lunes, 10 de diciembre de 2012

Reseña: Hija de Humo y Hueso – Laini Taylor

Título: Hija de Humo y Hueso
Autora: Laini Taylor
Editorial: Alfaguara 
Páginas: 465 páginas
Género: Young Adult – Fantástica
Fecha de Publicación: 9 de febrero de 2012
Sinopsis: Karou es una estudiante de arte de 17 años que vive en Praga. Pero ese no es su único mundo. A veces, Karou desaparece en misteriosos viajes para realizar los encargos de Brimstone, el monstruo quimera que la adoptó al nacer.
Tan misteriosa resulta Karou para sus amigos, como lo es para ella su propia vida: ¿cómo es que ha acabado formando parte de una familia de monstruos quimera? ¿Para qué necesita su padre adoptivo tantos dientes, especialmente de humanos? Y, ¿por qué tiene esa recurrente sensación de vacío, de haber olvidado algo?
De pronto, empiezan a aparecen marcas de manos en las puertas, señal de que la familia de Karou corre grave peligro. Karou tratará de cruzar al mundo quimérico para ayudarles, pero es perseguida por los serafines. Entre ellos se encuentra Akiva, un ángel arrebatadoramente hermoso al que Karou está unida de forma que ni ella misma puede imaginar.


Karou es una chica con una vida difícil y bastante privada, es divertida y muy hermosa… al menos esa es la idea que se hacen sus compañeros de clases, y lo que cree su mejor amiga. Pero Karou definitivamente no es solo una chica reservada y lo que está en sus cuadernos de dibujo no son obras sorprendentes de su imaginación. Todo es cierto. Las criaturas extrañas existen y para Karou son más que monstruos, son su familia y los únicos que parecen conocer su pasado… aunque la misma Karou lo desconozca.

Este libro lo tenía en espera desde hace mucho y debo decir que me arrepiento de no haberlo tomado antes, porque es una historia verdaderamente atrapante

Karou es una chica que vive una vida doble. Es divertida, artística y muy reservada frente a su “vida humana”, sus amigos de la escuela, su única mejor amiga, su exnovio acosador y sus profesores. Pero es su “vida no humana” la que la intriga y la define. Es lo que se podría llamar “la chica de los recados” de una quimera, un ser monstruoso con diferentes partes de animales y partes humanas, un ser que para la mayoría sería aterrador, pero que Karou considera su familia. Y aunque no entiende la esencia de sus recados, Karou aún así los cumple sin preguntar, pero tampoco sin olvidar que ella verdaderamente no sabe quién es o qué es.

Karou siempre ha sufrido una confusión por su identidad. No saber, no tener dónde buscar, no saber a quién preguntarle (obviamente sus amigos quimeras no le dirán nada), no saber por dónde empezar… ¡Es tan frustrante! Pero como el libro no podía ser un cúmulo de páginas sin respuestas, estas aparecen en el momento menos esperado, en forma de huellas de manos, y un poco después, en forma de una hermosa criatura alada que parece ser la clave para todas las preguntas de Karou (aunque ella aún no lo sepa).

Akiva, el serafín con el que Karou tiene una extraña conexión es un ser frío y sin corazón. Ha pertenecido al ejército de su mundo desde niño y ha tenido que vivir cosas horribles, ha amado y ha perdido y eso marcó su vida hasta convertirlo en esta masa dura sin sentimientos. Pero con Karou se siente diferente, con ella siente una conexión que lo hace revivir su lado bueno y olvidado, aquel que creía en la paz y el fin de esta guerra sin sentido.

Esta historia en realidad es sorprendente. La forma en la que Laini Taylor hace sus descripciones sobre los personajes, sobre los lugares, sobre las sensaciones y sentimientos y en realidad cada pequeño detalle es magistral. En tercera persona, Laini cuenta las dos partes de la historia, cómo poco a poco la maraña de sucesos se va desenredando y logras entender los puntos de vista de cada uno de los personajes.

Laini Taylor
Y aunque en sí la historia de amor es predecible desde la mitad del libro (una historia de amor muy común), el final cierra con broche de oro un libro que desde el principio me atrapó.

