Amistades de las buenas, de esas que aunque pasen meses y no veas, cuando vuelves a ver es como si no hubiera pasado el tiempo...
Personas con las que cuando reina el silencio, éste no es incomodo, si no que forma parte de la conversación...
Personas a las que quieres contarles tus progresos y estancadas. Personas cuyas palabras te alientan o matan...
Esas personas cuya presencia en nuestras vidas significa apoyo, comprensión, o porqué no...un tortazo a tiempo...
¡Quien tiene un amigo tiene un tesoro! y éste ni se compra ni se vende.
viernes, 18 de julio de 2014
lunes, 14 de julio de 2014
Reseña: Landline - Rainbow Rowell
Título: Landline
Autora: Rainbow Rowell
Editorial: St. Martin's Press
Género: Contemporánea Adulta
Fecha de Publicación: 8 de julio de 2014
Sinopsis: Georgie McCool sabe que su matrimonio está en problemas. Que ha estado en problemas durante mucho tiempo. Ella todavía ama a su esposo, Neal, y Neal todavía la ama, profundamente, pero eso casi parece no importar ahora.
Quizás nunca importó.
Dos días antes de que fueran a visitar a la familia de Neal en Omaha por Navidad, Georgie le dice a Neal que no puede ir. Ella es una guionista para televisión, y algo ha surgido con su serie; tiene que quedarse en Los Angeles. Sabe que Neal estará enojado con ella —Neal siempre está un poco enojado con Georgie— pero ella no cuenta con que él tome a las niñas y se vaya sin ella.
Cuando su esposo y las niñas se van al aeropuerto, Georgie se pregunta si finalmente lo ha hecho. Si ha arruinado todo.
Esa noche, Georgie descubre una manera de comunicarse con Neal en el pasado. No es una forma de viaje en el tiempo, no exactamente, pero siente que se le ha dado una oportunidad de arreglar su matrimonio antes de que empiece...
¿Es eso lo que se supone que haga?
¿O Georgie y Neal estarán mejor si su matrimonio jamás se lleva a cabo?
Reseña
Han pasado diecisiete años desde que Georgie vio a Neal por primera vez. Quince desde que casi la deja. Y catorce desde que se casaron. Ahora, a los 37 y con dos hijas, el matrimonio de Georgie vuelve a pasar por una crisis. Ella decide quedarse en Los Angeles para trabajar en el guión de su nueva serie y esto es la gota que rebasa la copa. Neal se va enojado y se niega a hablar con ella. Georgie está sola y triste, y siente que su matrimonio está terminando, así que se niega a volver a su casa mientras ellos no están. El único lugar en el que puede quedarse es en la casa de su madre, en su antigua habitación. Es allí donde encuentra el viejo teléfono fijo y decide llamar a Neal desde allí. Pero el que responde al otro lado es el Neal de hace 15 años y Georgie cree que es una señal, el problema es que no sabe si es algo que puede ayudarla o algo que podría hacer que su matrimonio ni siquiera exista en el presente.
Creo que Rainbow se ha convertido en una escritora obligada para quienes leemos novelas contemporáneas. Y aunque su forma de escribir es bastante sencilla, interesante y muy atrayente, hasta ahora no ha logrado fascinarme completamente (mi mejor lectura sigue siendo Attachments).
Neal no le quitaba el aliento a Georgie. Quizás lo contrario. Pero eso estaba bien, eso era realmente bueno, en realidad, estar cerca de alguien que llenaba tus pulmones con aire.
Con este libro tenemos nuevamente una historia que podría haber sido fascinante, interesante y muy especial, pero que lamentablemente se ha quedado en un montón de citas lindas, un personaje masculino muy especial, y una protagonista y un argumento que no se desarrollaron del todo y que, al menos a mí, me quedaron debiendo algo más.
