primeras de muchas donde M. participe.
El hotel donde nos alojamos era de 4 estrellas y rodo estaba cuidado al detalle. Las comidas las hicimos en distintos locales de la ciudad y aprovechamos para pasear aunque el tiempo no acompañara mucho. La ciudad me gustó y en verano seguro que es mucho más bonito todo.
Cumplí con mi papel de acompañante y consejera lo mejor que pude y creo que M. lo hubiera pasado mucho peor si hubiera ido solo.