martes, 26 de octubre de 2010

La uni alemana IV "Instrucciones para desplegar una mesa en un aula"

Tal y como dice el título, hoy comentaremos cómo desplegar una mesa en un aula alemana sin morir en el intento. Antes de empezar con las explicaciones y para ponernos todos en situación, debemos aclarar qué tipo de mesa y en qué tipo de aula se encuentra.

Las universidades alemanas son enoooormes,  bueno a mi me lo parecen al menos. Claro, es lo que tiene venir de una universidad con un campus mini en la ciudad en la que yo estudiaba, que te ayuda a ver todo lo demás enooorme.

La verdad es que yo nunca había asistido a ninguna clase, charla o congreso que estuviera con tanto aforo. Sí, es lo que tiene la germanística que no despuerta tanto interés como las predicciones del  Pulpo Paul, (que por cierto hoy ha muerto) aunque ahí ahí le ande. Así pues, estando acostumbrada a no ser ni de lejos 10 en clase, 20 en algún congreso, todo computo final de personas superior a ese número hace que mis ojos se abran cual platos y mi boca adopte la inequivoca forma de O. Toda esta expresividad momentanea, acompañada de mi acentazo español hablando alemán ayuda a que los alemanes se forme una idea equivocada de mi persona, vamos que me toman por tonta.

Estabamos hoy las ERASMUS de Madrid y yo al fonde de una clase con aforo para 200, con el aforo completo por supuesto, hallandose ya el profesor subido en su palestra con sus hojas amarillentas de apunten amontonadas en la mesa, se dio cuenta mi amiga O. de que no era capaz de desplegar la mesa. La mesa es de estas que ven pequedas al respaldo del asiento de la persona de delante.

Ahí se nos podía ver a las dos, rojas por el esfuerzo, sudando la gota gorda, pero dispuestas a desplegar la mesa sí o sí...vamos por mis huevos! Cuando ya la situación era de por si ridícula, el alumno alemán (que no estaba de mal ver, dicho sea de paso) nos indicó con un gesto de mano que él lo hacía por nosotras. Así pues, no habiendo pasado una décima de segundo estaba ya la mesa desplegada.

La situación era tan sumamente ridícula, que nos dio un ataque de risa a las dos. Ahí seguiamos ambas rojas, y sudando la gota gorda, agizapadas tratando de escondernos y disimular nuestras desaforadas y súbitas risas.

Instrucciones para el correcto desplegado de la mesa : Tener un alemán majo al lado que lo haga por ti ;)