Georgie es demasiado egoísta para mi gusto. La relación entre ella y Neal siempre ha girado a su alrededor. Él se quedó en L.A. aún cuando lo odia sólo por ella, fue él quien perdió la única oportunidad de encontrar al menos algo que lo apasionara, y es él quien se encarga de la familia y de la casa. Página tras página Georgie va descubriendo todos los errores que ha cometido en su matrimonio, cómo ha dado por sentado que Neal siempre estará ahí para ella y cómo jamás se ha preocupado por alejar a Seth, su mejor amigo y con quien tiene una relación demasiado especial. Y aunque el cambio se nota un poco en Georgie, creo que la escritora no intenta darle más profundidad a éste. Al final sentí que algo faltaba, sentí que todo el viaje a través del pasado de la pareja, de cómo se conocieron y se enamoraron, de cómo nacieron los problemas y cómo sucedió el desenlace fue algo en vano, porque sí, Georgie parece un poco más consciente de sus errores, pero no hace nada por cambiar. ¡Ni siquiera sabe cómo cambiar lo que está mal! Sabe que es su culpa pero al final no hay un cambio específico y eso me decepcionó bastante.
Esta era la razón por la cual nunca se permitía pensar en ello. Porque su cerebro se sumergiría más y más y nunca tocaría fondo. Ella no se permitía pensar en ello. Pero aún así lo sabía. Todos a su alrededor lo sabían, Margaret debía saberlo. Que Neal no era feliz. Que odiaba California, que se sentía alternativamente perdido y frustrado aquí. Atrapado.
Y todos sabían que Georgie necesitaba a Neal mucho más de lo que él la necesitaba a ella. Que las niñas necesitaban a Neal mucho más de lo que la necesitaban a ella.
Por otra parte, Neal es un personaje muy especial que logró ganarse mi cariño. Aunque no es muy sociable ni muy expresivo, es un hombre interesante y puede que demasiado perfecto para Georgie. Como buen protagonista de esta autora, Neal no es del todo perfecto al principio (retraído, callado y mas bien poco agraciado físicamente), pero poco a poco y gracias a los recuerdos de Georgie logras conocer al hombre especial, al buen padre y al marido ideal. Él está completamente enamorado de Georgie y creo que tiene las mejores líneas de todo el libro, que aunque pueden parecer cursis para muchos, para mí han sido perfectas y me enamoré.
—No puedes estar celoso de Seth —dijo Georgie tranquilamente.
—De verdad —resopló él.
—De verdad. Es como si el sol estuviera celoso de...
—¿Un sol de tamaño comparable?
—Iba a decir de la luna.
—El sol probablemente está celoso de la luna —dijo Neal—. Está malditamente más cerca.
El desarrollo del argumento no fue lo que me esperaba. La verdad creí que el componente mágico (el teléfono) sería mejor desarrollado. Creo que Rainbow Rowell no termina de desarrollar la parte "mágica" de la historia y, al menos para mí, no da una explicación clara de por qué ese teléfono existe. Hace un cierre de esta idea pero fue demasiado mediocre y me esperaba mucho más de esta magia. ¿Qué pasa en la casa de la madre de Georgie para que esa clase de magia exista? ¿Por qué sucedió esto? ¿Cómo hubiese afectado el "futuro" si las conversaciones entre Neal y Georgie hubiesen sucedido de otra manera? En fin, que no quedé satisfecha con la explicación sobre el teléfono ni con la inhabilidad de Georgie para tomar acciones que verdaderamente ayudaran a mejorar su matrimonio (como alejar un poco a Seth ¬¬).
En general, es un libro con una narración muy buena, como ya nos tiene acostumbrados Rainbow, con unos personajes que se salen un poco de lo típico, y una historia de amor que aunque tiene momentos muy bellos y especiales, también se ha quedado un poco corta para lo que me esperaba de esta idea que parecía ser muy interesante.
Puntuación:
Sobre la Autora:
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Cuando no está escribiendo, Rainbow lee comics, planea viajes a Disney World y discute sobre cosas que en realidad no tienen mucha importancia. Vive en Nebraska con su esposo y sus dos hijos.
Biografía tomada de aquí
domingo, 13 de julio de 2014
Dos conferencias de Alain Badiou
1. 24 de abril del 2000
Finalmente, entonces, la pregunta que nos hacemos es la siguiente: ¿qué es la política?
