Hay gente que dice que visto uno, vistos todos. Hay gente a la que no le gustan nada. Hay gente a la que le apasionan. En esto de los mercados navideños (Weihnachtsmärkte), es como con casi todo en esta vida, para gustos los colores...
A mí me gustan los mercados navideños, porque el ambiente es distinto, una parte de la ciudad cambia, se transforma, y parece irreconocible. Hay infinidades de cosas para ver, algunas bonitas y otras espantosas. Desgraciadamente suele ser bastante caro, aunque quien busque bien, puede encontrar siempre algunas cosa bonita y asequible para regalar.
A quien no le guste el Glühwein, puede escoger entre infinidad de bebidas, tanto alcohólicas como sin alcohol y picotear alguna de las muchas opciones que ofrecen los distintos puestos o carpas. Hay para (casi) todos los bolsillos, desde una salchicha, hasta un plato de carne con guarnición.
Y si no nos gusta ir al mercado navideño, siempre podemos ir a tomar un café a otro lugar o bien quedarnos en nuestra casa*.
*Por cierto, lo de quedarse en su casa es una opción que muchos amargados deberían contemplar, y dejar así de protestar, quejarse y criticar todo todito todo...