jueves, 4 de julio de 2013

Y tú ¿estudias o trabajas?

O quizás ambas...

Estudiar es duro, bueno, es duro para los que estudian, para los que se pasan el cuatrimestre tocandose las narices, no es tan duro. En las universidades y escuelas superiores hay de todo.

Trabajar y estudiar es muy duro, y más si se trabaja más que un par de horas de vez en cuando. Trabajar a media jornada y acabar una carrera se hace, a veces, cuesta arriba. A mí me cuesta cambiar el chip al llegar a casa y ponerme a escribir o corregir el trabajo final de carrera, que es lo que ahora mismo me falta.

Hay gente que me dice que no entienden cómo puedo trabajar tantas horas a la semana y al mismo tiempo estudiar. Desde que empecé a trabajar horas sueltas los fines de semana en una tienda de chucherías cuando tenía 16 annos, no he parado de trabajar. He trabajado más o menos horas a la semana. Ganando poco o directamente una miseria. Con más o menos gusto por el trabajo a desempenas, pero siempre con una sonrisa en la cara y dando las gracias por poder trabajar.

No trabajo por gusto, aunque es verdad que el trabajo que hago ahora me gusta mucho. Trabajo por necesidad, porque desde hace tiempo mis padres no pueden ayudarme económicamente cómo a ellos les gustaría hacer. La vida es cara, todo cuesta dinero, y aunque no viva con muchos lujos jay gastos que son difíciles de asumir, y que para hacerles frente hay que apretar los dientes y tirar con lo que sea.

Si de algo estoy agradecida a mis padres, es de habernos ensennado a mi hermana y a mí a valorar el esfuerzo y a trabajar. Venga lo que venga, se puede salir de ello trabajando duro y con esfuerzo. Hay cosas que no se pueden comprar con dinero, y esta lección aprendida de manos de mis padres es una de ellas