jueves, 21 de noviembre de 2013

La verdad del emigrante



Cada uno cuenta la película tal y como la ve. La verdad es muy relativa, ya que cada uno de nosotros cuenta su verdad. Ésta suele estar influenciada por la subjetividad de la persona.

Emigrar es muy duro. Para cualquiera. Si bien es cierto que el choque cultural entre ciertos países o continentes siempre será mayor que en otros. El conocimiento del idioma y las costumbres siempre facilitan el proceso de integración, pero aún así todos los comienzos son duros.

Las vivencias y experiencias de cada uno, son las que marcan la opinión que tenemos respecto a algo. Si tenemos cierta predisposición a ver lo negativo, siempre nos resultará muy difícil ver lo positivo de la situación.

Cuando llegué a tierras germanas no las tenía todas conmigo. Ni mucho menos!. Creo que yo, como muchos de los que dejamos nuestro país de origen, hemos pasado lo nuestro y hemos tenido que superar obstáculos. En algunos casos han sido muchos. Sin embargo me esfuerzo por ver lo positivo y trato de sacar lo mejor de cada situación, aunque ésta no me haga feliz. Y es por ésto, por lo que me parece absurdo la actitud de ciertas personas, que se empeñan en remarcar lo negativo del país en el que viven. Se regodean en su propia miseria y sufrimiento.

Ver y tomarse las cosas con humor ayuda a no perder el ánimo, pero tratar de ridiculizar ciertas costumbres o normas sociales del país me parece innecesario y dañino. Yo siempre digo que fuera de mi casa acato normas y convenciones germanas, lo que ocurra dentro de mi casa es jurisdicción mía. Pero aún así, a pesar de comentar habitualmente los aspectos que no me gustan de vivir en Alemania, no me empeño ni en sacar lenna del árbol caído ni es exagerar lo vivido.