El siglo XX fue un gran siglo para la política. El escritor francés André Malraux decía que en nuestro siglo la política fue lo que reemplazó al destino. Entonces el destino del siglo es la política, y la tragedia del siglo es la política. Pero se acabó el siglo. Y ahora ya no sabemos lo que es la política. Somos ignorantes y estamos ciegos. Y como somos ignorantes y ciegos, nos vemos librados a las fuerzas materiales más poderosas, entonces hoy somos todos esclavos, esclavos del mercado y de la Bolsa. Porque el poder actualmente es el poder de las Finanzas y el poder del mercado., Y como no sabemos lo que es la política, somos esclavos del poder. Inclusive los propios gobiernos son esclavos de la Bolsa y del mercado. Entonces, cuando votamos sabemos que estamos reemplazando a un esclavo del capital por otro esclavo del capital.Hace ya 150 años, en 1848, Marx decía lo siguiente: ?Los gobiernos son los apoderados del capital?, y eso sigue siendo aún más cierto actualmente. A veces se dice que Marx se equivocó, pero en esto les aseguro que no. Aquí, en Argentina, creo, hubo gente que propuso que estuviésemos a 501 km. del lugar de voto. Era una idea buena, muy buena, simbólica, pero aún si todos nos quedamos a 501 km. del lugar de voto, seguiremos reemplazando a un esclavo de capital por otro esclavo de capital. Porque el voto en sí mismo no es una verdadera opción, no es una verdadera decisión. Entonces, ¿qué es una verdadera opción, y qué es una verdadera decisión? Es un acto libre en su forma y en su contenido. Libre en su forma, en primer lugar, porque son ustedes los que deciden cuándo y dónde van a pensar y van a actuar. Ustedes deciden, por ejemplo, que van a hacer una manifestación en tal lugar y a tal hora, tal día. Como lo hacían, por ejemplo, las Madres de Plaza de Mayo. El voto, en su forma, no es libre. Incluso tengo entendido que aquí es obligatorio. De todas maneras, es el Estado el que dice que se debe votar tal día y en tal lugar. Y el voto tampoco es libre en cuanto a su contenido. Todos sabemos que las cosas van a seguir siendo lo que son. Entonces, el voto es lo mismo, con otras personas. No hay un solo ejemplo en todo el mundo de verdadero cambio político producido por el voto. Y siempre se reemplaza a un esclavo del capital con otro esclavo del capital. Hoy, el esclavo de la izquierda está algo triste y el de derecha está contento. Esa es la gran diferencia.
El voto, entonces, no es un acto político. Es un acto importante, pero es un acto estatal. Y entonces hay que diferenciar al acto político del acto estatal.
Un acto estatal no es un verdadero momento de libertad. Es una especie de comprobación. En las elecciones lo que se hace es comprobar que las cosas siguen su curso. Y nosotros participamos en esta comprobación. Entonces, hoy y mañana lo que vamos a hacer es preguntarnos qué es un acto político.
Lo que ya sabemos es que es un acto que tiene que ser libre en su forma y en su contenido.
Un acto político es algo que crea tiempo y espacio. Crea tiempo porque dice "voy a hacer esto o lo otro, según un tiempo que yo estoy construyendo y no según el tiempo que domina", que es el tiempo del capital y de las elecciones.
El acto político también crea espacio porque dice: "Voy a transformar a este lugar en un lugar político", es decir, voy a transformar una calle, una fábrica, una universidad. A ese lugar yo lo voy a transformar en un lugar político.
Actualmente se nos explica que es imposible criticar la economía, la economía es la realidad, y ustedes no pueden criticar la realidad. Y se nos explica que es criminal criticar a la democracia electoral. La democracia electoral es la moral, y no pueden criticar la moral.
Para que exista un movimiento, entonces, es necesario que se reúnan estas dos condiciones. No vamos a llamar movimiento a aquello que es una simple defensa egoísta de un interés. Para que haya movimiento tiene que haber una idea que nuclee a todos. Y esta idea, forzosamente, es algo que va hacia la igualdad. Entonces un movimiento, grande o pequeño, es algo que interrumpe el curso común de las cosas, y es algo que propone que vayamos hacia la igualdad. Al menos en un punto determinado. Eso es lo que yo voy a llamar movimiento.
Entonces, vamos a plantear el tema de la política a partir de estos tres términos: el movimiento, el poder del Estado, los partidos. La idea general, entonces, de este siglo, fue la que voy a exponer.
