domingo, 16 de marzo de 2008

...aprendiendo...

Adaptación de un cuento
...cuento que os he lanzado esta noche desde la luna...
...es largo, no es imprescindible leerlo...tan solo escucharlo...

...hoy era un día feliz para arcademonio había recibido, de manos de su abuela, el mayor de los tesoros. Una espada Samurai. Naturalmente no era una espada de doble diamante como la de su abuela, era una sencilla espada katana. Lo demás habría de ganárselo por ella misma. Era un inmenso honor el que le hacía su abuela. A partir de ahora dejaba de ser una niña para convertirse en toda una aprendiz de Samurai. Un brillante futuro se presentaba por delante si estaba dispuesta a aprender y trabajar. Y arcademonio lo estaba desde lo más profundo de su corazón. Su abuela estaba frente a ella, solemne e imponente como era natural en su persona. La anciana aparentaba mucha menos edad de la que realmente tenía, solo su larga cabellera blanca y unos ojos llenos de sabiduría rebelaban su verdadera edad. Su armadura reflejaba los dorados rayos del sol como si fuera de oro mientras que los dobles diamantes engastados en la empuñadura de su propia espada katana formaba un doble arco iris enlazado en su base. Pochú había luchado infinitas batallas y formado a cientos de Samurais, y por fin hoy iba a instruir a su propia nieta. Un acontecimiento que llevaba esperando desde el nacimiento de aquella niña. En sus manos sostenía la futura katana de su nieta, un arma poderosa que debía usarse con sabiduría. Arcademonio debía entender que lo más importante de un Samurai no era su arma, sino su sabiduría y su honor.
La cara de arcademonio resplandeciente de honor y gozo al recibir su espada, llenó el corazón de su abuela de un orgullo como nunca antes había sentido. Ahora ya era oficial, la joven aprendiz había superado todas las sutiles trampas que se le habían tendido y por sus propios méritos se había convertido en una más del clan de la blanca luna...
Esa misma noche, después de las celebraciones y las risas, abuela y nieta se sentaron juntas alrededor de la hoguera. La noche era cálida y en el cielo lucían las estrellas como luciérnagas en un estanque. La luna llena brillaba con fuerza, como si quisiera arropar a la joven con sus rayos de luz.
- Tesoro...-la voz de Pochu era grave, relajante y penetrante como las caricias de una madre.- Hoy has dado un paso muy importante en tu vida. Has dejado de ser una persona normal, has dejado el bosque para introducirte en el camino de la vida por el sendero del Samurai. Has superado la trampa invisible que tienden los fantasmas del miedo y del fracaso. Nunca luches contra los fantasmas del miedo, ellos harán que todos los problemas parezcan agolparse para vencerte y doblegarte, cuando estos fantasmas te ataque, no te defiendas, sigue adelante enfrentándote a los problemas uno a uno. Ese es el único secreto del éxito.
- Si abuela, estas semanas las dudas recorrían mi mente...(arcademonio miraba a la luna en busca de fuerzas para expresar lo que había sentido)...no sabía si sería capaz de llegar al final, tenía miedo de entrar en la senda del Samurai por miedo al fracaso, por miedo a decepcionarte, por miedo a que se rieran de mi los demás mientras no domine todas las técnicas como lo hace un Samurai de verdad. Era un dolor intenso- dijo mientras su mano se posaba en su estómago- como si me clavaran afiladas agujas en el estomago. Pero me di cuenta que si no empezaba habría fracasado aun antes de intentarlo. - sus ojos se clavaron en los de su abuela - No sé si llegaré algún día a ser un Samurai tan buena y poderosa como tú, pero ten por seguro que lo intentaré hasta con el ultimo vestigio de mi alma, nunca me rendiré al camino. Siempre seguiré adelante.
