martes, 8 de febrero de 2011

...Cuento para Diego...

Ilustración de Agente Morillas
...desde pequeña la habían calificado como una niña siniestra, introvertida, solitaria, silenciosa...los demás eran incapaces de comprender su modo de pensar y actuar...su paso por el mundo era apenas perceptible, caminaba sigilosa, siempre rodeada de un halo de misterio...los pocos amigos con los que contaba eran invisibles...se alimentaba de letras y notas musicales pero nunca saciaban su curiosidad...
...le gustaba perderse en los bosques, bañarse en el mar, dejarse acariciar por los rayos del sol y por la brisa, empaparse con agua de lluvia y saltar charcos, escuchar el sonido de los pájaros y el suave balanceo de las hojas de los árboles...
...un día hurgando en sus bolsillos encontró una semilla entre los infinitos besos...no sabía como aquel pedacito de vida había llegado hasta sus manos...quizás fue un regalo de un duende, de un hada o de uno de sus amigos invisibles...
...buscó en su jardín el lugar más soleado, excavó con sus manos un agujero, depositó la semilla dentro y la cubrió con tierra...lleno su regadera con una mezcla de imaginación y sueños fluidos (los adultos siempre le indicaron que la mezcla de esas dos sustancias eran tóxicas para la razón) y regó la semilla con su contenido...
...cada día contemplaba el milimétrico crecimiento nutrido por la curiosidad, la esperanza, la ilusión, etc. (nutrientes poco ortodoxos en el mundo adulto)...con el tiempo descubrió que era una rosa devoradora de ideas, de instantes, de pensamientos, de sentimientos, etc todos ellos ajenos...aquella rosa nunca se indigestaba, siempre tenía hambre...la rosa solo compartía su sabiduría con ella, su cuidadora...
...cuentan que aquella rosa, de dudosa existencia, nunca dejó de crecer...nadie, nunca, pudo verla...puede que fuera una rosa imaginaria como sus amigos...tan solo ella lo sabe...
...infinitos besos de bolsillo...