domingo, 9 de diciembre de 2012

Lo imposible rehabilitado: el sentido de una huelga general indefinida



-I-
¿No es un anacronismo reivindicar la huelga general indefinida a nivel europeo en el siglo XXI, sabiendo que sólo unos grupos reducidos de activistas estarían dispuestos a hacerla propia? ¿No es pedirle demasiado a la “gente”, algo que no está en condiciones de cumplir, dadas sus urgencias económicas? ¿No estamos propiciando una nueva derrota en la pulseada contra el capital empresarial y financiero concentrado, arrojando al “común de la gente” al vacío con una medida que a la larga habrá que abandonar para “no morirse de hambre”? En suma, al “pedir lo imposible”, ¿no reforzamos nuestra frustración colectiva?
En efecto, la huelga general indefinida es un anacronismo. Viene de otro tiempo: un tiempo en el que la «revuelta» -como cuestionamiento político de lo heredado- vuelve a ser posible. En una época en la que la «resignación» constituye el vínculo hegemónico con la realidad histórica, el anacronismo como acto extemporáneo se hace pertinente: es reivindicación de otra temporalidad, en la que lo decisivo es la rearticulación en las condiciones del presente de un proyecto político emancipatorio.
Si la «huelga general indefinida» operó –especialmente, a principios del siglo XX- como mito para unificar a las clases obreras en sus luchas contra las patronales e incluso como una forma activa de sabotaje a la producción capitalista, su riesgo más actual no es otro que el de recaer en la mistificación de la “clase obrera” industrial europea (como si la cultura proletaria llevara inscripta alguna insignia revolucionaria). Para mayor escarnio, su poder de «interpelación» es dudoso, más todavía cuando el “sujeto” de dicha huelga parece desdibujado en la actualidad, habida cuenta de que muchos grupos ni siquiera se sienten parte, condenados como están al desempleo, el subempleo o la marginación sistémica.
Ante esos señalamientos, habría que enfatizar que elaborar una salida política del presente exige salirse de un esquema sustancialista que asigna a ciertos sujetos históricos algún valor privilegiado en los procesos de transformación social. La heterogeneidad es irreductible y debe ser tenida en cuenta como tal. En este sentido, constituye un error político fundamental suponer que el sujeto del cambio preexiste al proceso de lucha. Por el contrario, en cualquier acto de rebelión colectiva lo que se juega es la producción de un sujeto político emancipatorio que no preexiste ni está garantizado por ninguna pertenencia de clase, género, edad o etnia.
La persistencia de ese error está en la base de la acción sindical de los gremios mayoritarios: su falta de interés por articular sus luchas a movimientos sociales contestatarios es notoria. Apenas si han tomado nota de que las “clases trabajadoras” no son los únicos grupos sociales que cuentan. De forma inversa, la (auto)exclusión de muchos trabajadores y parados por parte de esos movimientos contestatarios no es menos sintomática: sigue recelando de la heterogeneidad social como condición de partida. La consecuencia de este error de base es, a mi entender, la multiplicación de luchas sociales sin una «articulación contrahegemónica» que permita ir más allá de unas protestas sociales de carácter defensivo.
En este contexto, se hace necesario elucidar el sentido de una «huelga general indefinida» y en qué podría contribuir a modificar la situación precedente. Al respecto, quisiera sugerir al menos tres dimensiones que entran en juego. En una primera dimensión, uno de los objetivos de una intervención de este tipo es el boicot del «proceso de acumulación»: cortocircuita la reproducción del capital y, con ello, mediante la generación de pérdidas millonarias, obliga a producir cambios reales en el sistema económico. En una segunda dimensión, establece una presión sistemática sobre los gobiernos para buscar soluciones alternativas a las irresoluciones colectivas del presente. Las condiciones de negociación, en ese contexto, se modifican de forma sustantiva, equilibrando las relaciones de fuerza. En una tercera dimensión, omitida muchas veces del análisis, este tipo de huelga crea instancias de reconocimiento mutuo entre los participantes, esto es, genera una acción colectiva en la que distintos grupos pueden representarse como miembros de una misma «comunidad de lucha». La centralidad de ese punto es clara: no hay proceso de cambio histórico sin la formación de una voluntad colectiva transformadora.
Ahora bien, a pesar de la tan mentada heterogeneidad, ¿no es una huelga general indefinida, por definición, una acción protagonizada por las clases trabajadoras? A mi entender, es precisamente este punto el que hay que poner en cuestión. Si esa medida de fuerza sólo fuera adoptable como movilización de los trabajadores,en efecto, carecería de fuerza articulatoria. La cuestión cambia radicalmente si la planteamos como punto nodal en una cadena de demandas sociales más amplias, imposibles de satisfacer dentro del orden hegemónico. Dicho de otra manera: una «huelga general indefinida» puede funcionar como punto de condensación de una pluralidad de reivindicaciones: no sólo de los trabajadores, sino también de parados, desahuciados, jóvenes, mujeres, indignados, jubilados, inmigrantes, minorías sexuales, etc.