Pochu no podría estar más orgullosa. Su nieta poseía una fuerza que le conduciría allí donde ella quisiera. Porque nadie mejor que ella sabía que el mayor secreto para conseguir en la vida lo que se desea es no rendirse jamás.
- Cariño, ahora eres parte de los Samurais y por lo tanto has de regirte como tal - la anciana cogió un grueso leño y se lo pasó a su nieta.- Parte este leño, se que puedes hacerlo.
- Pero abuela este leño es muy grueso, - dijo la joven abatida - no tengo la fortaleza suficiente.
- Claro que tienes la fuerza pero ésta no se halla en los músculos...si no en tu cabeza, es en tu inteligencia y en tu fuerza de voluntad donde posees la energía suficiente para realizar todo aquello que desees. Si piensas que no eres capaz de hacerlo...seguramente nunca serás capaz. Sin embargo, si estás convencido de que es posible, y desde el fondo de tu corazón brilla la verde llama de la esperanza y la fe en ti misma. Podrás hacer lo que desees, solo habrás de buscar el medio.
- Pero abuela... -quería creer a su abuela ella nunca mentía. Entonces debía existir una forma...pero cual??? - ¡Ya se! Ahora yo también soy Samurai, ¡Puedo hacer lo imposible!. Y desenfundando por primera vez su katana lanzó con todas sus fuerzas un terrible golpe contra el tronco...consiguiendo que la katana se incrustara fuertemente dentro del tronco. Arcademonio intentó sacarla de un tirón, pero sus esfuerzos eran inútiles. Estaba demasiado enganchada. Se estaba poniendo muy nerviosa, y si no fuera por que la cálida mano de su abuela le calmó, como tantas veces había hecho de pequeña, se habría echado a llorar...
- Tu intento ha sido digno de elogio, pero has de aprender antes de hacer.- la anciana tomo entre sus manos la espada de su nieta y con un giro rápido de muñeca extrajo la espada del tronco.- Has de fijarte pequeños objetivos, fáciles de cumplir con tus capacidades, para conseguir lo que deseas.- Dicho esto devolvió la espada a su nieta.- Primero intenta crear una zanja en el tronco, no de un golpe directo, si no de dos curvos que te ayuden a debilitar la rama.
Arcademonio lanzó un tajo curvo y cortante que hizo saltar unas astillas del tronco, a continuación lanzó otro en dirección opuesta que hizo que casi la mitad del tronco se dispersara por el suelo. Animado repitió la operación y unos instantes después el grueso tronco reposaba en el suelo partido en dos pedazos y un montón de astillas.
- Tienes razón abuela! El tronco entero era demasiado para mí, pero poco a poco he logrado debilitarlo y al final yo he vencido. Si hubiera pensado que no podía, nunca lo hubiera intentado. Pero decidí que era capaz, que debía de existir una manera de cortarlo y la encontré!
- Siempre existe una manera.- La voz de la anciana penetró en los oídos de su nieta grabando estas palabras a fuego.- Siempre existe una manera de lograr lo que deseamos.
- Y para ello debemos hacer lo que sea???.- preguntó inocentemente.
La anciana se alarmó, no quería que su nieta le interpretara mal, siempre había que regirse por el honor y la generosidad, pero una vez que vio la inocente mirada de su nieta, la calma se apoderó otra vez de su corazón.
- Tesoro, puedes conseguir todo lo que desees en la vida solo con que ayudes a otras personas a conseguir lo que ellas desean.
- No entiendo abuela.
- Tú sabes que el granjero siempre recoge más de lo que siembra ¿No es así?.- Sabía que su nieta había ayudado a sembrar a sus vecinos y se había quedado maravillada al ver como crecían las plantas día a día y como un puñado de semillas surgían, con el tiempo, cientos de sabrosos frutos.- Pues igual que el granjero siempre recoge más que lo que siembra, tú debes saber que no estás sólo y has de ayudar todo lo que puedas a quienes halles en tu camino, si lo haces así después recogerás la cosecha más fructífera que nunca hayas soñado.
