lunes, 29 de septiembre de 2014

Suenan campanas

Estaba todo hablado. No fue una sorpresa.

Una vez tomada la decisión, sólo teníamos que decidir cómo llevarlo acabo.

Cuando ya tuvimos claro cómo y cuándo, decidimos compartirlo con el mundo. Y como siempre hubo quien nos ofreció su apoyo incondicional sin reservas ni preguntas indiscretas. Y por su puesto hubo personas que no supuieron estar a la altura de las circunstancias.

Sea como fuere, lo hemos hecho como hemos creído adecuado y como hemos querido nosotros.

Dicho todo lo anterior, bautizo a mi hasta ahora "mitad teutona" como Don Ehemann.