La condición de esta articulación es la producción de un discurso político (de carácter extra-partidario) que signifique la huelga general indefinida como «medida unificadora» de un frente popular en su antagonismo radical con las oligarquías económico-financieras y políticas. Puesto que esas oligarquías afectan de forma directa a todos esos grupos, la «huelga general indefinida» puede ser representada no sólo como eslabón particular de una cadena, sino también como punto de articulación general: representar la interrupción de la «normalidad» del funcionamiento capitalista. Ello nos desplaza, desde luego, a otras medidas complementarias: huelgas de consumo, manifestaciones, acampadas, jornadas de reflexión, piquetes informativos, etc. Sin embargo, que esa pluralidad de medidas complementarias puedan estar contenidas en la representación unificada de la «huelga general indefinida» es crucial. Permite consolidar el reconocimiento mutuo de los participantes en un mismo horizonte de lucha política y, con ello, preparar las condiciones para una intervención política que subvierta las bases sistémicas del capitalismo.
Desde luego, nada garantiza que una huelga general indefinida pueda llevar más allá de un pacto de mejoras salariales y laborales o de un acuerdo tripartito entre sindicatos, gobiernos y empresas. Pero desde hace tiempo sabemos que no hay garantías metafísicas para nuestra voluntad de cambio. De hecho, el fantasma de una nueva derrota histórica es la contrapartida necesaria de la intensificación de las luchas colectivas, sea cuales sean los caminos que elijamos. La apuesta “imposible” por una sociedad que transforme de forma radical sus relaciones políticas y económicas siempre tiene final abierto: abre a un acontecer necesariamente imprevisible. Su posibilidad radical, sin embargo, es inocultable.
El “caos” irrepresentable que la derecha vaticina ante este “imposible” rehabilitado no es otra cosa que la irrupción de una práctica revolucionaria. La bancarrota del capitalismo es la oportunidad de una reestructuración de los espacios de trabajo siguiendo otras lógicas de organización y gestión (como es el caso del cooperativismo autogestionario y de una producción coordinada de trabajadores autónomos) y la oportunidad de un proceso político y cultural de transformación de las instituciones públicas y privadas, incluyendo desde luego los espacios educativos. Del mismo modo en que no hay proyecto comunitario deseable sin una distribución económica justa, tampoco podría darse tal proyecto sin unas estructuras políticas democráticas o una cultura en común que posibilite una existencia social igualitaria. 
-II-
Retomemos las preguntas iniciales. Con el  anacronismo de la huelga general indefinida no estamos pidiendo nada a la “gente”, entre otras cuestiones, porque no hay nada parecido a un “colectivo” sustraído de las divisiones sociales. Un llamado semejante opera en primer término en tanto interpelación a distintos grupos como sujeto político transformador. Si lo que tienen en común esos grupos no es su pertenencia al mundo del trabajo o a una clase obrera tradicional, sino su antagonismo con las oligarquías, entonces, la eficacia de este “mutuo reconocimiento” depende del grado en que cada parte integre sus reivindicaciones en un horizonte de luchas en común. La huelga general indefinida sólo puede ser agenciada por estos grupos heterogéneos en tanto sea significada como eslabón de unas demandas de justicia más amplias frente a unos poderes dominantes cada vez más opresivos. En síntesis, lo que cuenta en este contexto es la posibilidad de significar una determinada práctica como punto de condensación de unas reivindicaciones colectivas. De ahí la centralidad de una articulación discursiva que signifique las diferentes identidades grupales como solidarias ante el saqueo sistemático perpetrado por las elites hegemónicas.
Es evidente que ese proceso de articulación es complejo y sólo puede llevarse a cabo en condiciones adversas. Pero lo que para la “gente” es imposible no lo es por necesidad para este “sujeto popular”. La “urgencia económica”, por otra parte, no puede constituirse legítimamente en un pretexto para ser conservadores: la mejor manera de no poder satisfacer esa urgencia es aceptar la ofensiva actual del capitalismo, comenzando por las reducciones salariales en curso o los despidos masivos que dejan un saldo desastroso de desocupados y trabajadores precarios. Así pues, ¿no es, precisamente, la realidad actual el paisaje más evidente de lo que nuestras “urgencias” provocan?
Puesto que vivimos en el  paisaje de la derrota nuestro horizonte es hacer de ésta un punto de partida. Una huelga general indefinida no arroja al vacío a nadie, entre otras cosas, porque ya estamos en el vacío (de oportunidades vitales, de autonomía, de justicia). Millones de humanos están muriéndose de hambre e indiferencia. Optar por la certidumbre de la servidumbre no deja de ser un consuelo penoso.
Afortunadamente, no estamos condenados a esa decisión. Pedir lo “imposible” es abrirnos a otras posibilidades históricas. La posibilidad de la frustración no es exclusiva al deseo revolucionario; de hecho, nuestras añoranzas más profundas están siendo frustradas cada día. Si la normalidad no es nada distinto al crimen institucionalizado, la rehabilitación de lo imposible es, precisamente, esa promesa de libertad que necesitamos para que nuestra vida sea algo más que mera supervivencia en las ruinas del presente.