Arcademonio quedó pensativa, todavía era muy joven para entender las palabras de su abuela, pero sabía que siempre había sido generosa y gracias a ello había llegado a ser la persona que era, por eso decidió firmemente que ella haría lo mismo.
- Abuela, tengo una duda que me atormenta. Antes no te la quise decir porque hoy es un día de dicha. Pero no concuerda con lo que me acabas de decir.
- Dime.
- Ayer conté a mis amigos que me iba a convertir en Samurai, que aprendería los secretos de nuestro arte y que me convertiría en la guerrera más poderosa que existe.- los ojos de arcademonio se clavaron en el crujiente fuego- y los demás se rieron de mí, me dijeron que era una blandengue, que todo eran mentiras y que tuviera cuidado porque lo más seguro es que me dieran una paliza los verdaderos Samurais por mentirosa y que luego me echarían a la hoguera. ¿He de ser generosa con ellos?
- Cariño...- una sonrisa de comprensión surcaba los labios de la anciana, a ella le había pasado lo mismo en su juventud y sabía que las mismas personas que hoy criticaban y ridiculizaban a su nieta, mañana serían sus más fervientes admiradoras por su valentía y coraje.- Hay una forma muy fácil de evitar las críticas...
- ¿Cual?
- Simplemente no seas nada y no hagas nada, consigue un trabajo de barrendera y mata tu ambición. Es un remedio nunca falla.
- Pero abuela, eso no es lo que yo quiero, yo quiero ser fuerte y poderosa como tú, tengo aspiraciones y sueños que quiero cumplir en la vida. Y solo tengo esta vida para hacer esos sueños realidad. ¿Cómo me pides que haga eso?
- Entonces arcademonio, ten cuidado con los ladrones de sueños.- dijo la anciana misteriosa.
- ¿Los ladrones de sueños?. ¿Qué son? ¿Demonios de la noche? ¿Duendes malignos? ¿Seres tenebrosos?.
- No cariño, son tus amigos y personas cercanas a ti.- los ojos de su nieta la miraban con una expresión triste, como si le acabara de caer el mundo encima.- No te preocupes, solo son amigos tuyos, mal informados que quieren protegerte, quieren todo el bien para ti y que no sufras, por eso intentarán detenerte en todos los proyectos que hagas, para evitar que fracases y te hagas daño
- Pero entonces son como los fantasmas del miedo y del fracaso, quieren mi bien y sin embargo me infringen el mayor daño que puede existir. Robarme mis sueños, mis ambiciones y por lo tanto las más poderosas armas que tengo para alcanzar lo que yo quiero. Si nunca lo intento...nunca lo conseguiré. Es cierto que si lo intento puedo fracasar, sin embargo también puedo tener éxito y conseguir lo que yo quiero!
- Eso es cariño y además, sin quererlo, acabas de descubrir tus tres armas más poderosas.
- Cuales?
-La primera el entusiasmo, si crees en lo que haces y de verdad te gusta podrás conseguir todo y debes creerlo con todos los vestigios de tu ser. La segunda el empuje has de aprender y trabajar y después...enseñar, aprender y trabajar. Solo con el trabajo conseguirás tus objetivos. Si pretendes aprovecharte de la gente solo encontraras el fracaso, sin embargo, si trabajas con el honor, en equipo y siempre intentas superarte...no habrá nada que pueda pararte.
Arcademonio posó la mano en su corazón y se prometió a si mismo, en absoluto silencio que siempre trabajaría con honor y que nadie le pararía.
- Y tercero la constancia. La capacidad de aguantar en los tiempos duros y seguir trabajando para que vengan los tiempos buenos, la constancia es el arte de continuar siempre. Los comienzos son siempre duros y solo si eres constante tendrás el éxito asegurado.
...infinitos besos de bolsillo...
...suena carmina burana...