lunes, 20 de abril de 2009

...el banco vacío...

...aquella tarde de primavera salió de casa sin paraguas...desafiando la tormenta que acompañaba su sentir desde hacía días...el cielo se tornó gris como la tristeza que empañaba su alma...el rayo se anticipó al trueno...las gotas se deslizaban por la cara...húmedas caricias...varios escalofríos recorrieron su cuerpo al empaparse su ropa...sus pies pisaban los charcos con lentitud...nunca tuvo prisa por llegar a su destino...el tiempo no marcaba su ritmo vital...serena...tranquila...la conoció sentada en aquel banco...a Rocío le gustaba hacer bolillo al sol...Sofía era adicta a la lectura...ambas se enfrentaban a la jubilación de distinto modo...habían pasado ocho años desde que Sofía había decidido sentarse en el banco que ocupaba Rocío en aquella tarde primaveral...cada día se encontraban en el mismo sitio...Sofía se dejaba hipnotizar por el sonido de los bolillos que manejaba Rocío con destreza...Rocío viajaba a través de la voz de Sofía por infinitas historias impresas en las páginas de sus libros...suspiros coordinados...miradas complices...caricias disfrazadas...sonrisas conciliadoras...nunca hablaron de su amor...el amor que sentían la una por la otra...un amor desmedido...atemporal...ternura infinita...sensualidad floreciente...desde hacía una semana Sofía no encontraba sentada en el banco a Rocío...al sentarse en el banco vacío fue consciente del vacío instalado en su ser...nunca intercambiaron apellidos, ni dirección...ni pasado...tan solo disfrutaban el instante...intuyó su muerte...no hubo despedida...tan solo instantes llenos de complicidad y equilibrio...continuó yendo cada tarde...no importaron las inclemencias temporales...no importó la soledad...otro relámpago...otro trueno...abrió el libro con delicadeza...despegó las mojadas hojas con cuidado para no romperlas...inclinó la cabeza para leer...un hilillo de agua se deslizaba por su nariz...acarició la página con su dedo índice..su dulce voz se alzó al viento:

Llénate de mí

Llénate de mí.

Ansíame, agótame, viérteme, sacrifícame.

Pídeme. Recógeme, contiéneme, ocúltame.

Quiero ser de alguien, quiero ser tuyo, es tu hora,

Soy el que pasó saltando sobre las cosas,

el fugante, el doliente.

Pero siento tu hora,

la hora de que mi vida gotee sobre tu alma,

la hora de las ternuras que no derramé nunca,

la hora de los silencios que no tienen palabras,

tu hora, alba de sangre que me nutrió de angustias,

tu hora, medianoche que me fue solitaria.

Libértame de mí. Quiero salir de mi alma.

Yo soy esto que gime, esto que arde, esto que sufre.

Yo soy esto que ataca, esto que aulla, esto que canta.

No, no quiero ser esto.

Ayúdame a romper estas puertas inmensas.

Con tus hombros de seda desentierra estas anclas.

Así crucificaron mi dolor una tarde.

Quiero no tener límites y alzarme hacia aquel astro.

Mi corazón no debe callar hoy o mañana.

Debe participar de lo que toca,

debe ser de metales, de raíces, de alas.

No puedo ser la piedra que se alza y que no vuelve,

no puedo ser la sombra que se deshace y pasa.

No, no puede ser, no puede ser, no puede ser.

Entonces gritaría, lloraría, gemiría.

No puede ser, no puede ser.

Quién iba a romper esta vibración de mis alas?

Quién iba a exterminarme? Qué designio, qué? palabra?

No puede ser, no puede ser, no puede ser.

Libértame de mí. Quiero salir de mi alma.

Porque tú eres mi ruta. Te forjé en lucha viva.

De mi pelea oscura contra mí mismo, fuiste.

Tienes de mí ese sello de avidez no saciada.

Desde que yo los miro tus ojos son más tristes.

Vamos juntos. Rompamos este camino juntos.

Ser? la ruta tuya. Pasa. Déjame irme.

Ansíame, agótame, viérteme, sacrificarme.

Haz tambalear los cercos de mis últimos límites.

Y que yo pueda, al fin, correr en fuga loca,

inundando las tierras como un río terrible,

desatando estos nudos, ah Dios mío, estos nudos,

destrozando,

quemando,

arrasando

como una lava loca lo que existe,

correr fuera de mi mismo, perdidamente,

libre de mí, Curiosamente libre.

¡Irme, Dios mío, irme!

Pablo Neruda

...infinitos besos de bolsillo...