Arturo Borra

jueves, 6 de diciembre de 2012

Nikolaus

Nikolaus es un sñeor muy majete que trae chocolate y pequeños detalles a los niños que se portan bien, y a las chicas tan majas como yo. Bueno, y al resto del mundo si lo celebra, también.

Nikolaus le ha traído a mi maromen, de mi parte, un set de boligrafos (6 ¡eurazos,vaya robo!) y chocolate. A mí, de parte de mi maromen, Nikolaus me ha traído un set de boligrafos que se pueden borrar, un huevo Kinder, caramelos de chocolate, una figurita de un hombre de nieve y una forma de estrella y de corazón para hacer manuelidad.

Mi maromen, que para muchas cosas es un santo, pero para algunas es cutre total. Me ha confesado esta mñana que el Nikolaus tuvo que ir corriendo en el último momento a comprar los bolígrafos, porque este año no tocaban, ya con las otras dos chorraditas debería se haberme bastado.

Es verdad que lo que cuenta es el detalle, y es verdad que mi maromen tiene a veces(no muy amenudo) algún detalle bonito, pero en general es un desastre para estas cosas, y sobre todo, más que desastre, es que a veces le sale la vena teutona y es un pelín, pues eso....cutre  teutón.

Espero que disfrutéis de los regalitos de Nikolaus. Aquí nos ha quedado una estampa muy bonita, ¡ha nevado y está todo cubierto de blanco!

lunes, 3 de diciembre de 2012

miércoles, 28 de noviembre de 2012

Obligando a querer

No se puede obligar a nadie a querer a otra persona porque sí. A mi eso de "es que es de la familia, y a la familia hay que quererla", lo siento pero no me sirve. sí que es verdad que ha personas de mi familia que quiero y que respeto, les aguanto cosas que a otras personas no les aguantaria. Y esas personas a las que quiero de mi familia, también me aguantan a mí muchas cosas.

Todos los años por navidades escucho los mismos comentarios: "Vete a hacer una visita a X, que es tu X". Hay una parte de mi familia a la que no quiero ver ni de lejos. No les deseo nada malo, pero no quiero tener ningún tipo de relación con ellos. No quiero que formen parte de mi vida ni que sepan nada de mí.

Todos cometemos errores en algún momento, y muchas veces hacemos daños a quien más queremos. Si quieres a esa persona, se supone que te esfuerzas por tratar de arreglar las cosas. Si no quieres a esa persona, pues no. Yo, después de vivido lo vivido he decidido de motu propio y sin ser influenciada por nada más que las cosas vividas que no quiero a X, ni quiero visitar a esas personas, ni saber nada de ellas. Y el hecho de tener que escuchar "es que es de la familia" a mi me quema mucho. No se puede obliga a nadie a querer a otra persona, el cariño y el respeto hay que ganarselos y es muy duro tener a gentuza como parte de tu familia, pero yo prefiero tener claro cómo son y qué han hecho, y basándome en ello no tener relación, a tener que seguir aguantando su maldad e hipocresia, porque sí creanme, hay gente mala, muy mala.

Cada uno que haga lo que quiero, pero a mí que no me diga nadie a quien tengo que querer.

martes, 27 de noviembre de 2012

Portadas Reveladas (5)

¡Holi!

Estoy aquí nuevamente con otra entrada sobre portadas! Estas son las reveladas de la semana pasada. Los libros se ven interesantes!