Es una historia mágica, con un mundo nuevo que logras visualizar en tu cabeza, unos protagonistas que te hacen sentir cada pequeña cosa y un final que te deja esperando por más.
Laini Taylor, te llevas todas las ovaciones.

p.d. Fue un momento de felicidad supremo descubrir el significado del nombre del libro. :D

4,5/5





Holi :D

Espero les haya gustado la reseña y pueden dejar sus opiniones si ya leyeron el libro (y si no, también :P)

Nos leemos ;)

domingo, 9 de diciembre de 2012

Lo imposible rehabilitado: el sentido de una huelga general indefinida



-I-
¿No es un anacronismo reivindicar la huelga general indefinida a nivel europeo en el siglo XXI, sabiendo que sólo unos grupos reducidos de activistas estarían dispuestos a hacerla propia? ¿No es pedirle demasiado a la “gente”, algo que no está en condiciones de cumplir, dadas sus urgencias económicas? ¿No estamos propiciando una nueva derrota en la pulseada contra el capital empresarial y financiero concentrado, arrojando al “común de la gente” al vacío con una medida que a la larga habrá que abandonar para “no morirse de hambre”? En suma, al “pedir lo imposible”, ¿no reforzamos nuestra frustración colectiva?
En efecto, la huelga general indefinida es un anacronismo. Viene de otro tiempo: un tiempo en el que la «revuelta» -como cuestionamiento político de lo heredado- vuelve a ser posible. En una época en la que la «resignación» constituye el vínculo hegemónico con la realidad histórica, el anacronismo como acto extemporáneo se hace pertinente: es reivindicación de otra temporalidad, en la que lo decisivo es la rearticulación en las condiciones del presente de un proyecto político emancipatorio.
Si la «huelga general indefinida» operó –especialmente, a principios del siglo XX- como mito para unificar a las clases obreras en sus luchas contra las patronales e incluso como una forma activa de sabotaje a la producción capitalista, su riesgo más actual no es otro que el de recaer en la mistificación de la “clase obrera” industrial europea (como si la cultura proletaria llevara inscripta alguna insignia revolucionaria). Para mayor escarnio, su poder de «interpelación» es dudoso, más todavía cuando el “sujeto” de dicha huelga parece desdibujado en la actualidad, habida cuenta de que muchos grupos ni siquiera se sienten parte, condenados como están al desempleo, el subempleo o la marginación sistémica.
Ante esos señalamientos, habría que enfatizar que elaborar una salida política del presente exige salirse de un esquema sustancialista que asigna a ciertos sujetos históricos algún valor privilegiado en los procesos de transformación social. La heterogeneidad es irreductible y debe ser tenida en cuenta como tal. En este sentido, constituye un error político fundamental suponer que el sujeto del cambio preexiste al proceso de lucha. Por el contrario, en cualquier acto de rebelión colectiva lo que se juega es la producción de un sujeto político emancipatorio que no preexiste ni está garantizado por ninguna pertenencia de clase, género, edad o etnia.
La persistencia de ese error está en la base de la acción sindical de los gremios mayoritarios: su falta de interés por articular sus luchas a movimientos sociales contestatarios es notoria. Apenas si han tomado nota de que las “clases trabajadoras” no son los únicos grupos sociales que cuentan. De forma inversa, la (auto)exclusión de muchos trabajadores y parados por parte de esos movimientos contestatarios no es menos sintomática: sigue recelando de la heterogeneidad social como condición de partida. La consecuencia de este error de base es, a mi entender, la multiplicación de luchas sociales sin una «articulación contrahegemónica» que permita ir más allá de unas protestas sociales de carácter defensivo.
En este contexto, se hace necesario elucidar el sentido de una «huelga general indefinida» y en qué podría contribuir a modificar la situación precedente. Al respecto, quisiera sugerir al menos tres dimensiones que entran en juego. En una primera dimensión, uno de los objetivos de una intervención de este tipo es el boicot del «proceso de acumulación»: cortocircuita la reproducción del capital y, con ello, mediante la generación de pérdidas millonarias, obliga a producir cambios reales en el sistema económico. En una segunda dimensión, establece una presión sistemática sobre los gobiernos para buscar soluciones alternativas a las irresoluciones colectivas del presente. Las condiciones de negociación, en ese contexto, se modifican de forma sustantiva, equilibrando las relaciones de fuerza. En una tercera dimensión, omitida muchas veces del análisis, este tipo de huelga crea instancias de reconocimiento mutuo entre los participantes, esto es, genera una acción colectiva en la que distintos grupos pueden representarse como miembros de una misma «comunidad de lucha». La centralidad de ese punto es clara: no hay proceso de cambio histórico sin la formación de una voluntad colectiva transformadora.
Ahora bien, a pesar de la tan mentada heterogeneidad, ¿no es una huelga general indefinida, por definición, una acción protagonizada por las clases trabajadoras? A mi entender, es precisamente este punto el que hay que poner en cuestión. Si esa medida de fuerza sólo fuera adoptable como movilización de los trabajadores,en efecto, carecería de fuerza articulatoria. La cuestión cambia radicalmente si la planteamos como punto nodal en una cadena de demandas sociales más amplias, imposibles de satisfacer dentro del orden hegemónico. Dicho de otra manera: una «huelga general indefinida» puede funcionar como punto de condensación de una pluralidad de reivindicaciones: no sólo de los trabajadores, sino también de parados, desahuciados, jóvenes, mujeres, indignados, jubilados, inmigrantes, minorías sexuales, etc.
