ideas de vivir
miércoles, 14 de agosto de 2013
Un poema de José María Gómez Valero
¡Agua!, rogó el sediento.
Y al instante
lo colmaron de agasajos,
de medallas,
de aplausos,
de vítores.
¡Agua! ¡Agua!,
fue lo último que logró decir
el agonizante.
José María Valero,
del libro
Travesía encendida (2005)
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