Esta fue una idea muy fuerte y dominó la política durante el siglo XX. En el fondo, es una teoría del sujeto político. La idea es que el movimiento en sí mismo no puede ser un sujeto político. El movimiento es el punto de partida de una política, pero es necesario construir un sujeto político particular que represente el poder del movimiento. Y a eso se le llamó partido.
Entonces, mi hipótesis es la que sigue: la crisis de la política en este Fin de siglo es, antes que nada, la crisis de la idea de partido.
La segunda parte es plantear lo siguiente, en el fondo: si en nuestros tres términos “movimiento”, “Estado” y “partido”, el partido no aparece más, entonces ¿en qué se transforma la política? ¿Se puede imaginar una política que implique una relación directa del movimiento con el Estado? ¿No es ésta una posición pura y simplemente anarquista? (lo cual no es una injuria). La pregunta es si esto es una posibilidad, o hay un tercer término, una mediación, pero que no tiene la forma de un partido. Y en ese caso, qué es ese tercer término.
Si queremos ser ofensivos tenemos que rechazar esta cuestión y reemplazarla por otra. El siglo no fue conflicto entre democracia y totalitarismo. El siglo fue el siglo de la política de los partidos. Y si ésta es la crisis tenemos que saber qué es la política de emancipación en la actualidad.
Podemos decir entonces que en el siglo XX, en primer lugar la política está representada por los partidos, cualquiera sea la política de la que hablemos. Y en segundo lugar, el partido está subordinando la política al Estado.
Es importante observar que esta situación es una situación del siglo XX. No es, por ejemplo, lo que sucede en el siglo XIX. En el siglo XIX la política se presenta como insurrección o como revolución, por lo menos hasta la comuna de París de 1871, Se puede decir que la política obrera en el siglo XIX es una política de insurrección, Y cuando hay grupos o partidos están subordinados a la perspectiva de la revolución, y no subordina la política al Estado.
Pero nosotros podemos y debemos pensar de otro modo. Podemos decir: el siglo XX fue una secuencia política en particular, No fue el siglo de la revolución sino el siglo de los partidos, incluidos los partidos revolucionarios. Pero eran partidos revolucionarios que subordinaban la revolución al partido. Y entonces lo que está en crisis no es la política, no es la idea de una política de emancipación lo que es falso. Lo que es falso es la idea de que puede realizarse en la forma de un partido. Y entonces tenemos que decir que la crisis general es la crisis de la idea misma de partido. Ese es nuestro balance del siglo XX.
Entonces, lo que nosotros planteamos es claro: si esta hipótesis es correcta tenemos que concebir de otra manera a la política de emancipación. No podemos concebirla corno se hacía en el siglo XIX. Es decir, directamente bajo la forma de la insurrección obrera. Eso también se acabó. Esa fue una idea enorme, una idea muy grande. Dio las grandes insurrecciones de junio del 48, de la Comuna de París, y algunos aspectos de la revolución rusa. Pero es una idea que ya está saturada. Entonces no podemos concebir a la política sobre el modelo revolucionario del siglo XIX. Pero tampoco podernos concebirla con el modelo del siglo XX, es decir con la idea del partido comunista centralizado, o bajo el modelo del partido-Estado. Esa también fue una gran idea, permitió una gran resistencia popular y obrera, movilizó el entusiasmo de millones de personas, dio triunfos revoIucionarios, grandes luchas de liberación nacional y no vamos a dejar que todo esto vaya a parar a la tumba, como quieren hacerlo nuestros enemigos. Pero de todos modos reconocemos que se terminó. Y que no podemos concebir actualmente a la política de emancipación bajo la forma de política de partido.
Entonces, se trata de saber qué es una política sin partidos. No quiere decir política sin organización. La política siempre es una actividad colectiva y siempre es, en algún sentido, una acción organizada. Hasta los anarquistas están organizados.
Entonces tenemos que cambiar la relación entre movimiento y política. Tenemos que hablar directamente de la capacidad política de la gente, y de cómo se organiza esta capacidad, con una lógica distinta de la lógica del poder. Son los problemas, entonces, de la política sin partido, como política de la organización de la capacidad política de la gente. Y un punto esencial es la construcción del tiempo.
