miércoles, 7 de diciembre de 2011

Cuatro tesis acerca del trabajo en el capitalismo





La crisis del presente ha centrado la dicotomía entre trabajadores y parados; con ello, opaca la reflexión sobre las diversas formas de trabajo que se despliegan en la actualidad y su relación conflictiva con las clases propietarias. Nos encierra en la trampa de una división interna entre los que disponen de un “empleo” y los que no lo disponen, como si la inclusión en el mundo actual del trabajo fuera una garantía contra la exclusión social (1). El habitual diagnóstico de la crisis, al centrarse en esta dicotomía, culmina en una crisis de diagnóstico: impide el análisis de las múltiples variantes del trabajo subordinado.

Por el contrario, debemos enfatizar que el desempleo es una alternativa precaria entre otras. Con independencia a la multiplicidad de figuras laborales, en todos los casos están sujetas tendencialmente a un proceso de precarización radical: el “temporero”, el “periférico”, el “subcontratado”, el “irregular” y, en última instancia, también el “indefinido” son ejemplos más o menos manifiestos de esa tendencia. Podrían buscarse otras variantes, pero lo decisivo aquí es que cualquier trabajador está afectado por las crecientes restricciones salariales y el deterioro de las condiciones de trabajo en contextos de crisis sistémicas regulares. Al respecto, sigue teniendo vigencia, en esta dimensión, la formulación de los Manuscritos: “(...) el que no trabaja [en referencia al propietario] hace con el trabajador todo lo que el trabajador hace contra sí, pero nada de lo que hace contra el trabajador lo hace contra sí mismo” (Marx, 1988: 165 [2]).

En las condiciones del capitalismo actual, a mi entender, necesitamos complementar esas tesis con algunas otras, especialmente a raíz de la presión creciente que ejerce la tasa de paro (notablemente elevada) sobre las clases trabajadoras:
  1. El terror de los trabajadores ante el creciente desempleo es funcional a la precarización laboral. Como forma disciplinaria, el paro permite el mantenimiento de los salarios en un nivel relativamente bajo y la disminución de expectativas y exigencias con respecto a las condiciones del trabajo por parte de los trabajadores. Puesto que hay “un ejército de reserva” –tal como anticipó Marx- dispuesto a sustituirnos, cualquier reivindicación de los trabajadores puede ser sancionada –y así ocurre habitualmente- mediante la amenaza, el despido o la degradación laboral. En vez de radicalizar las luchas políticas por unos derechos colectivos y, en particular, por la transformación de las relaciones de producción, dicho terror consolida la subordinación del trabajo al capital. Una de las consecuencias drásticas de este terror es la creciente adhesión al antisindicalismo, liderado por las federaciones empresariales. Al secundar este cuestionamiento, los trabajadores erosionan los órganos clásicos de representación que permiten presionar para un cambio real en las relaciones de trabajo. Aunque ciertamente hay que cambiar las prácticas sindicales dominantes, suprimir cualquier modo de organización representativo de los intereses colectivos de las clases trabajadoras, incide tanto en la destrucción de la solidaridad de clase como en el deterioro de la calidad de empleo.
  1. El deseo del trabajador parado por recuperar el trabajo (precarizado) que percibe como parte de su humanidad afianza un sistema que deshumaniza tanto a trabajadores como a no trabajadores. Perdiendo de vista otras dimensiones de la existencia social, el trabajador parado vive como privación no poder acceder a un trabajo precario que lo priva de dimensiones centrales de sí mismo. El estigma del paro se transfiere al sujeto que (sobre)valora lo que le falta y menosprecia lo que tiene. Aunque podría con Lafargue defender el derecho a la pereza (en una sociedad técnicamente preparada para reducir la jornada laboral) consideraría esa defensa como una broma pesada: su voluntad de trabajo, incluso si ese trabajo lo priva de su tiempo de vida, parece inamovible. Que la amplia mayoría de trabajos a los que puede aspirar estén marcados por la precariedad absoluta no parece ser impedimento para este deseo autonomizado con respecto a la necesidad específica de un medio de ingreso relativamente estable. La disposición de tiempo de vida es vivido como privación: un sobrante de la ausencia de tiempo de trabajo.
  1. En nuestra cultura del trabajo, el trabajador activo y el trabajador parado están atrapados por esta centralización del trabajo como dimensión identitaria. Así como los parados se sienten despojados de su «humanidad» ligada al trabajo, los trabajadores activos no dejan de sentirse negados a sí mismos en dicho proceso laboral. Si a uno le falta esa dimensión identitaria, al otro le sobra: no sólo hay problemas de desempleo, sino también de subempleo y sobreempleo. El desajuste entre trabajo y necesidades vitales se realiza en todos los casos. La falta o escasez de trabajo remunerado para algunos se convierte en un excedente de trabajo (no remunerado) para otros; en ambos casos, la apropiación de esa plusvalía por parte del no-trabajador se mantiene.
  1. En el capitalismo, los trabajadores se extrañan no sólo de otros trabajadores en activo (una de las dimensiones centrales del proceso de enajenación del trabajo) sino también de los trabajadores parados, vividos como amenaza a la propia estabilidad laboral. Los “profesionales” no son más que trabajadores intelectuales extrañados de otros trabajadores (reducidos al “trabajo manual”). Aunque puedan distinguirse diversas orientaciones en la producción social, la falacia instituida fija los presuntos “trabajos manuales”, ipso facto, como no cualificados, cuando en última instancia son meramente no-calificados. Que un trabajo no cuente con aval institucional (escolar o universitario) no lo descualifica sino, a lo sumo, lo desautoriza para las clases dominantes (situándolo en lo más bajo de una jerarquía laboral). La división social y sexual del trabajo, como condición de existencia del capitalismo, produce otras divisiones diversas, además de la referida antes: entre trabajadores locales y extranjeros, entre trabajadores y trabajadoras, entre temporales e indefinidos. El desconocimiento mutuo entre trabajadores en activo y parados se transforma en un reconocimiento hacia los propietarios.

