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martes, 22 de julio de 2014

Verano en Berlín



El verano alemán con su sol, su calorcito, las ganas de comer helado y de tostarse al sol, es algo muy especial. Y no sólo por lo bonita de esta época del año, sino porque por estos lares nunca sabemos cuánto va a durar…
Para que no pierdas ustedes mucho tiempo leyendo y puedan disfrutar más de Berlín en verano ahí van algunas ideas:

-Si la temperatura es agradable, pero no muy alta, podemos hacer un tour en bicicleta. Las afueras de Berlín son preciosas.
-Por estos lares playa poca, o más bien ninguna, ¡pero siempre nos quedan los lagos! Krumme Lanke es un lago a tiro de piedra para la gente que vive en el centro de Berlín. Además el camino desde la U-Bahn hasta el lago no es largo.
-Seguimos con más lagos: Wannsee es el lago por excelencia para la parte occidental de Berlín. Tiene una zona con arena y tumbonas. Eso sí, es como el Benidorm berlinés, si quieres sitio mejor ir muy pronto.
-Disfruta de los muchos parques y zonas verdes que tiene Berlín. Tiergarten es un parque enorme en el que se puede disfrutar de un día de picnick fantástico…
-Pero si lo que queremos es hacer una barbacoa, mejor ir al Tempelhofer  Feld. Esta gran superficie verde, no lo llamo parque, porque no tiene bancos ni zonas de recreo a excepción de un minigolf, es ideal para pasar un día agradable. Es una zona verde enorme, con varias parcelas habilitadas para poder disfrutar de una deliciosa barbacoa. Además al haber sido un aeropuerto, las pistas de aterrizaje y despegue aún están en buenas condiciones y ofrecen la posibilidad de montar en patines, bicicleta y demás artilugios modernos que van sobre ruedas y cuyo nombre no conozco.
¡A disfrutar del verano!

miércoles, 9 de julio de 2014

Pedaleando: Así comenzó todo



La bicicleta es algo importantísimo para un teutón como Dios manda. Es de vital importancia. Tanto es así, que la bicicleta ocupa un lugar especial en el trastero o en algunos casos en el propio piso.

Yo, como suele caracterizarme, comencé en el noble arte de desplazarse sobre dos ruedas y pedaleando, tarde y mal. No nos vamos a engañar. Aprender a montar en bici de adulto no mola. Aterra. Si al miedo que produce tener que aprender a equilibrarse sin esmoñarse, le sumamos mis indudables dotes deportivas, pues queda el circo montado. Yo, que no diferencio entre derecha e izquierda, que calculo las distancias malamente y que me caracterizo por ir, más bien despacito, pues las posibilidades de darme un hostiazo, pero de los gordos, aumentan exponencialmente.

Hace dos años fuimos mi mitad teutona y yo a comprar una bici nueva para él, porque aquella carraca roñosa bicicleta que tenía, era un peligro de color verde sobre dos ruedas. Estando pues en la tienda de tamaño germano, es decir XXXXXL, que ya sabemos que esto de las bicis es cosa sería, vi algo. Me acerqué temerosamente y allí estaba la bici ideal para mí. O así lo veo yo.

Dios no fue precisamente generoso dotándome de belleza yunas aptitudes físicas de olimpiada, así que mi bici, tenía que ser pequeña, no pesar un quintal. Y sobre todo, muy importante, ser bonita. ¡Faltaría más! Así pues aquella tarde de abril, salimos del establecimiento montados en nuestras bicis y tratamos de no esmoñarnos mucho….¡qué duro es montar en bici nevando!

martes, 3 de junio de 2014

La barbacoa



En la última entrada traté de relatar fielmente* cómo limpian los alemanes. La entrada anterior fue un tanto grisácea también, y puede que esto haya hecho pensar a mis queridos lectores que en Alemania todo en gris. Si han llegado Uds. a pensar eso, me alegro de poder contarles que no todo es gris en Alemania, ¡y menos en esta época del año!

Es el momento de… ¡la barbacoa!

La barbacoa, la barbacoa…

Llegados a este punto, debo reconocer que no sé más letra de la canción. Se debe esto a mi ignorancia en materia de canciones veraniegas. Mas como no era objeto de esta entrada ilustrarles y/o apantallarles a Uds., mis queridos lectores, con mis increíbles conocimientos musicales, pues lo dejamos aquí. Volvamos a centrarnos en lo importante.

En Berlín en muy común ver a gente en los parques haciendo barbacoas. Hay grupos de personas que acatan la normativa y sólo sitúan sus barbacoas en las zonas especificas para ello y hay otra gente que bueno….se sienten más libres y se colocan donde a ellos les plazca.