Y no estar en el tiempo dominante implica no estar tampoco en el tiempo de la información periodística. El partido era propagandista porque pensaba que lo importante era que se hablara de él. Esa es una idea típica de la representación. La fuerza que ustedes tienen se mide por lo que se dice de ustedes. Si no se habla de ustedes, ustedes no existen. Hay que aprender a existir inclusive en el silencio, porque el tiempo de la información no es el tiempo de la política libre. Lo sabemos, lo sabemos perfectamente. El tiempo de la información es en sí mismo un tiempo comercial. La política de emancipación no puede estar dentro del tiempo comercial. Ni puede estar tampoco en los lugares oficiales esta política de emancipación. Tiene que elegir lugares políticos que le son propios. Esta construcción del tiempo, esta construcción colectiva del tiempo, es una determinación esencial del sujeto político en la actualidad.
Entonces, creo que tenemos que recuperar esta idea y amplificarla, tenemos que inventar trayectorias que no son las del mundo en el cual estamos. Toda decisión colectiva de invención de un trayecto tenemos que confiar en que participa de la invención política.
2. Conferencia del día 25 de abril del 2000
Actualmente la situación es más complicada, porque al mismo tiempo que intentamos hacer política, nos vemos obligados a preguntarnos qué es la política. Y nos vemos obligados a inventar algo nuevo sobre la política. Cuando nos preguntamos qué es la política, de alguna manera ya estamos haciendo política en las condiciones de hoy, que son ciertamente, las condiciones de una crisis de ideas políticas. En la historia hubo muchas definiciones de lo que es la política. Y podemos ver que todas esas definiciones actualmente están en crisis. Quisiera recordar algunas de esas definiciones.
Desde hace mucho se define a la política como la búsqueda del buen gobierno o de una constitución adecuada. Es la definición que da Platón, por ejemplo. Pero nosotros sabemos que esa definición es insuficiente, porque sabemos que para que haya política no basta con que haya un buen Estado o una buena constitución. Necesitamos tener también tener un sujeto político actuante. También se ha definido a la política como la lucha por la conquista y la conservación del poder. Es, obviamente, la definición de Maquiavelo. Pero sabemos que esto no es suficiente. Sabemos que muchas cuestiones políticas no son cuestiones de poder. Y que hay otra cosa en la actividad política. Otra cosa más aparte de la lucha por el poder. también se ha dicho que la política era la lucha de clases. La lucha de clases dirigida por un partido y llevada hasta el comunismo. Pero nosotros sabemos también que actualmente esa definición ya no basta. Ciertamente hay una lucha de clases en la sociedad. Pero también sabemos que la lucha de clases no produce mecánicamente una política y que en ese contexto de la lucha de clases tenemos que inventar ideas políticas e ideas de organización política que no provienen directamente de las clases y de su lucha.
Como lo decía ayer, el enemigo dice que las ideas políticas se acabaron, que podemos conformarnos con la gestión de los negocios, y que para los que hacen buenos negocios, tanto mejor. Y los que los hacen mal, y bueno, paciencia...
Yo querría decir que para mí eso es reducir la Humanidad a un grupo de animales, que tienen intereses, que se pelean por estos intereses, y gana el más fuerte. Es la lucha de las especies. Es la política pero en el sentido de Darwin. Y eso es lo que nos propone actualmente el mundo. Un mundo de animales competitivos. Si no inventamos otra política vamos a estar en la barbarie animal. Y estamos hartos de esto.
En el fondo, la cuestión de la política no es una cuestión táctica, aun cuando haya muchos problemas cotidianos que son tácticos, por supuesto. La cuestión o la pregunta de la política, es ¿en qué se va a transformar la humanidad? ¿Tenemos alguna idea al respecto o no sabemos nada de eso? ¿Pensamos que solamente existe el poder, o pensamos que el pensamiento mismo puede modificar el curso de las cosas? Esa es la cuestión central de la política en la actualidad: política o barbarie.
Les recuerdo, para los que no estaban aquí ayer, una definición de movimiento. Dije: hay movimiento en primer lugar cuando hay una acción de ruptura, es decir, un acción que está fuera de cualquier repetición, una acción nueva, inventada. Y dije también una acción que crea tiempo y espacio. Esa es la primera característica.
La segunda es cuando ese movimiento porta, o lleva, una idea igualitaria. 0 cuando el movimiento propone un paso más hacia la igualdad.
