sábado, 20 de abril de 2013

...el número par que persigue al impar de cerca...


foto de lapunxes
 
 
...mi edad actual 39, número impar, es la suma de tres números consecutivos impares...¿Cómo he llegado a esa conclusión? pues muy sencillo si un número impar se define como 2n-1 mi edad es el resultado de la siguiente operación 11+13+15=39...y mi mente no para ahí...sigue con los números impares...como si la profe me hubiera puesto deberes para casa...y mezclando asignaturas y cursos escolares me sumerjo en un mar de números y letras:
1 soy yo comenzando esta carrera de fondo allá por el año 1973...es, también, el resultado de tu vida y la mía...no es dos es una...nuestra vida en común...
3 son los años que llevamos caminando juntas...nunca supe quién persigue a quién todo depende de la velocidad que adquiera cada una de nosotras...hay periodos en los que voy delante...hay etapas en las que me adelantas y me deleito en tu persecución...
5 años son los que te llevo de adelanto...5 años caminando y esperándo que nacieras...5 una carrera universitaria (en mis tiempos claro está)...5 por el culo te la (rima fácil)...
7 son las noches que duermo a tu lado desde que vivimos juntas...
9 meses de embarazo...¿el tuyo o el mío? Nooooooooo...el de Conchi...y tras esos meses de espera llegaron a nuestras vidas Sienna y Étienne...
11 años hemos de esperar para casarnos ¿Pero nos queremos casar? yo no...pero me divierte la idea...
13...sumados a 2000 el año actual que disfrutamos al máximo...
15 la niña bonita...la mía tú, sin duda alguna...
17 menos 1 del mes de abril de 2010...es el día en el que nos conocimos...
19 la noche de ayer en la que disfrutamos del concierto de love of lesbian...
 
...continuará...
 
...infinitos besos para vuestros bolsillos...
 
 



viernes, 19 de abril de 2013

Primavera II


Cada cambio de estación es, practicamente un cambio de armario, por lo menos eso creo yo si se vive en Berlín. Por la capital alemana nunca sabes si en verano va a caer la chaparrada del siglo, que sólo dura 5 minutos, pero que deja todo cual pantano, o si esa misma noche va a avolver a helar. Porque aquello de las heladas tiene su aquel en Berlín, nunca sabes si las temperaturas por la nochen van a bajar tanto o no, por eso frostfrei (sin hielo/helada) es una de mis palabras favoritas.

Ahora que el sol se anima a salir y a compartir con nosotros su agradable calor, es momento de dejar el plumas en el armario e ir sacando alguna chaqueta más fina y llevadera para estos días, pero cuidado, no nos confiemos porque aquí puede torcerse el tiempo en cualquier momento de la semana... Si se es previsor, se deja alguna prenda de más abrigo accesible en el armario, por si un día hay que echar mano de ella.

Es curioso ver a la gente cómo va disfrazadavestida por la calle; es verdad que no hace un calor veraniego, pero hay que reconocer que es momento de dejar el abrigo de invierno aparcado. Por Berlín hay de todo, como en todas partes, pero me resulta muy curioso ver esa mezcla de ropa invierno-primavera-voy-con-bailarinas-en los-pies-y-camiseta-de-manga-larga, pero-con-el-abrigo-de-invierno-bajo-el-brazo. Es curioso ver como hay gente que enseguida se medio despelota, y a ellos les digo, ¡tápate por Dios, tápate, que no quiero tener que ver taaanto de tí!

Hay cosas que se pueden ver todos los años por estas fechas:

-Ese clásico, las sandalias con calcetines. No tiene perdón ninguno, si tienes frío ponte una zapato/zapatilla más cerrado, y si tienes calor lleva SOLO las sandalias puestas.
-La gente que hace barbacoas en el parque; apesta, pero que rico sabe...
-Infinidad de carritos con niños, ¿dónde estaban todos esos niños escondidos hasta hace una semana?
-Gente haciendo malabares en el parque o en las aceras.
-De repente todas las heladerías de la ciudad han desempolvado sus cucharas de servir helado y lo tienen todo listo para hacernos caer en la tentación....

¡Que disfrutéis de la primavera!

jueves, 18 de abril de 2013

Primaveraaaa

¡Por fin ha llegado la primavera a Berlín! Ya se pueden dejar las ventanas abiertas y airear como se debe de airear una casa, sin quedarte pajarito en el intento. Que gusto poder dejar las ventanas abiertas y al llegar a casa que el airea sea fresco y que el ambiente no esté cargado; y es que tener la calefacción puesta porque si no salen carámbanos en toda superficie disponible, hace que el ambiente en mi mini palacio se cargue, y ¡de que manera!

