viernes, 27 de diciembre de 2013

Debate entre Michel Foucault y Noam Chomsky

Necesitamos debates semejantes, que contribuyan a cuestionar no sólo nuestro presente sino también a nosotros mismos. Quizás una de las experiencias más frecuentes de nuestro tiempo sea la experiencia de la decepción, ante todo, por la escasez de horizontes que nos ayuden a imaginar la inminencia de otras posibilidades sociales y humanas. No se me ocurre forma mejor de producir ese horizonte que la producción de debates políticos -lo que supone, desde luego, abandonar el miedo reaccionario a la política-. Podemos hacer nuestra la respuesta de M.F. ante el entrevistador: " (...) qué ceguera, qué sordera, qué densidad ideológica tendrían que pesar sobre mí para impedir que me interesase por el problema sin dudas más crucial de nuestra existencia, es decir, la sociedad en que vivimos, las relaciones económicas con las que funciona, y el sistema que define las formas habituales de relación, lo que está permitido y lo que está prohibido, que rigen normalmente nuestra conducta? La esencia de nuestra vida está hecha, en último término, por el funcionamiento político de la sociedad en la que nos encontramos. (...) Así que no puedo responder a la pregunta de por qué yo debería estar interesado por la política; únicamente puedo responder preguntándome ¿por qué no debería hacerlo?".




jueves, 26 de diciembre de 2013

Reseña Exprés: Racing Savannah - Miranda Kenneally

Título: Racing Savannah
Autora: Miranda Kenneally
Editorial: Sourcebooks Fire
Género: Young Adult - Contemporáneo
Fecha de Publicación: 3 de diciembre de 2013
Sinopsis: Ellos son de dos mundos diferentes.
Él vive en la casa principal, y ella pasa la mayor parte de su tiempo en los establos ayudando a su padre a entrenar caballos. De hecho, Savannah siempre ha estado mucho más cómoda alrededor de los caballos que de los chicos. Especialmente chicos como Jack Goodwin: engreído, popular, y completamente fuera de su liga. Ella conoce las reglas: el servicio no se mezcla con la familia Goodwin. Pero Jack no tiene esa clase de límites.
Con su sueño de convertirse en jinete, Savannah tampoco es exactamente alguien que siga las reglas. No va a permitir que alguien le diga que es una chica que no es lo suficientemente fuerte para competir. Seguro, es peligroso. Pero entonces, también lo es salir con Jack...

Reseña


Lo bueno: 


  • Es una lectura completamente ligera y está bien para pasar una tarde.
  • La autora no tiene muchas pretensiones. Escribe una historia de amor sencilla y con el drama necesario y esperado.
  • Me gusta mucho que esta autora no tome el tema sexual entre adolescentes como algo tabú. Este libro no es completamente sexual, pero sí hay momentos donde los protagonistas experimentan y eso me ha gustado bastante.

Lo regular: 


  • La historia cae en muchos clichés, así que la lectura puede hacerse muy predecible.
  • Al principio, Savannah es un personaje interesante, pero poco a poco va cambiando y se convierte en una chica común y mas bien tonta.
  • Esta historia está ambientada unos años después del tercer libro, así que la autora deja ver vistazos de lo que sucede en ese futuro presente con los protagonistas de sus libros anteriores. Me gustó esto, aunque sentí que esos personajes no habían madurado ni cambiado a pesar del tiempo transcurrido.

Lo malo:


  • El protagonista. Jack no es tan malo, es mas, es mejor que muchos otros protagonistas, el problema es que nunca terminó de gustarme y para mí no pasó de ser el chico guapo y rico y perfecto.


En general, es un libro sencillísimo (más que los anteriores), con una historia de amor tópica y unos protagonistas que logran entretenerte lo justo.

Serie:

Catching Jordan

Puntuación:





Últimamente he estado más perdida que nunca por las fiestas, así que ya cuando se acabe todo el tiempo familiar, volveré a hacer mis reseñas en forma ;)

Nos leemos :D

martes, 24 de diciembre de 2013

¡Feliz Navidad!