Aunque no pueden derivarse de forma mecánica otras consecuencias, no hay dudas que estas tesis contribuyen a explicar algunos fenómenos crecientes: la lucha de pobres contra pobres, el aumento de múltiples formas de discriminación laboral (xenofobia, racismo, sexismo, entre otras) y modos sintomáticos de padecer la crisis (alcoholismo, suicidios, drogadicción, violencia de género y familiar, por mencionar algunas). No cabe desconocer la incidencia de una configuración cultural hegemónica que construye modelos de identificación distantes a las clases sociales mayoritarias, exaltando las cualidades que sólo una minoría social “distinguida” posee.

Con todo, estas cuatro tesis contribuyen a interrogar lo que significa hoy el «trabajo», incluso el que presupone el trabajo del pensamiento o el pensamiento como trabajo. Si trabajar es transformar socialmente una materia específica para convertirla en producto humano, esto es, actividad productiva, el trabajo del pensamiento no es sino una actividad conceptualizadora, irreductible al cálculo o al control de informaciones. El trabajo del concepto es elaboración reflexiva y crítica de unas significaciones sociales heredadas. La escasez de un trabajo intelectual crítico-reflexivo, que permita poner en cuestión las formas actuales del trabajo en el contexto capitalista, forma parte de la dificultad para elaborar un trabajo emancipado con respecto a la subalternización de las relaciones actuales de trabajo.

En un mundo político gobernado por expertos y administradores de la crisis de oportunidades sociales, poder dar cuenta de esas formas de dominación activa, contra las que se alzan resistencias y limitaciones externas históricamente cambiantes, forma parte del trabajo imprescindible para transformar lo existente. Las profesiones -y las nuevas profesiones derivadas de las ciencias sociales en especial- tienen un lugar central en la producción y transformación de esta formación social que, bajo el nombre de “democracia”, no hace más que apelar a una “tecnocracia” inequívocamente al servicio del capital empresarial y financiero.