En cuanto a las barbacoas en sí, pueden Uds. ver de todo. Desde una barbacoa super-mega-asador cuasi industrial, hasta estas Einweggrill (mini barbacoas de un solo uso). Están listas para usar, simplemente hay que sacarlas del envoltorio, prender la lámina de papel especial que hay dentro, y una vez esperados 20 minutos ¡Ya están listas para usar!

 El vivir en Berlín, en contacto directo con otras culturas, nos lleva a ver cosas nuevas, como algo nornal en un periodo muy breve de tiempo. Cuando mi mitad teutona y yo hacemos una barbacoa, ésta es culinariamente hablando multiculti. Filetes marinados para él, biftekis para los dos, halloummi y una ensaladita de tomate y pepino o un poco de gazpacho.

jueves, 29 de mayo de 2014

Cosas raras de los alemanes



De todo hay en la viña del Señor, eso está claro. Vaya por delante que no tengo el gusto de conocer a la población completa que habita tierras teutonas, con lo que si hago referencia a “los alemanes” me refiero a ese grupo de gente que conozco. Muy majos ellos, pero con sus rarezas.

Aquí van algunas en lo que a la limpieza se refiere:

-En Alemania la lejía es prácticamente una desconocida. Venderla, la venden, no vamos a mentir. Pero no es muy común que la utilicen.

-Los alemanes no saben lo que es una fregona. Ellos tienen dos maneras de guarrear limpiar el suelo. Variante a) ponerse de rodillas  limpiar como nuestras abuelas lo hacían, con un paño y frote-frote. Variante b) con una mopa. Sí con esa mopa con la que nosotros limpiamos el parqué flotante. Ellos la mojan y guarrean limpian. La mopa la escurren retrociéndola con las manos....¡un asquito!

-Los platos no se friegan, se bañan. Tapón puesto en el fregadero, éste lleno de agua jabonosa y ¡ea tos pa’dentro! Cuando ya están todos los restos reblandurrios, le dan al frote con un trapillo o con un  cepillo. (Aclaro que mi mitad teutona friega normal, osea como Dios manda o como a mí me gusta.)

-Cuidadito con los productos de limpieza que son giftig (venenosos). Se usan en moderada cantidad. A esta gente eso de que huela a limpio, vamos a lejía, pronto, o Don Limpio, como que les da mal rollo. 

-Las ventanas de limpian una vez al año. Concretamente durante el Frühjahrsputz. El resto del año se van cubriendo de una capa de porquería que nos lleva a pensar que nuestro patio está teñido de un tono malva o gris, tipo foto antigua. ¡Muy romántico todo!

miércoles, 9 de octubre de 2013

Operación IV: Sala postoperatoria / Aufwachraum



Una amable voz trataba de arrancarme de entre los cómodos brazos de Morfeo. Lo primero que atiné a balbucear fue un “tengo frío” seguido de un “me duele”. La amable voz me dijo que no me preocupara que ahora mismo se me pasaba.
Lo primero que hicieron fue taparme con una especia de manta llena de agujeros. Ésta la conectaron a un extractor de aire, con lo que enseguida estaba yo envuelta en una nube de aire cálido y muy agradable. Con los calmantes, debo decir, que tampoco escatimaron, con lo que pude ir despejándome lentamente.
Cuando fui tomando conciencia de mi persona y del mundo que me rodeaba, me di cuenta de que esa sala era como el camarote de los hermanos Marx. Todos los presentes en la sala era, a mi parecer criaturas durmientes un tanto extrañas. Quizás los efectos de la anestesia me hicieron tener una imagen de la gente a mi alrededor un tanto distorsionadadivertida.
Los gritos descomunales de un hombre de tamaño descomunal también, hizo que el plácido ambiente de la sala se transformara un poco. Y es que este amable señor asustó  a una enfermera y ha media sala con su “¡¡¡Me cagao en tó!!! ¡¡¡He dicho que quiero seguir echándome una cabeza y como vuelvas a molestarme verás!!!”.
Para evitar un empeoramiento de la situación y tratando de mediar, un amable enfermero se acercó al susodicho bello durmiente y le dijo con amabilidad pero contundencia, que estuviera muy tranquilito, sino volvía él otra vez.
Cuando me subieron a mi habitación el cariñoso saludo de mi mitad teutona, me acabó de confirmar que se acabó la siestecita al calor de la manta agujereada. Me vi obligada a saludar a la cruda realidad que me rodeaba.
Por suerte, ahora, a toro pasado, puedo decir que no fue para tanto….. ¡pa’bernos matao!