Por eso puede tratarse de un movimiento obrero, un movimiento de trabajadores, un movimiento de jóvenes, de mujeres, de trabajadores extranjeros. En todos los casos existe este elemento suplementario, que hace que algo vaya más allá del grupo involucrado y que ese algo se dirija a todos. Por eso hay más en un movimiento que en una reivindicación. Siempre hay reivindicaciones en un movimiento, hay pedidos. Pero el acontecimiento político es más que esos pedidos, que esas demandas. Entonces vamos a decir que no hay política sin acontecimiento. No hay política sin este elemento suplementario que la situación no nos permite prever.
Entonces, el Estado es la sociedad concebida como poder sobre cada uno. Es aquello que siempre dice dónde y cuáles son los lugares. Es lo que indica a la gente, a los grupos, cuáles son sus lugares, y que indica también cómo podemos movernos, cuál es el camino.
Si les parece, el Estado es un poder de disposición de las cosas. El Estado es al mismo tiempo aquello que pone a cada quien en su lugar y que indica cuál es el camino obligado para pasar de un lugar a otro. Es lo que impide o prohíbe trastornar los lugares, y también lo que prohíbe inventar trayectos. Hay algo muy importante que señalar y es que el poder del Estado, de manera general, no es mensurable. Es un poder que conocemos todos nosotros, pero no sabemos exactamente cuál es su medida. Es un poder indeterminado. Y eso es el gran poder.
Les voy a dar un ejemplo muy sencillo. Todo el mundo nos dice actualmente "hay leyes de la economía y no se puede escapar a esas leyes". Entonces, el universo económico es un universo que obliga. Y saben que éste es un argumento esencial de todas las políticas gubernamentales actuales: "Nos vemos obligados a hacer lo que hacemos porque la economía es lo que es". entonces se puede ver claramente que la economía es un poder, en el sentido en que nos obliga a hacer o esto o aquello.
Pero, ¿cuál es exactamente este poder?. Si me animo a decirlo así: ¿cuál es el poder de este poder? Tenemos que obedecer, pero ¿por qué? en cierto sentido nadie lo sabe. Nos las estamos viendo con un poder móvil e indeterminado y estamos tanto más obligados a obedecer cuanto que no conocemos la naturaleza de ese poder.
Pienso que es una característica fundamental del Estado. El Estado es un poder, pero nadie puede determinar este poder. Y por eso estamos sometidos, porque no conocemos el poder al cual estamos sometidos. Sigue siendo indeterminado, vago, absoluto. Lo que hace un movimiento es decir, en un punto determinado, cuál es el poder del Estado.
Querría explicar este punto de manera detallada, porque a mi modo de ver es central en lo que tiene que ver con la cuestión de la política. Cuando hay un verdadero acontecimiento político hay un final del carácter indeterminado del poder del Estado. La gente se levanta y dice "éste es el poder del Estado frente a nosotros". Es como nosotros decimos que es. Dicho de otro modo, un movimiento es lo que fija una medida del poder del Estado. Es algo que obliga al Estado a mostrar realmente cuál es su poder. Y por esa misma razón hay algo de la sumisión que se detiene. Porque si no, seguimos sometidos a lo que está indeterminado.
Podemos decir entonces que un acontecimiento político es lo que da una medida fija al poder del Estado. Es lo que hace que no puedan seguir diciéndonos que tenemos que someternos a un poder indeterminado, desconocido. Exactamente que como cuando tienen una huelga en una fábrica. Les doy un ejemplo muy sencillo. Ahí se mide cuál es la fuerza real patronal, mientras que en el funcionamiento de todos los días de la fábrica este poder existe constantemente. Pero está indeterminado, y no está medido. Sólo el elemento "huelga" va a permitirnos una medida real de este poder. Y éste es un punto absolutamente esencial.
Un acontecimiento político es algo que permite a cada quien mantenerse a distancia del Estado, porque el acontecimiento ha determinado, ha fijado el poder del Estado. En realidad, en la vida cotidiana estamos sometidos al estado de las cosas. El acontecimiento político es algo que va a fijar este poder y nos va a permitir mantenernos a distancia de este poder. Y yo diría con ganas que esta distancia es la política misma. En esta distancia podemos construir un tiempo y lugares políticos.
