Este año decidí que no me daba la gana pasarme la última noche del año pringando en la cocina y pringandome yo, mi maromen estaba de acuerdo, y decidimos cenar Raclette. Barato y rico. Haciendo tiempo hasta las 00.00 utilizamos lo que en Alemania se llama Tischfeuerwerk (cohetes para interior), vamos pequeños cilindros de cartón relleno de confeti que hacen saltar todo el contenido por los aires. ¡Molan!. Por supuesto vertimos plomo fundido en agua para ver qué nos auguraba el año próximo; que gusto ver como el plomo te dice que vas a tener un año
Yo si no me como las uvas muero, y muere todo el que esté a mi lado, porque le darán los 7 males sólo de escucharme. Así que, como no podía ser de otra manera mi maromen y yo nos tomamos las uvas a las 00:00 viendo las campanadas con la 1. Yo es que soy muy de tradiciones.
Milagrosamente conseguí hablar por teléfono con mis padres los tres minutos de rigor tras las campanadas. Después todas las líneas estaban colapsadas. Nada más colgar mi maromen estaba enfundándome en un jersey para salir al rellano a ver los fuegos artificiales. Yo dije que no bajaba a la calle que había mucho petardo suelto petardeando ya desde por la mañana.
Como véis fue una mezcla de noche, cogimos lo que nos gusta de cada país y lo mezclamos; y de esa mezcla salió una noche fantástica.