sábado, 1 de septiembre de 2012

Dientes, dientes.



¿A que el título de la entrada os es conocido? Bueno, para el que siga en su mundo, para esa persona que aún no sepa qué frase es, hago la referencia completa: “Dientes, dientes, que eso es lo que les jode”- La Pantoja, la de Puerto Rico no, la otra, la cantante de copla.

Llegado a este punto, estaréis pensando que se me ha ido totalmente la pinza; deciros que aún no estoy totalmente ida, lo que sigo es flipada. Para que lo entendáis bien, mejor me remonto al principio de los tiempos: hace  10.000 millones de años, en la edad de…..venga vale, que no me sé las edades de ni piedras ni de hierros, mejor cuento lo que me pasó ayer, y así no me dejo más en evidencia.
Ayer una servidora tenía cita con el dentista para ver si necesito un aparato corrector o no, al que esté leyendo esto, decirle que, se puede ahorrar cualquier comentario al respecto, no me hace ni puñe*** gracia el tema. Bueno, pues ahí que iba yo a mi Beratungstermin-cita de asesoramiento-, con más miedo que vergüenza, por supuesto con mi par de preguntas requetesuper preparadísimas en correctísimo alemán, reitero lo de que tenía más miedo que vergüenza, para aquel que no le haya quedado claro. En esas que estamos en la consulta, mi maromen vino conmigo por aquello del apoyo psicológico, y no pude ni exponer mis preguntas ni nada, así sin habernos tomado un café el médico y yo juntos me metió los dedos en la boca, ¡como si ya nos tuviéramos tanta confianza!
El médico no se quiso mojar, y dijo que hasta que no viera la ortopantomografía no quería pronunciarse al respecto, así que esperamos media hora larga y me hicieron una. Llegados a este punto de la consulta se volvió todo raro, muy raro. Mi maromen y yo creíamos que después de hacer la ortopantomografía (¡cómo me gusta la palabra, es el nuevo supercalifragilisticoespialidoso!) la dentista nos daría su opinión al respecto, pues resulta que ella no tenía eso mente. La radiografía de la boca (veis, cambio de palabra, para que no me llaméis pedante) me la hizo un cirujano, más seco que la mojama y más rudo que un leñador alemán. Bien, pues el señor Venquetequierosacarunpardemuelas se emocionó con mis dos dientes de leche y propuso, así a lo loco, sacarme las 4 muelas del juicio (siento decepcionaros, aunque me las saquen, dudo que yo llegue a tener algo de juicio nunca) más los dos dientes de leche, porque y cito textualmente “hgkkklmnjqtergbbgetfz pgetrwsnakitrqzdg etc.” Y ahora en cristiano “sería muy interesante sacar el colmillo inferior izquierdo, y tratar de luxar (¿?¿?¿?¿?) el diente definitivo, y ver si sale o no. Yo sólo lo he hecho una vez, pero es un procedimiento que a mí me interesa mucho”
Después de escuchar y entender eso, y no, no es penséis que mi nivel de alemán es nulo que me he inventado una historia, el jeta del cirujano dijo eso, yo le pregunté, primeramente que qué era luxar, y después qué podría pasar si no lo hacemos. El hombre, así cansadamente y sin muchas ganas me explicó que luxar ese diente es, sacar la pieza de leche, hacer un agujero en la encía hasta la pieza definitiva y tratar de moverla. Si se mueve bien, el diente puede salir solo, sino se mueve date por jodido, porque hay que hacer una endodoncia y hacer un implante. Después de la explicación mi cara era un poema, así que reiteré mi pregunta de ¿y qué pasa si no lo hacemos? El hombre me respondió con voz grave y como tratando de impresionarme “uff se puede complicar todo mucho, y pueden pasar cosas muy muy graves” . A lo que yo pregunté, ¿qué puede pasar? Y él dijo vagamente, “uff cosas muy graves. Concierte ud.(en este país es así, te meten el miedo en el cuerpo mientras te tratan de ud.) una cita para una cita de asesoramiento.”
Evidentemente este señor cirujano ya se puede olvidar de sacarme ninguna muela o diente. Vamos, que estamos como al principio, sin saber qué hacer y teniendo que buscar otros dos dentistas, porque yo siempre quiero una segunda opinión.

En fin gente, siento el rollo, pero tenía que desahogarme.