Esa es la frase que me dan ganas de gritar muchas veces cuando tratando de caminar por la calle de manera pacífica hay algún aleman que camina por el centro, obstaculizando el camino a cualquier otro viandante. Y no, no me refiero a esas a veces adorables, a veces no tanto, ancianitas que caminan más lento porque no pueden hacerlo del todo bien, achaque de la edad, ¡ya se sabe!
Hoy que tenía yo prisa por haber tenido que esperar la friolera de 25 minutos en la cola de biblioteca, cuando en realidad sólo tenía a dos personas delante. Es que parece ser que me ha tocado la auxiliar más lenta que tienen en toda la biblioteca...sin comentarios.
En esas que salgo yo disparada hacia las taquillas a recoger mis valiosas pertenencias, es que para quien no lo sepa en Alemania te obligan a guardar todos los objetos personales en una taquilla y sólo te dejan meter dento de las salas de la biblioteca lo indispensable, ¡pero si hasta los ordenadores tienen que ir sin funda! Llego a las taquillas y la gente llevaba un garbo para subir y bajar esas estrechas escaleras que parecía aquello una procesión de Semana Santa... ¡ que lentitud!
Por fín consigo reunir todas mis cosas, esquivar a la panda esa de caracoles...digo de estudiantes alemanes y salir a la carrera hacía la facultad, que por suerte está cerca. En esas estoy cuando descubro que tengo un cordón suelto, y como veo que me acabaré dando un guarrazo en toda regla, paro a atarmelo. Cuando ya por fín voy enfiladísima hacía el edificio aparecen por la derecha un grupo de alemanes de 2X2 que bloqueaban toda la acera....que ganitas de decirles tenía ¡Aparta **ño, que llevo prisa!