martes, 23 de julio de 2013

Cartas



Adquirir sellos hoy en día parece algo poco común. A veces, hay gente que me preguntan que para qué quiero los sellos. En caso de no tener como afición la filatelia, pues serán para mandar cartas- suelo responder yo. Pero tantas cartas mandas? Siguen preguntando, queriendo conseguir más información. No es que mi ocupación principal sea escribir epístolas, y el motivo es más bien la falta de interés por responder que muestran los receptores, que mi falta de motivación para ello. Pero sí que mando varias al mes.

Me gusta escribir cartas, es más me gusta mucho más que escribir emails. Es raro que tarde en responder a una carta, mientras que un email puede que tarde en responderlo un par de días, y si voy a ver a la persona próximamente y los temas comentados en el email, van a ser tratado en nuestra conversación cara a cara, puede que el email sea ignorado.

Al recibir una carta que no sea una factura, no puedo resistir las ganas de leerla, y la impaciencia por saber qué pone. Cuando apenas he sacado el sobre del buzón, mis dedos tratan de abrirlo, no siempre con mucho tino, debo decir. Mas cuando han realizado su tarea con presteza, y por fin se haya la carta en mis manos, la leo conteniendo la respiración, como no queriendo que el tiempo transcurra.

Recibir una carta es algo muy bonito. La persona que se acuerda de nosotros se ha tomado la molestia de coger papel y bolígrafo y lanzarse a escribir. Parece una tontería, pero muchas veces la excusa que más me dan hoy a la falta de respuesta a mis fascinantes epistolas, es la pereza que le da a las personas tener que esforzarse un poco más del mínimo indispensable. Que no saben qué contar es otro de los pretextos detras del que se esconden.

Hace apenas tres semanas que envié la última carta. 2 folios escritos por amba caras; apenas media hora de esfuerzo. Sin embargo lo que esa carta expone es el fiel reflejo de un capítulo importante de mi vida. Y fue al acabar de escribirla cuando tome la determinación de escribir todo lo que ha sucedido, todo lo que he vivido desde que llegué a tierras germanas hace ya más de cuatro annos.

Habrá a quien le parezca que cuatro annos fuera no son muchos. Pero en estos cuatro annos mi vida ha dado tantos giros de 180 grados, que bien merece ser escrito sobre papel. Además cuatros annos no han sido más que el inicio de esta aventura.