lunes, 16 de mayo de 2011

...la farola...

...la encontré en uno de mis largos paseos por la playa...su figura delgada marcaba su delicadeza y fragilidad...estaba quieta, inmóvil, bajo aquella farola...su mirada buscaba el infinito (no se si, en un intento frustrado,de hallar la línea divisoria entre el mar y el cielo)...su respiración pausada hacia bailar su pecho...los viandantes al pasar ni la miraban, como si formara parte del mobiliario urbano, del paisaje...decidí contemplarla sentada a la sombra de un árbol cercano...pasaban las horas y ella permanecía en la posición inicial...ni la brisa, ni los insectos, ni los perros que olfateaban sus pies descalzos, ni los niños que le hacían preguntas, ni las miradas interrogantes, ni el cuerpo suplicante de un gato...nada ni nadie alteraban su estado de quietud, de letargo...por sus poros transpiraba la paz...la vida transitaba a su lado sin inmutarla...pasaron las horas...la tarde dio paso a la noche...y la luz de la farola se proyectó en su cuerpo...fue entonces cuando se desperezó sonriente...me acerqué en silencio hasta ella...anuló mis preguntas poniendo su dedo índice izquierdo sobre mis labios:


-¡¡¡Shhhhhh!!! Tan solo transformaba mis malos pensamientos en luz.

...desde entonces cuando los malos pensamientos me nublan la mente busco aquella farola y me quedo quieta hasta que desaparecen...curiosamente la farola siempre tiene luz renovada...


...infinitos besos de bolsillo...