Conforme las horas iban pasando, yo notaba como el cansancio, no es que hiciera mella, si no que dominaba cada célula de mi cuerpo. Era un constante sentir células muriendo, neuronas desintegrándose y arrugas haciendo acto prematuro de presencia. ¡Un sinvivir en toda regla! Y encima teniendo que acarrear libros como si mi vida dependiera de ello y teniendo que ir a trabajar. Que bueno, en realidad mi vida depende bastante de si gano dinerito y puedo comer o no…Y mi vida estudiantil depende bastante de la cantidad inhumana de libros que sea capaz de leer, comprender y aprovechar. Ya lo ven ustedes, ¡Puro sufrimiento todo!
Y cuando yo ya estaba apuntito del colapso nervioso, casi queriendo apretar el botón de autodestrucción, llegó un email. Primera prueba superada. La agonía se prolonga tres semanas más…
Tres semanas en las que seguiré corriendo de arriba para abajo, acarreando libros. Tres semanas más en las que habrá momentos, en los que el positivismo me inunde y crea que lo consigo. Tres semanas en las que el sufrimiento intelectual sea ininterrumpido, pero todo sea por conseguirlo. Tres semanas más en las que trataré de combinar trabajo y uni, haciendo un alarde extraordinario de mi capacidad de organización -o lo intentaré al menos.
Veremos cómo acaba la historia...en tres semanas.