La condición de esta articulación es la producción de un discurso político (de carácter extra-partidario) que signifique la huelga general indefinida como «medida unificadora» de un frente popular en su antagonismo radical con las oligarquías económico-financieras y políticas. Puesto que esas oligarquías afectan de forma directa a todos esos grupos, la «huelga general indefinida» puede ser representada no sólo como eslabón particular de una cadena, sino también como punto de articulación general: representar la interrupción de la «normalidad» del funcionamiento capitalista. Ello nos desplaza, desde luego, a otras medidas complementarias: huelgas de consumo, manifestaciones, acampadas, jornadas de reflexión, piquetes informativos, etc. Sin embargo, que esa pluralidad de medidas complementarias puedan estar contenidas en la representación unificada de la «huelga general indefinida» es crucial. Permite consolidar el reconocimiento mutuo de los participantes en un mismo horizonte de lucha política y, con ello, preparar las condiciones para una intervención política que subvierta las bases sistémicas del capitalismo.
Desde luego, nada garantiza que una huelga general indefinida pueda llevar más allá de un pacto de mejoras salariales y laborales o de un acuerdo tripartito entre sindicatos, gobiernos y empresas. Pero desde hace tiempo sabemos que no hay garantías metafísicas para nuestra voluntad de cambio. De hecho, el fantasma de una nueva derrota histórica es la contrapartida necesaria de la intensificación de las luchas colectivas, sea cuales sean los caminos que elijamos. La apuesta “imposible” por una sociedad que transforme de forma radical sus relaciones políticas y económicas siempre tiene final abierto: abre a un acontecer necesariamente imprevisible. Su posibilidad radical, sin embargo, es inocultable.
El “caos” irrepresentable que la derecha vaticina ante este “imposible” rehabilitado no es otra cosa que la irrupción de una práctica revolucionaria. La bancarrota del capitalismo es la oportunidad de una reestructuración de los espacios de trabajo siguiendo otras lógicas de organización y gestión (como es el caso del cooperativismo autogestionario y de una producción coordinada de trabajadores autónomos) y la oportunidad de un proceso político y cultural de transformación de las instituciones públicas y privadas, incluyendo desde luego los espacios educativos. Del mismo modo en que no hay proyecto comunitario deseable sin una distribución económica justa, tampoco podría darse tal proyecto sin unas estructuras políticas democráticas o una cultura en común que posibilite una existencia social igualitaria. 
-II-
Retomemos las preguntas iniciales. Con el  anacronismo de la huelga general indefinida no estamos pidiendo nada a la “gente”, entre otras cuestiones, porque no hay nada parecido a un “colectivo” sustraído de las divisiones sociales. Un llamado semejante opera en primer término en tanto interpelación a distintos grupos como sujeto político transformador. Si lo que tienen en común esos grupos no es su pertenencia al mundo del trabajo o a una clase obrera tradicional, sino su antagonismo con las oligarquías, entonces, la eficacia de este “mutuo reconocimiento” depende del grado en que cada parte integre sus reivindicaciones en un horizonte de luchas en común. La huelga general indefinida sólo puede ser agenciada por estos grupos heterogéneos en tanto sea significada como eslabón de unas demandas de justicia más amplias frente a unos poderes dominantes cada vez más opresivos. En síntesis, lo que cuenta en este contexto es la posibilidad de significar una determinada práctica como punto de condensación de unas reivindicaciones colectivas. De ahí la centralidad de una articulación discursiva que signifique las diferentes identidades grupales como solidarias ante el saqueo sistemático perpetrado por las elites hegemónicas.
Es evidente que ese proceso de articulación es complejo y sólo puede llevarse a cabo en condiciones adversas. Pero lo que para la “gente” es imposible no lo es por necesidad para este “sujeto popular”. La “urgencia económica”, por otra parte, no puede constituirse legítimamente en un pretexto para ser conservadores: la mejor manera de no poder satisfacer esa urgencia es aceptar la ofensiva actual del capitalismo, comenzando por las reducciones salariales en curso o los despidos masivos que dejan un saldo desastroso de desocupados y trabajadores precarios. Así pues, ¿no es, precisamente, la realidad actual el paisaje más evidente de lo que nuestras “urgencias” provocan?
Puesto que vivimos en el  paisaje de la derrota nuestro horizonte es hacer de ésta un punto de partida. Una huelga general indefinida no arroja al vacío a nadie, entre otras cosas, porque ya estamos en el vacío (de oportunidades vitales, de autonomía, de justicia). Millones de humanos están muriéndose de hambre e indiferencia. Optar por la certidumbre de la servidumbre no deja de ser un consuelo penoso.
Afortunadamente, no estamos condenados a esa decisión. Pedir lo “imposible” es abrirnos a otras posibilidades históricas. La posibilidad de la frustración no es exclusiva al deseo revolucionario; de hecho, nuestras añoranzas más profundas están siendo frustradas cada día. Si la normalidad no es nada distinto al crimen institucionalizado, la rehabilitación de lo imposible es, precisamente, esa promesa de libertad que necesitamos para que nuestra vida sea algo más que mera supervivencia en las ruinas del presente.