Aunque no he actualizado mucho, hoy sí que quería pasarme por aquí para desearles a todos una ¡FELIZ NAVIDAD!


Coman mucho.
Disfruten en familia.
Pasen una noche estupenda.
Y crucen los dedos para que Santa les deje bajo el árbol todos los libros que desean (o si eres rar@ y no quieres libros, pues lo que quieras XD).
¡Sean muy felices!


¡FELIZ NAVIDAD!




Besos :D

Y nos leemos!

¡Feliz navidad!

Simplemente quería escribir unas líneas para desearos unas felices navidades. Espero que disfrutéis de unos bonitos días de fiesta.
Aprovechemos para descansar y comenzar el año próximo con energías renovadas.

¡Muchas gracias por pasaros por aquí y leerme!
¡Gracias a todas las personas que incluso se toman la molestia de comentar!

lunes, 23 de diciembre de 2013

La privatización de la seguridad: guerra de clases y estado policial


 

 
Por si quedaban dudas: el neoconservadurismo hegemónico ha interpretado las luchas sociales mejor que una pseudoizquierda social-demócrata que daba por enterrados los espectros de Marx. Las interpreta como antagonismo predominantementede clase y prepara de forma meditada su respuesta a la escalada de conflictos que es de prever para los próximos años en España. Tanto la “Ley de seguridad ciudadana” como la “Ley de seguridad privada” (de inminente aprobación legislativa) constituyen uno de los episodios más virulentos a nivel nacional del proceso mundializado de conversión de ese antagonismo en una declaración de guerra total contra aquellos que ha reducido al rango de sobrantes humanos.
 

La «criminalización de la disidencia» ha dado un nuevo giro: castigar a aquellos grupos de activistas que no se conforman con presenciar dócilmente su propio sacrificio. A partir de ahora, no sólo el derecho a reunión y manifestación queda absolutamente restringido -a contramano de cualquier proyecto político democrático- sino que el sueño delirante de la privatización de la vidaalcanza un nuevo punto álgido: la transferencia parcial de las funciones de seguridad a empresas orientadas al lucro.
 

En breve, la vigilancia privada tendrá el poder de identificar y detener en la vía pública a personas consideradas “sospechosas”, tras obtener la autorización pertinente. El beneplácito de las clases propietarias es absoluto: podrán “descansar en paz”, contando con servicios de protección que responden a sus intereses de forma directa, tal como ya hacen los monumentales ejércitos privados que proliferan a nivel mundial. El estado policial es también ese estado que en nombre de circunstancias excepcionales enlaza de forma inextricable lo público y lo privado: trata el espacio colectivo como un espacio sometido a la arbitrariedad de un sujeto soberano, sustraído del escrutinio común. No es de extrañar que la transferencia parcial de esta función estatal indelegable se plantee como un paso fuera del debate público: forma parte de su lógica inescrutable.


Lo público como negocio privado -favorecido por un sistema corrupto de prebendas y privilegios- instaura la competencia entre las elites y el saqueo a los subalternos. Hay que insistir: más allá de la “oportunidad de negocios” para las 1500 empresas de seguridad privada operativas en territorio español (con una facturación actual de más de 3000 millones de euros al año), ¿en qué sentido podría beneficiarnos ser objeto de vigilancia permanente por su parte? No es sólo un problema de subcualificación evidente que debería alarmar a cualquier persona mínimamente precavida; implica ante todo que una de las partes asuma el rol de juez, esto es, que la burguesía sea erigida como guardián del bienestar colectivo, aunque más no sea mediante sus lacayos. Un elemental trabajo de indagación sobre las empresas de seguridad privada sería suficiente para persuadirnos del carácter radicalmente inadecuado de esta transferencia funcional; permitiría identificar lazos inocultables entre algunas de esas empresas y una ultraderecha racista, xenófoba y aporofóbica (1). ¿Qué ecuanimidad cabría esperar de esos sujetos en el ejercicio del poder de vigilancia, especialmente cuando se los autoriza a convertir a sus declarados enemigos en objeto?