Es nuestra tarea desplazarnos de esos lugares a los que somos llamados a ser desde el mercado capitalista. Desplazarse es participar en una interacción que pone en cuestión la subordinación unilateral de los sujetos profesionales al mercado. Supone más bien una intervención que incluye elementos políticos subversivos. En vez de expertos del ajuste y guardianes del orden que justifican sus decisiones políticas en nombre de presuntas necesidades técnicas, hay que invertir la relación, para que cada decisión técnica sea remitida al proyecto político al que responde.

También hay que hacer responsables a los que, en nombre de la responsabilidad, hacen política irresponsable desentendiéndose de sus consecuencias sociales. El animal político puede hacer política irracional, aunque cabe también la posibilidad de una política racional aberrante. La racionalidad de la política no necesariamente es una virtud, si se considera que las grandes fábricas del genocidio se crearon sobre la base de la razón técnica. Nada garantiza la buena vida que los humanos buscamos, pero sabemos que esa vida no puede ni debe estar determinada por la apropiación radicalmente desigual de la riqueza social. El acceso colectivo a condiciones materiales y simbólicas de vida más igualitarias es nuestra política de vida.

El animal político es irreductible al animal racional. Su acción política no se desprende lógicamente de una racionalidad universal, lo que no significa que no debamos dar cuenta de forma razonable de nuestra acción. En la actualidad, gobernados por la significación de un «dominio racional del mundo» (en términos de Cornelius Castoriadis), estamos erosionando otra significación social central en la modernidad: la significación de la autonomía individual y colectiva.

En vez de menospreciar lo irracional o lo arracional -las emociones, el universo-, propio de una razón instrumental que desprecia lo que no se le reduce sin violencia, es deseable un pensamiento que se autolimite en sus pretensiones de dominio, dando lugar a un diálogo con las emociones y pasiones humanas, con las fuerzas de la naturaleza -que no son meros recursos-, con los otros humanos.

El neoliberalismo pretende reducir los conflictos sociales a una competencia interindividual por la apropiación de beneficios económicos. En vez del interés por el bien común, sostienen que sólo existen homus economicus, sujetos calculadores y egoístas que sólo aspiran a su bienestar propio. Pero estas doctrinas necesitan desconocer cualquier atisbo de otra vida posible y reducir a meras fantasías otros proyectos político-existenciales.

Nosotros, en vez de adaptarnos dócilmente a las prescripciones mercantiles y administrativas, podemos lanzar un desafío que sólo está derrotado cuando ya nadie lucha. Mientras existan sentidos comunitarios que aspiren a una sociedad igualitaria (que no uniforme), habrá cuestionamiento de esta realidad histórica, no sólo mostrando su contingencia, sino construyendo desde el presente esa sociedad deseada.


Arturo Borra


(1) La existencia de “trabajadores pobres” muestra a las claras que en las condiciones presentes el acceso al trabajo no necesariamente supone acceso a una calidad de vida satisfactoria.

(2) Marx, Karl (1988): Antología, ed. Jacobo Muñoz, Península, Barcelona. Recordemos que el “trabajo enajenado” para Marx suponía al menos cuatro aspectos interrelacionados: I) la enajenación del trabajador en su relación con el producto de su trabajo (extrañamiento del producto), II) la enajenación con respecto a la actividad misma (extrañamiento de la producción), III) la enajenación del trabajador con el ser genérico del ser humano (extrañamiento de sí como ser genérico) y IV) la enajenación del ser humano con respecto a los demás (extrañamiento del otro).

jueves, 1 de diciembre de 2011

Adventszeit II (Versión infantil)

El otro día os conté cómo es la época de Adviento en Alemania y os decía que me parece una época muy bonita. Miriam, comentó que esta época en Alemania parece más de película que en España, y la verdad es que coincido con ella.


Me falta por contaros la versión infantil de la época de Adviento, y es que a nostros los adultos, las velitas, las bebidas alcoholicas y demás menesteres de esta época nos pueden parecer más o menos divertidos, pero no son aptos para niños. Por eso, he decidido contaros qué momentos y objetos especiales tienen los niños en la época de Adviento.