Por fin he podido plantar las especias de este año en sus respectivas macetas, concretamente he plantado: dos plantas de romero, una de tomillo, una de oregano, una de mejorana y una planta de tomate.

No sé si las plantas creceran todo lo que yo quiero, porque el hecho de tener un piso en un Hinterhof (patio trasero) no es que ayude mucho; aunque debo decir que el año pasado crecieron muy bien y muy rápido.

La idea es, cuando hayan crecido recolectar los brotes y ponerlo a secar. Cuando estén secos cortarlos y meterlos en los botes especieros que ya están preparados para ser rellenados, y es que las especias del año pasado ya se están acabando. Espero que estas crezcan bien y rápido para poder utilizarlas pronto.

En un rato agarro mi manta pseudopicniquera y me voy al canal, a leer para el trabajo final de carrera, mientras disfruto del sol.

¡Espero que disfrutéis del día!

miércoles, 17 de abril de 2013

La edad del cinismo (I): el neoconservadurismo como retórica de la necesidad


 
 
“El trabajo del pensamiento no es el de denunciar el mal que habitaría secretamente en todo lo que existe sino el de presentir el peligro que amenaza en todo lo que es habitual, y el de volver problemático todo lo que es sólido”.
                                                                                                                                                                                M. Foucault

 
“El cínico es el que hace las paces con el mal del mundo”.
                                                                                                                                                                                     I. Singer
 
Los argumentos económicos que articula el discurso neoconservador son fácilmente identificables: entre otros, la necesidad de flexibilización de los mercados de trabajo a efectos de garantizar la competitividad empresarial, la importancia de reducir el déficits público en vistas a la sostenibilidad del estado, la prioridad de la iniciativa privada por razones de eficiencia y eficacia, el rescate del sistema financiero para garantizar la expansión del crédito a las empresas y por añadidura a las familias, la necesidad de establecer un control máximo sobre la política monetaria que evite cualquier escalada inflacionaria, la desgravación fiscal y mejora de las condiciones a las rentas de capital que incentiven las inversiones y eviten su deslocalización, las reformas laborales para mejorar la productividad y la restricción de sus áreas de intervención a los “servicios básicos” para no interferir en la dinámica de los mercados (aunque la categoría de “servicio básico” sea significativamente inestable, a excepción de la universal reivindicación del ejército y la policía como funciones estatales indelegables). En pocas palabras: la necesidad de “desregular” los mercados en tiempos de prosperidad y de “rescatarlos” con recursos públicos en tiempos de crisis. La fórmula subyacente es simple: garantizar la rentabilidad privada más allá de las fluctuaciones económicas, siendo el estado quien asume las pérdidas del gran capital financiero y empresarial.

A nivel político, la retórica neoconservadora se liga a la defensa de un cierto modelo de estado como garante de la economía de mercado y del mantenimiento del orden público. La remisión de la democracia a un mero procedimiento ligado al sistema parlamentario (marcado por la alternancia en el gobierno de los partidos de masas y por el control de las minorías parlamentarias) es complementado con la exigencia universal de respetar las reglas de juego establecidas (o, lo que viene a ser lo mismo, la «seguridad jurídica», especialmente de cara a “inversores”). A esta caracterización sumaria cabría añadirle otros «argumentos de necesidad» invocados por el neoconservadurismo (como sustento ideológico de las mal llamadas «democracias liberales»): necesidad de regular los flujos migratorios según las demandas de los mercados de trabajo y bajo la supervisión policial y militar (de modo de filtrar la inmigración irregular y garantizar la “integración” pensada en términos de asimilación a “normas” y “costumbres” nacionales), necesidad de limitar el derecho de asilo y de racionalizar la cooperación humanitaria, necesidad de homogeneización educativa orientada al desarrollo de la empleabilidad o de cualificaciones profesionales en mercados laborales comunes, reivindicación de una política cultural tradicionalista (ligada a la promoción de fiestas y eventos locales que protejan la “identidad nacional”, al desarrollo de políticas de preservación del patrimonio histórico-cultural, al control de las industrias culturales públicas y la interrupción de cualquier forma de mecenazgo artístico) y despliegue de una política securitaria internacional como mecanismo de protección ante la globalización del terrorismo y de las mafias así como la defensa de alianzas bélicas ante presuntos “enemigos de la libertad” y de los “derechos humanos”. La enumeración podría ser más exhaustiva e incluir variantes más elaboradas de este discurso que, aunque se base en el neoliberalismo, transgrede de forma manifiesta el credo de la “autorregulación del mercado”.
 