La ruptura con respecto a la concepción formal de la policía como fuerza pública (sometida a controles institucionales) es patente, aunque esos controles ya sean laxos e insuficientes a la vista de la regularidad del abuso y la corrupción institucionalizada. El presunto «monopolio de la violencia legítima», reservado al aparato represivo de estado, queda suspendido y, con certeza, habilita una nueva fase política –no sólo en clave nacional- que deja muy atrás la ya endeble teoría neoliberal que lo inspira: ni siquiera pretende reservar al estado el rol subsidiario que doctrinalmente propone, relativo a “política fiscal”, “justicia” y “seguridad”, dentro de un sistema de “economía de mercado”. Para esta ideología tecnocrática ninguna frontera es sagrada, como no sea la expansión ilimitada del capital.


Así como el partido de gobierno ha consolidado una estructura tributaria completamente regresiva (gravando sobre las rentas de trabajo y reduciendo la presión fiscal sobre las rentas de capital) y ha instituido «tasas judiciales» que restringen el derecho de las clases medias y populares a utilizar de forma gratuita el sistema responsable de administrar “justicia” (en verdad: un sistema manifiestamente selectivo e injusto), ahora también menosprecia la seguridad de una parte mayoritaria de la ciudadanía. Lo que está en juego, desde luego, no es la «abolición del estado» sino su reconfiguración como institución política que asume de forma abierta su condición clasista, correlativa a un capitalismo globalitario gobernado por las grandes corporaciones trasnacionales (2).


El modelo de «estado-gendarme», por tanto, queda contradicho término a término por una política gubernamental que no hace sino agravar las brechas entre ricos y pobres, beneficiarios de un sistema judicial injusto y víctimas de la judicialización, perseguidores y perseguidos, en definitiva, opresores y oprimidos (incluso si denunciamos la complicidad objetiva entre unos y otros y eludimos cualquier forma de maniqueísmo moral que exalte las virtudes metafísicas de los segundos por sobre los primeros). La desigualdad entre ciudadanos de primera y de segunda no cesa de acrecentarse.


La presunta complementariedad y subordinación funcional que contemplaría la nueva norma no es más que una falsa declaración de intenciones. Abre algunas preguntas insistentes, una vez que nos deshacemos del mito de la armonía espontánea entre lo individual y lo colectivo o, si se prefiere, de la mano invisible que reconduce el egoísmo hacia el bien común: ¿en qué sentido podrían considerarse “complementarios” los intereses privados y la seguridad pública? ¿A quiénes responderá, en última instancia, esta nueva guardia? ¿Qué protocolos de actuación se prevén ante el surgimiento de conflictos de intereses entre esas empresas y otros particulares? ¿Qué normas y sanciones se estipulan para evitar el abuso de autoridad (habitual por lo demás en los cuerpos policiales)? ¿Cómo y quiénes supervisarán el cumplimiento efectivo de las nuevas normativas del sector?  En cualquier caso, el negocio está servido: no es difícil advertir que su rentabilidad depende directamente de la producción serial de sospechosos y la correlativa expansión de servicios securitarios, incluso si ello supone una nueva afrenta a los derechos civiles. El sentido de una política de seguridad semejante, sin embargo, no se agota ahí. Las medidas en cuestión apuntan a blindar a las clases propietarias de los efectos de la desigualdad radical, generalizando el control policial sobre las clases subalternas. El aumento de la desprotección de las mayorías frente a los matones a sueldo de siempre (al viejo estilo cowboys) trabajando para las patronales en una ciudad sin ley está reasegurado.


Como ya es habitual en España, los portavoces gubernamentales del poder económico-financiero concentrado no muestran el más mínimo reparo en seguir arremetiendo contra una democracia de por sí devaluada. El remate de lo público y la exaltación de la iniciativa privada constituyen, sin embargo, sólo la punta del iceberg de un proceso político, cultural y económico más vasto que sólo puede detenerse mediante la articulación de resistencias colectivas sistemáticas y organizadas. La aceleración de ese proceso es signo de nuestra debilidad política. El miedo a perder lo que no se tiene es cómplice de una expropiación sin precedentes de lo público-estatal. Si, en nombre de la autoconservación, los guardianes del orden quieren domesticar lo que hay de imprevisible en la vida social, es nuestra tarea luchar para que ese impulso indomesticable no quede enjaulado como mera supervivencia.