La época de Adviento dura para adultos y niños lo mismo, pero con la diferencia de que los adultosa pueden empezar a usar el Adventskranz o corona de Adviento a finales de noviembre y los niños deben esperar hasta el 1 de diciembre para participar más activamente. Y es que, a partir del uno de diciembre los niños deben empezar a abrir las puertecitas de sus calendarios de Adviento.

El Calendario de Adviento tiene 24 puertecitas o casillas que deben ser abiertas de una en una a partir del uno de diciembre y hasta el dia de Nochebuena. Es un calendario de "cuenta-atras" para saber cuantos días faltan para Navidad. Normalmente contienen pequeños trozos de chocolate con formas navideños como por ejemplo, abetos, regalos, renos etc. Hoy en día hay Calendarios de Adviento con un montón de cosas dentro, pero yo personalmente prefiero los típicos que suelen contener chocolate,  pegatinas o pequeños regalos.

Yo hoy he abierto la primera puertecilla de mi Calendario de Adviento, que fue regalo de la madre de mi maromen. ¡Muy maja ella!

El 6 de diciembre viene Nikolaus y deja chocolate y pequeños regalos en los zapatos de los niños que han sido buenos. A los niños que han sido malos no le deja nada y además su ayudande "Knecht Ruprecht"  les castiga.

Nikolaus                                                                                                 

Knecht Ruprecht   

Como veís grandes y chicos tienen sus cosas en Adviento

...Montseny...

by arcademonio

…tanta inmensidad hizo que me sintiera pequeña…una pieza minúscula entre tanta grandeza…el agua, fría y transparente, se hacía paso a su antojo caprichoso…sin curso predefinido…las hojas, susurrantes, caían marcando el paso de las estaciones…las rocas, testigos silenciosos, recordaban el camino de vuelta al gigante desmemoriado…las setas escondían el hogar de los gnomos…las hadas tomaban el sol sobre el musgo…y fue entonces cuando el viento me trajo tu voz…y contigo seguí mi camino…

…infinitos besos de bolsillo…

lunes, 28 de noviembre de 2011

Tiempo de Adviento o Adventszeit

El Adviendo en la época que predece a la navidad, son las 4 semanas anteriores a Nochebuena. Esta época del año era para mi desconocida cuando vivía en España, pero al llegar a Alemania, y al ser este ya mi tercer invierno, estoy familiarizada y debo decir que me parece una época muy bonita.


Para simbolizar las 4 semanas anteriores a la Nochebuena, se utiliza un Adventskranz o corona de Adviento. Desde el primer domingo de Adviento, este año fue ayer, se debe encender una vela nueva cada semana, y al completar las 4 velas, será Nochebuena. Cada vela ya encendida puede ser encedida cuantas veces queramos, pero hay que tener cuidado porque si encendemos mucho la primera vela, al ser la que más veces tenemos que encender, será la que primero se consuma, y se supone que el último domingo de Adviento hay que encender las 4 velas y no debe faltar ninguna.


Muy típico de la época de Adviento, son los Weihnachtsmärkte o mercados navideños. Hay gente que dice que visto una vistos todos, pero a mi no me parece que sea así, cada mercado tiene su encanto. Lo típico es comerse una salchica y beber un Glühwein, que traducido al español sería "vino caliente". Es una bebida típica de esta época del año. Su composición es bastante simple, es simplemnete vino tinto, canela, clavo y azucar al gusto. Hay que calentar todos los ingredientes sin que lleguen a hervir ¡y a disfrutarlo!. Debo reconocer que hay que acostumbrarse a ello.

En los mercados navideños se pueden encontrar verdaderos preciosidades hechas de manera totalmente artesanal con madera . Entre las cosas típicas están los Räuchermännchen, son figuritas de madera con un agujero en la boca.Se introduce un cono de incienso en el interior del muñequito y al tener el agujero en la boca, parece que esté fumando, de ahí el nombre.




¡¡Que disfrutéis del Adviento!!

viernes, 25 de noviembre de 2011

...33 raons per ser "feliç i dades"...(33 razones para ser feliz...idades)

...la sombra de la belleza...

