Como todo lo bueno en la vida, la respuesta de la uni se hizo esperar. ¿Para qué mandarme la carta rápidamente y así evitarme un sufrimiento innecesario pudiendo prolongar mi agonía nerviosa?
Ya sabemos que las cosas de palacio van despacio, y que en temas burrocráticos es mejor tener paciencia. También es por todos sabido que, el que espera, desespera. Y así fue también en mi caso. Llegó un momento en el que creí no poder más, ¡qué nervios!
Pero bueno, como todo lo malo pasa, llegó el día en el que por fin se activó la respuesta en mi perfil de solicitud. A pesar de haberlo visto por internet no me lo quise creer hasta que no recibí la carta. El temor a un fallo informático (¡qué buena disculpa para tapar errores humanos!, que bonito echarle la culpa a una máquina que no se puede defender..) me invadió y decidí no creerme que me habían dado la plaza hasta tener la carta en mis manos.
Cuando llegó la carta, cual incrédula que soy, decidí no creermelo del todo hasta que llegara el documento final. Aunque bueno, cuando ya llegó la carta me lo creí un poquito más.
Ahora que ya tengo el carnét universitario para el año que viene, me voy creyendo poco a poco que me han dado la plaza en el máster que yo quiero cursar. Mi máster soñado.....
:)