En conjunto, estos argumentos de necesidad niegan la “libertad” que este discurso proclama como valor supremo. La paradoja del neoconservadurismo es que en nombre de la libertad termina negándola bajo la retórica de la necesidad. La amenaza del caos es usada sistemáticamente para legitimar lo que es considerado un imperativo de acción. Lo fundamental, en este contexto, es que esa formación discursiva no se propone tanto articular una justificación teórica consistente como elaborar una práctica política presentada como ineludible. La defensa coral del sentido común y el llamado a la responsabilidad constituyen variantes de un enunciado fundamental: las alternativas políticas y económicas, en rigor, además de ser contrarias al “interés general” y en última instancia producto de posiciones “radicales”, no pueden más que conducir al “desorden” o a la “anarquía”. En suma, la glorificación de lo presente se transforma en rechazo de otras alternativas. En el límite, para este discurso no hay alternativa alguna a la opción política presente. No es de extrañar que muchos grupos sientan ante esta presunta “fatalidad” un profundo desencanto, lo que no hace sino constatar que la política de la resignación tiene consecuencias materiales.  

Por lo demás, aunque esos argumentos tengan cierta eficacia en las políticas de gobierno dominantes, bajo la forma de programas concretos, a menudo entran en colisión con la propia práctica de gestión, en la que se adoptan decisiones que nada tienen que ver con la “austeridad” o incluso el “interés económico”. Por poner algunos contraejemplos: la negativa a reducir el gasto político, la amnistía fiscal a los grandes capitales, la transferencia de recursos públicos a la banca, la subvención a instituciones como la iglesia católica o la monarquía y la política fiscal regresiva no tienen ningún vínculo estable con esos argumentos. Más bien, ponen de manifiesto un pragmatismo ideológico en la que todo vale para salvar al capital concentrado o a sectores institucionales esclerotizados.

Dicho de forma más específica: saben perfectamente que el deterioro de las condiciones laborales no implica creación de empleo, que reducir el déficits fiscal en tiempos de contracción económica agrava la situación de exclusión social y contrae más el consumo, que la iniciativa privada en ciertos ámbitos no sólo no es más efectivo sino que puede convertirse en un auténtico desastre (como ocurre con la sanidad, los recursos estratégicos, las pensiones o la educación), que salvar a la banca no conduce a un aumento crediticio, que una política monetaria rígida es un obstáculo para reestructurar los tipos de cambio, que un sistema tributario más progresivo -complementario a la supresión de paraísos fiscales y a la aplicación de una tasa a las transacciones financieras- permitiría gestionar con más recursos la crisis sin arremeter contra los damnificados, que la productividad no depende de la precariedad laboral sino de condiciones satisfactorias de trabajo, que las regulaciones estatales sobre la economía son imprescindibles en múltiples planos o que los “servicios básicos” como la policía o las fuerzas armadas son aparatos represivos que podrían reducirse notablemente de cambiar las condiciones sociales mayoritarias. Saben perfectamente lo que hacen –y por eso lo hacen.

Desde luego, si bien “argumentos de necesidad” de esa clase son manifiestamente falsos, seguirán siendo repetidos por el discurso hegemónico como una verdad de perogrullo, dogmas que no sería dado siquiera interrogar. Llegados a este punto, es claro que la función retórica de este argumentario es la legitimación ideológica de decisiones contingentes tomadas desde centros de poder sustraídos a cualquier control público. Saben de sobra del daño que están produciendo; sencillamente no les importa y ni siquiera contamos con medios de control democráticos para limitar estas decisiones basadas en cálculos de rentabilidad privada y no en criterios explícitos de bien público. Por centrarnos -a modo de ejemplo- en algunas instituciones supranacionales: ¿quién controla a organismos como la OMC, el BM, la OMS, el FMI, la CE, el BCE, entre otros? ¿Qué representan estas siglas sino la opacidad absoluta? ¿Qué sanciones están estipuladas ante los gravísimos “errores” de previsión de estas entidades y las pésimas recetas que han prescrito para gestionar la presente situación u otras similares en el pasado? ¿Quién supervisa, y bajo qué  criterios, el vínculo de la troika con los lobbies que marcan su agenda de reformas socialmente regresivas? Dicho de otro modo: ¿quién controla a estos mandatarios del gran capital?