  1. Encontrarnos por azar y estar dispuestas a descifrar todos los enigmas.
  2. Despertar a tu lado y hallar una sonrisa.
  3. El olor a café y leche con cola cao del desayuno.
  4. Caminar hasta el mar y dejarnos llevar por el sol y la lectura.
  5. Un aperitivo con vistas en Sant Pol de Mar.
  6. Un fin de semana en Begur.
  7. Ascender Pedraforca sin perder el aliento.
  8. Perder la cuenta de los mojitos consumidos entre risas y conversaciones cómplices.
  9. Comprar vinos en esa bodeguita de Alella y descubrir los matices embotellados.
  10. Diseñar una ruta culinaria con ayuda de las amigas.
  11. Perdernos entre la serenidad de los árboles de nuestra tierra y volver a casa oxigenadas.
  12. Conocer Sicilia en 13 días.
  13. Música en directo.
  14. Intercambiar experiencias y amigos.
  15. Leer y leernos.
  16. Despedir el año en Collejares.
  17. Una barbacoa en Vacarisses.
  18. Golf en Vilanova i la Geltrú.
  19. El placer de disfrutar de las tradiciones, la cultura y la lengua...latente en mi interior.
  20. Mirarnos en silencio y sonreír.
  21. Compartir cocina...tú el aperitivo...yo la comida.
  22. Ir al mercado y llenarnos de colores y olores.
  23. Ir al Garden y volver con un jardín a casa.
  24. Contarnos el día al caer la noche.
  25. Bailar, bailar y bailar.
  26. Salir a buscar setas.
  27. Pasar una tarde de cine.
  28. Mirar una serie hasta que nos venza el sueño.
  29. Nutrirnos de cada instante como si fuera único.
  30. Permitirnos entrar sin necesidad de llamar a la puerta.
  31. Una cena en "La lluna".
  32. Abrazarte y no caer al abismo.
  33. Dormir y poder encontrarnos en Santorini.
...una razón por cada año que cumples...infinidad que me reservo en los bolsillos...mas todos los motivos que nos quedan por vivir...

¡¡¡Felicidades Anna!!!

...infinitos besos para tus bolsillos...

jueves, 24 de noviembre de 2011

Indignaciones (I)


 
¿Hasta cuándo la primacía de un periodismo domesticado por sobre los periodistas críticos que se rebelan de sus servidumbres intelectuales? ¿Hasta cuándo la sumisión periodística a los poderes dominantes por sobre el compromiso ético y político con la investigación de la actualidad? ¿Hasta cuándo tendremos que soportar unos discursos de la información que desinforman, unos profesionales que, en nombre de la neutralidad, mienten sistemáticamente?

Contra el periodismo como ejercicio profesional de la desinformación, aquí una muestra de otras formas de concebir la práctica periodística, más allá de la opinión publicada. Para que no todo sea claudicación ante las estructuras existentes.

A.B.


martes, 22 de noviembre de 2011

...verde cardo borriquero...


foto de google

Amanece. Los habitantes del país al despertar se disponen a realizar sus rutinas de domingo. Pero no es un domingo cualquiera. Es el domingo de la libertad, de las decisiones, de…se visten sus ropas de domingo y salen a la calle.

Ropas impolutas. Disfraces para la ocasión con la intención de no ser descubiertos.

Nadie estaba preparado para la revolución de la naturaleza, huracanada y triste…atormentada dejó caer litros de lluvia incontrolada.

Los viandantes vestidos de rojo para la ocasión, al contacto con el agua, iban dejando una estela roja tras sus pasos…apareciendo su esencia azul.

Los azules aparecían en lugares insospechados…la mezcla de tintes en el suelo iba convirtiendo a éste en una gruesa capa negra, devastadora…desolación y oscuridad…la dura realidad en nuestros pies…

Y en ese horizonte azulado pude vislumbrar rojos apasionados y verdes que crecían como la mala hierba…minorías sin disfraz…expuestos sin miedo…pinceladas de esperanza (no Aguirre)…

Empapada miré hacia abajo…para mi felicidad seguía siendo verde…cardo borriquero…inextinguible…infinita como mis besos de bolsillo…