Para decirlo de manera psicológica, en esta distancia dejamos de tener miedo. Porque la política es ampliamente eso, el final del miedo. Pero es el final del miedo con razones muy precisas, que justamente es que ya no tenemos miedo de algo que es indeterminado. Podemos tener que vérnoslas con un poder muy grande, pero nos hemos decidido a medirlo. Y podemos en ese momento vérnoslas con las consecuencias.
Voy a darles una definición de la política. Vamos a llamar política a una acción que trabaja por la igualdad a partir de determinado valor fijo del poder del Estado, valor que ha sido fijado por un acontecimiento.
Pueden ver el esquema general cuál es. Algo sucede, algo imprevisible y colectivo. La posibilidad misma de este surgimiento hace que se pueda medir o fijar el poder del Estado. Entonces es posible mantenerse a distancia del Estado y es posible dejar de tener miedo. En esta distancia ustedes pueden crear, inventar, un lugar nuevo, un tiempo nuevo.
Yo querría darles tres ejemplos, muy diferentes, pero justamente para aclarar este tema.
En el fondo, insurrección y posibilidad de insurrección es el resumen político de esas dos cosas.
Mi segundo ejemplo es en cierto modo contrario. Cuando Mao Tsé Tung dice que hay que llevar a cabo lo que llama una guerra prolongada ? hay que disponer las fuerzas en el campo, lejos de los grandes centros urbanos, y con la paciencia de una guerra larga ? tienen ahí dos elementos, no tienen más que leer los textos. En primer lugar, la existencia de un movimiento campesino que es un acontecimiento, que es una invención popular, y que hace posible instalarse en los campos. De otro modo, instalarse en el campo era imposible. Y por otro lado tienen el juicio de que el Estado es fuerte.
Tienen una medida que ha sido fijada, de la fuerza del Estado. No como en el caso de Lenin, del Estado débil. En el caso chino el Estado es todavía bastante fuerte. Por eso esta vez el resumen político no va a ser la idea de una insurrección brutal, sino la idea de una guerra que se prolonga. Ven ahí otra manera de inventar tiempo y espacio.
En el primero caso se trata de los soviets obreros en las grandes ciudades y una insurrección centralizada. En el segundo caso, el instalarse lejos de las ciudades, en pleno campo, y una guerra prolongada.
Entonces pueden ver el esquema general de la política, que es que siempre existe un acontecimiento popular, el surgimiento de los soviets obreros, o el movimiento campesino; hay una determinación del poder del Estado, es fuerte o es débil, y existe la construcción de un espacio y de un tiempo. Pueden ser los soviets en las ciudades y una insurrección rápida; o, por el contrario, la instalación en el campo y hacer una guerra larga. El tercer ejemplo podría ser la insurrección del Subcomandante Marcos en Chiapas, que seguramente ustedes conocen mejor que yo.
Se ve claramente que también en este caso existen los elementos que acabo de dar. Hay un movimiento interno, en primer lugar, del conjunto de las comunidades rurales campesinas en la región; en segundo lugar hay un juicio establecido sobre la relación con el Estado. Este juicio es: el Estado es semi fuerte. No es cuestión de vencerlo, pero podemos ¡impedir que nos aplaste. Es decir, es un juicio que da un valor exacto, una medida exacta del poder. Y como pueden ver, eso da lugar a la construcción de un tiempo y un lugar. Una presencia localizada territorial, y la perspectiva, también, de un tiempo prolongado. No una guerra prolongada, pero sí una negociación armada prolongada.
Una negociación armada prolongada es una invención política, del mismo modo que la guerra prolongada de Mao, o la insurrección de Lenin. Podemos decir entonces lo que es la política de manera concreta, y volver a concebirla actualmente. Es, bajo la condición de un acontecimiento, una construcción de lugar y de tiempo, que impone determinada distancia con el Estado.
Finalmente, nuestro problema en la actualidad, el problema principal, es saber cómo intentamos determinar el poder del Estado. Eso es sin duda la tarea, para nosotros, más difícil, porque en verdad, en este momento, este poder se presenta al mismo tiempo como algo considerable y muy especialmente indeterminado. Combina dos aspectos. Es una especie de fuerza única e irresistible, bajo el nombre de economía. Y es indeterminada porque no es inmediatamente represiva. No está en una medida esencialmente policial o militar. La dificultad, en cierto modo, es que estamos en democracia. Y democracia, en realidad, quiere decir un carácter muy especialmente indeterminado del estado de las cosas. No podemos tener una representación clara de lo que es el poder del Estado. Eso es lo que quiere decir. No es como cuando Lenin decía "El Estado zarista es débil". No es tampoco como cuando Mao decía "Chiang-Kai Shek es bastante fuerte".
