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lunes, 1 de febrero de 2010

La fantasía de Rodari

No se trata de no querer crecer, se trata de seguir soñando (y trabajando) por un mundo mejor. En unos meses hará tres décadas de la muerte di Gianni Rodari. Si todavía no lo conoces te recomiendo, si vives en Salamanca acércarte a la biblioteca de la Casa de las Conchas después de exámenes. Yo lo conocí gracias a un gran amigo llamado Fer. El escritor y pedagogo italiano apuesta por la capacidad creadora de los niños, y no tanto, para cambiar un mundo violento e incoherente impuesto por los adultos. Puedes empezar por los Cuentos por teléfono.

María Crespo

martes, 20 de mayo de 2008

Lolita se llamaba Laura



Lolita se llamaba Laura

Invitaría al cañalla de Modigliani a cenar a casa,
y a Egon Schielen, y al estudiante de abajo.
Conversaría con Camilo, Pedro y Pablo
De olor de las estaciones, de los tonos del mar…
Whisky on the rocks con Sabina
Fingiendo no haber escuchado un verso jamás.
La tonta y la lista,
llevando gafas para despistar.

Esta noche lo he decidido,
Quédate a mi lado, prefiero los dedos del director
Al mejor de los versos de Machado.
Texto: María Crespo

sábado, 13 de enero de 2007

Roxette

Me enamoré de un violinista que apenas sabía tocar su violín, menos el de otra persona. También me enamoré de un motorista, con chupa de cuero y todo. De pintores, ebanistas, informáticos, periodistas. De jueces, mecánicos, camareros o músicos. Una vez hasta caí en el tópico del butanero y su bombona.
He conocido hombres como países, colores o canciones. A veces de uno en uno, a veces incluso a pares.
Y ya ves. Yo, que fardaba de moderna, ahora solo quiero ir contigo de la mano.
Texto: María Crespo
Imagen: Amanda Woodward

lunes, 9 de enero de 2006

Néstor y Elvira




Néstor es un ratón de casi cinco años, y se siente solo. No tiene hermanos ni hermanas con los que poder jugar a perseguir bolas de pelo o esconder el queso de la vecina Rosa. Vive en una calle en la que sólo viven perros pequineses y loros de colores que se pasan el día hablando.
Por las mañanas recorre las tuberías de su barrio y, de vez en cuando, bate su propio record y se pone muy contento.

Un día en la comida su madre le contó que había visto un nuevo parque en la calle 27, no muy lejos de allí. ”Podrías ir Néstor, seguro que te lo pasas muy bien jugando con otros niños en los columpios”- le dijo su padre.

Al día siguiente, Néstor, con su pelota morada, emprendió el camino hacia el parque. Estaba deseando llegar, ¡por fin iba jugar con muchos ratones!

Pero al llegar no vio ningún ratón, ¿por qué no hay ratones? ¿Ahora con quien voy a jugar?- pensaba.

De pronto notó que el suelo temblaba. Una enorme y sonriente elefanta se plantó de un salto a su lado.

- ¡¡Hola!! Me llamo Elvira, soy una elefanta y tengo cuatro años. ¿Tú quién eres?
- Néstor – dijo con cara de pocos amigos.
- ¡¡Hola Néstor!!¿Quieres que juguemos a la pelota?
- No podemos, yo soy un ratón y tu una elefanta, somos demasiado diferentes. Podrías pisarme con tus enormes patas o aspirarme por tu larga trompa.

Entonces la sonrisa de Elvira se hizo mucho más grande; Néstor le parecía muy divertido. Se quedó pensado unos segundos y luego le respondió:
- Amigo Néstor, ¿no has notado que los dos tenemos dos orejas, cuatro patas, dos ojos, una cola y somos de color gris?
- No me había dado cuenta Elvira – respondió muy contento y un poco asustado – podemos jugar cuanto queramos. ¡Corre! ¡Te voy a lanzar la pelota!

Volviendo a casa, no le importaba que no hubieran estado los otros ratones, sólo podía reírse al pensar en las carreras con Elvira.

Ahora van juntos todos los días.

By María Crespo 9 enero 2006