jueves, 18 de julio de 2013

Fucky yeah touching thighs

Creo que no hay ninguna relación de amor odio entre ninguna de las partes de mi bella anatomía. Si acaso, sería más bien un relación de “no me encanta, pero soy así. Y como siempre dice mi mitad teutona, soy bella tal y como soy”.

Mis muslos tienen una relación cordial y amistosa. Incluso íntima, y es que se rozán y se tocan. ¿qué le voy a hacer yo si ellos se llevan tan bien? ¿quién soy yo para destrozar esta bonita amistad?
No soy nadie. Se quieren y debo asumirlo. Y no, no es un amor prohíbido, es un amor bonito.

Claro que podría hacer una dieta diabólica para que mis muslos no volvieran a disfrutar del roce en tre ellos. Podría medio morir de hambre y así formar parte de esa moda tan absurda de “mis muslos no se tocan nunca”. Claro, estaría genial tener piernas de pollo famélico y cara de culo. Porque claro, si tengo que pasármelo genial medio muriendo de hambre para lograr tener unas piernillas de pollo esmirriado, puede que tenga cara de estar muriendo en vida, y sobre todo, que tenga el humor con ganas de matar a alguien, (modo irónico off)

Mirad preciosas mujeres, y esto se dirije a todas las mujeres de todas las edades, si estás sana eres guapa. La belleza de estar sano se nota. Se nota en la piel, se nota en la cara, en el humor, en las expresiones. Si estas sano, no importa que haya un kilo que se haya colocado puñeteramiente en cierta bella zona de nuestra anatomía.

Yo creo que mientras que mantegamos medio firmes las carnes, toda carne es bella.
Cada etapa de la vida muestra la belleza de la mujer de manera distinta.