Es otra relación, porque lo esencial del poder, en este momento, no es el gobierno. Los gobiernos hasta pueden ser relativamente ridículos. El poder está en otra parte. El poder está en otro lado y no está representado por los Estados en sentido estricto.
Este es un ejemplo de trayecto desinteresado. Es fundamental afirmar que la política es desinteresada, porque la lógica del mundo es la lógica del interés. Tenemos que afirmar categóricamente que la política es tan desinteresada como el arte, que hacemos política por la política misma, de la misma manera que un artista hace una obra por la obra en sí. La política no es un medio. La política es una afirmación. La afirmación de que otro mundo es posible. Y se puede afirmar que otro mundo es posible en un punto muy pequeño. No necesitamos cambiar el mundo para afirmar que otro mundo es posible. Necesitamos cambiar algo. Y hacerlo porque nos interesa hacerlo, porque queremos hacerlo.
Entonces, hay necesidad de grupo y de organización política colectiva como tercer término. Pero no son grupos representativos. No pretenden representar intereses o grupos sociales en particular. Lo que están haciendo es organizar la afirmación política, organizar trayectos nuevos. Hacen circular ideas que no son dominantes. Y desde ese punto de vista están participando de la invención de la política.
Si estamos realmente convencidos de que la política puede ser, en este sentido, una creación, digamos entonces que la organización política es un grupo creador. No es un instrumento, no es un aparato. Es un grupo de creación. Y ese grupo no corresponde a ninguno de todos los grupos que el Estado ha definido.
Esa es, me parece, la pista que podemos seguir en este comienzo de siglo para reinventar la política, el arte de la política, y la alegría colectiva de la política, en este mundo tan triste.
Extraído de aquí.
viernes, 11 de julio de 2014
...tú mi haiku...
...toda ella es poesía...intensa y leve como un haiku...su movimiento como el de una hoja que cae de la rama en otoño...de mirada brillante como el sol de una tarde de verano...su voz como el susurro de la brisa de una mañana de primavera...su piel la hoguera que calienta mis inviernos...cuatro estaciones en una sola persona...sus valores la rima perfecta que completa mi imperfección...
...infinitos besos para vuestros bolsillos...
miércoles, 9 de julio de 2014
Pedaleando: Así comenzó todo
La bicicleta es algo importantísimo para un teutón como Dios manda. Es de vital importancia. Tanto es así, que la bicicleta ocupa un lugar especial en el trastero o en algunos casos en el propio piso.
Yo, como suele caracterizarme, comencé en el noble arte de desplazarse sobre dos ruedas y pedaleando, tarde y mal. No nos vamos a engañar. Aprender a montar en bici de adulto no mola. Aterra. Si al miedo que produce tener que aprender a equilibrarse sin esmoñarse, le sumamos mis indudables dotes deportivas, pues queda el circo montado. Yo, que no diferencio entre derecha e izquierda, que calculo las distancias malamente y que me caracterizo por ir, más bien despacito, pues las posibilidades de darme un hostiazo, pero de los gordos, aumentan exponencialmente.
Hace dos años fuimos mi mitad teutona y yo a comprar una bici nueva para él, porque aquella carraca roñosa bicicleta que tenía, era un peligro de color verde sobre dos ruedas. Estando pues en la tienda de tamaño germano, es decir XXXXXL, que ya sabemos que esto de las bicis es cosa sería, vi algo. Me acerqué temerosamente y allí estaba la bici ideal para mí. O así lo veo yo.
Dios no fue precisamente generoso dotándome de belleza yunas aptitudes físicas de olimpiada, así que mi bici, tenía que ser pequeña, no pesar un quintal. Y sobre todo, muy importante, ser bonita. ¡Faltaría más! Así pues aquella tarde de abril, salimos del establecimiento montados en nuestras bicis y tratamos de no esmoñarnos mucho….¡qué duro es montar en bici nevando!