miércoles, 5 de marzo de 2014

...tras el martes de carnaval...miércoles de ceniza...


...y hoy, miércoles de ceniza, tras carnaval todos guardan la máscara...o quizás no, quizás se la quitaron en carnaval para ser ellos mismos y vuelven a ponérsela hoy, miércoles de ceniza...mientras tanto al amanecer, ella, como cada miércoles de ceniza cogió la llave que siempre lleva colgada de su cuello y abrió la puerta de aquel armario camuflado...ese armario imperceptible a los ojos de los demás...se quitó con delicadeza la máscara y la depositó en la estantería junto a la última máscara...era la número 40...una máscara sonriente (capaz de dibujar su felicidad), de ojos rasgados (cual monje tibetano) y grandes orejas (para oír mejor como el lobo de caperucita)...una máscara de arcademonio, posiblemente, este carnaval se sintió mas arcademonio que en anteriores años...en aquel armario atesoraba cada máscara para no olvidar lo vivido...las máscaras eran fiel reflejo de su esencia anual...mostraban su evolución...nunca repetía máscara...todas eran diferentes...cambiantes...como su personalidad...capaz de adaptarse a las situaciones...en silencio recorrió con su mirada cada una de las máscaras antes de cerrar con llave el armario...lentamente, volvió a colgarse la llave siendo consciente de que no volverá a utilizarla hasta el próximo año...

...infinitos besos de bolsillo...