Arturo Borra

jueves, 6 de diciembre de 2012

Nikolaus

Nikolaus es un sñeor muy majete que trae chocolate y pequeños detalles a los niños que se portan bien, y a las chicas tan majas como yo. Bueno, y al resto del mundo si lo celebra, también.

Nikolaus le ha traído a mi maromen, de mi parte, un set de boligrafos (6 ¡eurazos,vaya robo!) y chocolate. A mí, de parte de mi maromen, Nikolaus me ha traído un set de boligrafos que se pueden borrar, un huevo Kinder, caramelos de chocolate, una figurita de un hombre de nieve y una forma de estrella y de corazón para hacer manuelidad.

Mi maromen, que para muchas cosas es un santo, pero para algunas es cutre total. Me ha confesado esta mñana que el Nikolaus tuvo que ir corriendo en el último momento a comprar los bolígrafos, porque este año no tocaban, ya con las otras dos chorraditas debería se haberme bastado.

Es verdad que lo que cuenta es el detalle, y es verdad que mi maromen tiene a veces(no muy amenudo) algún detalle bonito, pero en general es un desastre para estas cosas, y sobre todo, más que desastre, es que a veces le sale la vena teutona y es un pelín, pues eso....cutre  teutón.

Espero que disfrutéis de los regalitos de Nikolaus. Aquí nos ha quedado una estampa muy bonita, ¡ha nevado y está todo cubierto de blanco!

lunes, 3 de diciembre de 2012

miércoles, 28 de noviembre de 2012

Obligando a querer

No se puede obligar a nadie a querer a otra persona porque sí. A mi eso de "es que es de la familia, y a la familia hay que quererla", lo siento pero no me sirve. sí que es verdad que ha personas de mi familia que quiero y que respeto, les aguanto cosas que a otras personas no les aguantaria. Y esas personas a las que quiero de mi familia, también me aguantan a mí muchas cosas.

Todos los años por navidades escucho los mismos comentarios: "Vete a hacer una visita a X, que es tu X". Hay una parte de mi familia a la que no quiero ver ni de lejos. No les deseo nada malo, pero no quiero tener ningún tipo de relación con ellos. No quiero que formen parte de mi vida ni que sepan nada de mí.

Todos cometemos errores en algún momento, y muchas veces hacemos daños a quien más queremos. Si quieres a esa persona, se supone que te esfuerzas por tratar de arreglar las cosas. Si no quieres a esa persona, pues no. Yo, después de vivido lo vivido he decidido de motu propio y sin ser influenciada por nada más que las cosas vividas que no quiero a X, ni quiero visitar a esas personas, ni saber nada de ellas. Y el hecho de tener que escuchar "es que es de la familia" a mi me quema mucho. No se puede obliga a nadie a querer a otra persona, el cariño y el respeto hay que ganarselos y es muy duro tener a gentuza como parte de tu familia, pero yo prefiero tener claro cómo son y qué han hecho, y basándome en ello no tener relación, a tener que seguir aguantando su maldad e hipocresia, porque sí creanme, hay gente mala, muy mala.

Cada uno que haga lo que quiero, pero a mí que no me diga nadie a quien tengo que querer.

martes, 27 de noviembre de 2012

Portadas Reveladas (5)

¡Holi!

Estoy aquí nuevamente con otra entrada sobre portadas! Estas son las reveladas de la semana pasada. Los libros se ven interesantes!

Beautiful Creatures (Caster Chronicles #1) - Kami Garcia, Margaret Stohl 
 (no es libro nuevo, pero sí será una nueva edición con cartel de la película)

The Last Academy - Anne Applegate

Brianna On The Brink - Nicole McInnes

The Uprising (The Forsaken #2) - Lisa M. Stasse

La última es mi favorita ... ¿y la tuya?

Nos leemos ;)