Beautiful Creatures (Caster Chronicles #1) - Kami Garcia, Margaret Stohl 
 (no es libro nuevo, pero sí será una nueva edición con cartel de la película)

The Last Academy - Anne Applegate

Brianna On The Brink - Nicole McInnes

The Uprising (The Forsaken #2) - Lisa M. Stasse

La última es mi favorita ... ¿y la tuya?

Nos leemos ;)


lunes, 26 de noviembre de 2012

Reseña: Convénceme - Victoria Dahl

Título: Convénceme
Autora: Victoria Dahl
Editorial: Harlequin HQN
Género:Romántica Contemporánea
Fecha de Publicación:1 de Octubre de 2012
Sinopsis: ¿Qué pasa cuando la chica de al lado no es tan inocente como creías?
Molly Jennings podría parecer una chica corriente, pero tiene un sucio secretillo: su trabajo. Molly es una exitosa escritora de novelas eróticas. Hasta que se le agota la inspiración —gracias a su espeluznante ex—, y decide que es hora de regresar a su hogar en Tumble Creek, Colorado.
Tumble Creek no tiene nada especial, pero un solo vistazo al seductor jefe de policía Ben Lawson, y recupera la inspiración de golpe y porrazo. Pero en tanto que sus fantasías se derraman sobre el papel, la ciudad es un hervidero de rumores que llegan hasta su puerta y, peor aún, parece que hay un acosador que vigila cada uno de sus movimientos. Por suerte, el agente de la ley pasa muy a menudo a visitarla. El único problema ahora es que Molly podría tener que levantar la liebre con respecto a su profesión, y el tradicional Ben sin duda no lo aprobará… O ¡a lo mejor sí!


Molly es una mujer guapa, espontánea y con un humor un tanto extraño. Ha vivido toda su vida a la sombra de su hermano mayor; sus padres nunca valoraron su esfuerzo, así que Molly no tiene nada más que hacer que mentirle a todo el mundo sobre su profesión. Cuando regresa a Tumble Creek, se reencuentra con Ben e inician un tórrido romance, y él siente la necesidad de averiguar cuál es su trabajo… fallando estrepitosamente. Y cuando de repente Molly empieza a sentirse observada y amenazada, y todos empiezan a interesarse en su trabajo… bueno, las cosas se complican demasiado, más de lo que Molly esperaba.

Molly está cansada de las relaciones, ella sólo quiere que su inspiración vuelva, disfrutar de su vida, alejarse de su exnovio acosador y tal vez tener unas noches de tórrido romanche con el sheriff del pueblo.. pero nada más allá de rápidos revolcones. Ben, por otra parte, es un hombre guapo y muy respetado (es la ley, así que no se podría esperar menos), el escándalo pesa sobre su apellido así que él se ha esmerado por vivir fuera del radar del Perez Hilton del pueblo (XD), algo que cambia un poco cuando Molly vuelve a casa.

Esta es una historia bastante divertida y ligera, con unos pequeños tintes de suspenso. Molly es todo un personaje, una mujer libre que le encanta hacer comentarios irreverentes y ser bastante diferente al promedio de la población; es una mujer sexy, divertida, independiente y muy del siglo veintiuno; su mala experiencia en el campo amoroso le ha enseñado que es mejor ser un alma libre que meterse de cabeza en una relación. Pero Ben es totalmente lo contrario; es un hombre centrado, hecho un poco a la antigua, acostumbrado a vivir una vida más calmada y menos pública. Y bueno, cuando estos dos se encuentran, con personalidades un tanto opuestas, ya se imaginarán que las cosas que suceden son un poco explosivas.

Victoria Dahl logra construir una pareja un poco irreverente, que puede ser dulce y sensual a la vez, una relación que te interesa ver crecer y que cuando llega el momento crítico sólo quieres que tengan su “felices para siempre.” Además, mezclado con el toque de suspenso, hace que sea una historia interesante, porque siempre estás pensando: ¿Quién acecha a Molly? Y ¿qué hará el acosador ahora?... Y eso te mantiene en vilo en gran parte de la lectura.



Con una historia sencilla y un argumento que en realidad no es original, Victoria Dahl logra crear una buena historia de amor, mezclada con un poco de misterio, bastante sexo caliente y unos personajes principales que simplemente te encantan desde el primer momento.


4/5

Extras:




¡Hola! Otra semana más y queda cada vez menos para que llegue el fin del mundo se acabe el año :D

Esta reseña me ha salido un poco más corta que el promedio, pero la verdad he estado sin mucha inspiración :S, espero que eso cambie pronto, porque tengo unas cuantas más por escribir!

Nos leemos ;)