Arturo Borra

 

(1)       El caso más flagrante quizás sea el de la empresa de seguridad valenciana “Levantina”, asociada estrechamente al partido ultraderechista “España 2000”. Al respecto, véase “El negocio de seguridad privada de la ultraderecha”, de Antonio Maestre, en http://www.lamarea.com/2013/12/11/la-ley-de-seguridad-privada-permitira-al-partido-ultra-espana-2000-ejercer-como-policia/
 

(2)       Es razonable que esa reconfiguración histórica del estado reactive debates en la izquierda en torno al mismo sentido y legitimidad de las estructuras estatales fundamentales, incluyendo el debate en torno a la posibilidad misma de una policía sujeta a mandatos democráticos básicos.

viernes, 20 de diciembre de 2013

María Crespo (@merinoticias), ganadora del consurso #IberiaNewlook

En mi cuenta de Instagram suelo publicar fotografías de viajes: rincones que no conocía, momentos sorprendentes y segundos congelados en los que querría quedarme a vivir (o volver cuando llega el invierno). Por eso cuando vi el concurso #IberiaNewLook no dudé en participar. Se trataba de crear un video especialmente para Instagram, usando la nueva imagen como excusa, para compartir nuestra idea de viajar.

Así describía Iberia, desde Me gusta volar, el desarrollo del concurso. "Más de 1.000 mini-vídeos se compartieron en Instagram bajo el hashtag #IberiaNewLook, y hubo una debatida riña por conseguir ser uno de los 10 vídeos más votados para así entrar en la selección final del jurado. Tanto a los que votasteis como a los que pusisteis ganas en mostrarnos lo que es para vosotros la #nuevaIberia, heredera de una historia increíble y con un futuro brillante por delante os damos las gracias." 

¿Transmitir una idea en 15 segundos? 

En el video mezclo fotografías -hechas con el móvil en Bruselas, Amsterdam, París, Gante, Estrasburgo y Barcelona- con algunos de los vídeos e imágenes de recurso a nuestra disposición.

La última fotografía, "Cada sueño escoge su paisaje", corresponde a la terraza panorámica de las Galería Lafayette en París (¡os la recomiendo! Entrada gratuita). 

Las otras dos ganadoras fueron: Sara García Rodríguez @sarixu (Pincha aquí para ver su vídeo). Diana Gª de Vinuesa @liliz2215 (Pincha aquí para ver su vídeo). ¡Enhorabuena!

jueves, 19 de diciembre de 2013

...puertas que se cierran por dentro...


...hay puertas que se cierran por dentro...pueden hacerlo de un portazo...o con sigilo...sin apenas darte cuenta...puertas que son acariciadas antes de ser cerradas...puedes sentir el olor a madera y la suavidad del barniz...puedes, incluso, sentir los agujeros del tiempo...las imperfecciones...puedes cerrarlas, tan solo, con el resbalón...dejando la posibilidad de que el susurro del viento las abra...o acariciar la llave que llevas en el bolsillo antes de dar tantas vueltas como permita...y ser tú quien decida abrirla...la furia, puede que incluso, la pasión nos haga dar un portazo sin apenas despedirnos de quienes dimos con nuestra madera en sus espaldas...puede que miremos a los ojos, en silencio, a quién sabemos cerraremos la puerta y no abriremos jamás...y le veamos marchar por la minúscula mirilla...es posible, que dejemos marchar a quien tanto lo desea y tan solo cerremos la puerta respetando su decisión...pero no es lo mismo una puerta que se cierra por dentro que aquella que es cerrada por fuera...ahí, justo ahí, marcamos la diferencia...

¿Cómo cerraste tu puerta? ¿Te quedaste dentro o fuera?

...infinitos besos para vuestros bolsillos...