El discurso neoconservador, pues, forma parte de la retórica cínica que esgrimen los ideólogos del orden instituido. Que encontremos expertos dispuestos a elaborar esa ideología de forma teórica habla, en todo caso, de una lucrativa alianza entre elites políticas y especialistas del ajuste, agentes financieros y académicos enriquecidos, pero no informa sobre las inconsistencias y perjuicios prácticos de ese argumentario (1), como el crecimiento de la pobreza, la destrucción de empleo, las restricciones impuestas en el acceso al sistema de prestaciones sociales públicas, el sobreendeudamiento de la población, el encarecimiento de bienes primarios o la pérdida de vivienda, por no ahondar en otros efectos menos visibles pero no menos devastadores como el éxodo juvenil, el suicidio o el aumento de distintas formas de violencia social.

El neoconservadurismo como cinismo, sin embargo, no se deja invertir: el cinismo contemporáneo –que apenas mantiene un remoto parecido de familia con el discurso filosófico griego homónimo- hunde sus raíces en la modernidad económica, en particular, en la disociación ética entre saber y poder. Comprender sus modalidades es condición para radicalizar una crítica al presente. Es de suponer que la eficacia simbólica de esa crítica se haga visible no sólo en la pérdida progresiva de legitimidad de la ideología neoconservadora sino también de una constelación cultural mucho más vasta, que sustenta la realidad histórica del capitalismo. Puede que entonces, aunque no logremos evitar que los grupos dominantes hagan las paces con el mal del mundo, al menos nosotros no las hagamos con ellos.

Arturo Borra
 

 (1) Aunque las críticas a este discurso no han cesado de multiplicarse, una refutación especialmente demoledora a la “racionalidad del capitalismo” ha sido desarrollada por Cornelius Castoriadis, en Figuras de lo pensable. Las encrucijadas del laberinto IV, trad. FCE, 2002, México, pp. 65-92.

 

lunes, 15 de abril de 2013

Reseña: If You Find Me - Emily Murdoch

Título: If You Find Me
Autora: Emily Murdoch 
Editorial: St. Martin's Griffin
Género: Young Adult - Contemporáneo/Realista
Fecha de Publicación: 26 de marzo de 2013
Sinopsis: Hay algunas cosas que no puedes dejar atrás...
Una caravana destartalada escondida en lo más profundo de un bosque nacional es el único hogar que Carey, de quince años, puede recordar. Los árboles vigilan su existencia raída, con el único punto luminoso siendo la hermanita de Carey, Jenessa, que depende de Carey para su propia supervivencia. Todo lo que tienen es una a la otra, mientras su madre mentalmente enferma aprece y desaparece con una mayor frecuencia. Hasta que un día fatídico su madre desaparece para siempre, y dos extraños llegan. De repente, las chicas son sacadas del bosque y empujadas hacia un mundo brillante y desconcertantemente nuevo de escuelas, ropa y chicos.

Ahora, Carey debe enfrentar la verdad de por qué su madre la secuestró hace diez años, mientras es atormentada por un pasado que no la deja en paz... un pasado oscuro que oculta muchos secretos, incluyendo la razón de por qué Jennessa no ha dicho una sola palabra en casi un año. Carey sabe que debe mantener cerca a su hermana, y sus secretos aún más cerca, o arriesgarse a ver su nueva vida derrumbarse.

Reseña



Carey ha vivido en el bosque durante diez años, así que está acostumbrada a verse rodeada de árboles, a casi congelarse en invierno y a cazar conejos cerca a su caravana. Su madre es una adicta a las metanfetaminas y está enferma, pero también es el único sustento económico de Carey y su pequeña hermana Jenessa, así que no es raro que su madre desaparezca durante varias semanas e incluso meses. Carey se ha dedicado a proteger y criar a su pequeña hermana. Ya han pasado varios meses desde la última vez que las chicas vieron a su madre, y empiezan a quedarse sin provisiones. Y entonces aparecen dos personas en la puerta (sí, allí en medio del bosque), una mujer entaconada y un hombre que Carey sabe quien es pero se niega a creerlo, porque según su madre, fue él quién las obligó a huir y esconderse en el bosque. Y repentinamente él parece tener una carta firmada por su madre, en donde ella les deja a cargo a sus dos hijas. De repente Carey se ve envuelta en un montón de cambios: un hogar nuevo, ropa nueva, hermana nueva... y tantas cosas maravillosas que no parecen ser ciertas. Carey siente miedo de que en cualquier momento esta ilusión termine y teme que aquella noche hace casi un año destruya su presente...


