...suena el despertador a las siete de la mañana, con movimiento lento rueda por la cama, extiende el brazo con pulso vacilante hasta llegar al reloj...Santiago se queda tumbado, boca arriba, enfundado en su pijama, sin pensar en nada...hoy es su cumpleaños, había nacido en Belerda el año 1920 y,en aquel pueblo había decidido encontrarse con la muerte...se incorpora, suavemente, de la cama (los años no perdonan) y se enfunda las zapatillas...ayudado por su inseparable garrota camina hacia el baño...allí se lava la cara y se mira en el espejo...sus ojos atesoran infinidad de historias...las arrugas de su rostro marcan los años vividos como si de los anillos del tronco de un árbol se tratara...se desviste y se lava...hoy estrena calzoncillos y calcetines...se pone una camiseta interior de tirantes, una camisa blanca almidonada, pantalón negro (la raya, perfectamente, marcada), chaleco (en su bolsillo derecho esconde el reloj, la cadena le delata)...vuelve al baño, moja escaso cabello poblado de canas y se peina...abre el frasco de colonia y se rocía las manos que pasa por las mejillas y el cuello...en la cocina prepara el desayuno, en un cazo la leche templada, un vaso con dos cucharadas de Eko y un par de magdalenas...en el espejo del armario se observa impecable...del primer cajón del tocador coge el anillo (hacía tiempo que lo había comprado pensando en Antonia) y lo guarda en el bolsillo interior de su chaleco...pasa la mano por la abultada cartera antes de ponerse la chaqueta, se coloca la gorra y cogiendo su garrota se dirige hasta la puerta de salida...el taxi le esperaba puntual..."a Huelva"...ese era su regalo de cumpleaños...iba a buscar a Antonia contra la opinión de cada uno de sus hijos y nietos...sólo le quedaba la libertad para decidir sus actos...desde hacía 18 años estaba viudo (amó, cuidó y acompañó hasta la muerte a su esposa María Jesús)...no era tan descabellado su deseo de vivir ,la recta final de su camino, en compañía de Antonia...ya estaba decidido: ¡La buscaría!...por la ventanilla vio como se alejaba de Belerda y los olivos pasaban por su vista a gran velocidad...se puso cómodo, cerró los ojos y sonrió...
...infinitos besos de bolsillo...