Usualmente no leo muchos libros dramáticos porque a veces me cuesta un poco conectar con los personajes principales. Agradezco que este libro sea un gran PERO en eso, porque desde las primeras páginas logré conectar con Carey, adorarla y sufrir con su historia.

Carey es una chica con una vida tan dura que leyendo las páginas de este libro agradecerás por tener tu vida. Tiene quince años y ya sabe que nada en el mundo es gratis y que para sobrevivir hay que ser fuerte y hacer cosas impensables. Es una chica demasiado madura para su edad y en algunas páginas parece un personaje demasiado crudo. Ha aprendido a ser una madre, y debido a su vida tiene los pies bien puestos en la tierra, así que es incapaz de creer que existan personas buenas que no esperan nada a cambio. Es totalmente desgarrador leerla algunas veces, y aunque es un poco extraño para un personaje crudo, tiene momentos de ingenuidad y esperanza que me hicieron amarla completamente. Rápidamente se convirtió en uno de mis personajes favoritos y adoro la fuerza que la escritora logró ponerle a esta chica.


El pasado oscuro de Carey se mantiene un poco secreto hasta el final, aunque poco a poco vas develando la historia y lo descubres antes; aun así estás pegado a las páginas y quieres llegar a ese final donde todo estará claro.




La historia es muy triste y está escrita de una manera increíble que a mí me enamoró. Emily Murdoch logra mostrarnos una situación que yo nunca había leído antes: cómo un par de niñas se enfrentan a los cambios y se dan cuenta que el mundo que ellas conocen no es el verdadero. 

Jenessa logró robarse mi corazón, es una chica dulce, tierna y encantadora que aunque no tiene la misma carga emocional que Carey, también ha vivido sus malos momentos que te hacen llorar.



Me pregunto dónde está mamá, qué está haciendo, si tiene amigos. Quiero seguir enojada con ella, pero últimamento lo que estoy sintiendo es pena por ella. Ella permanece en el mundo viejo, un mundo frío y sin color con toda la energía que una persona puede reunir agotada en pura supervivencia.

En cuanto a personajes secundarios tenemos a Melissa, la segunda esposa del padre de Carey, una mujer cariñosa y amable que poco a poco les enseña a las chicas lo que es una verdadera madre. Y está el padre de Carey, un hombre que ha estado buscando a su hija durante mucho tiempo y jamás perdió la esperanza, un hombre que ha sufrido mucho por la falta de Carey y que sufre aún más cuando se da cuenta de todas las carencias que sufrieron las chicas y por la versión de él que le vendió a Carey su madre. Ellos dos intentan lograr que Carey y Jenessa se adapten a este nuevo mundo, y logran poner algo de esperanza a esta historia (y estuve agradecida por ello, porque mi corazón no podía soportar tanto dolor sin algo de luz :C).



Mi padre le sonríe a Melissa, una corriente eléctrica fluyendo entre ellos. Amor. Es la misma que fluye entre Ness y yo, mejor que un millón de dólares, y más importante que una despensa completa de productos enlatados.

Hubo un par de cosas que no me gustaron de este libro e involucran a personajes secundarios. Primero, la inclusión de "una chica mala". Delaney es la hermanastra de Carey y Jenessa, y toda su vida ha vivido a la sombra de Carey, así que eso la hace un poco malvada con la chica cuando esta llega a su nuevo hogar. Sé que el personaje sufre un gran conflicto al verse con nuevas hermanas, y tiene razón para sentirse herida y enojada, pero no me gustó le dieran esa imagen de chica mala dispuesta a hacerle daño a su hermana. Y por otro lado está Ryan, el interés amoroso de la historia (o algo así :/); aunque es un chico simpático y especial, la manera en que la autora le da profundidad al personaje no me pareció creíble, además su historia con Carey no se desarrolla completamente así que me pareció irrelevante.

A veces me cuesta un poco creer en malos padres. Sé que en el mundo pueden existir malos padres pero nunca me he encontrado con esos que pintan algunos libros: malvados y que no quieren a sus hijos. En este libro tenemos a una mala madre. Una madre cruel y enferma. Y tal vez fue su estatus de "enferma" lo que me llevó a creer en el personaje. La madre de Carey es adicta a las metanfetaminas y además es bipolar, así que es un personaje cruel, retorcido, maltratador y una mujer que odié completamente; su forma de demostrar el "amor" por sus hijas es muy enfermizo. Me hubiese gustado ver más de ella en la historia en el presente, porque todo lo que se cuenta de esta mujer es por los flashbacks constantes de Carey.


Pienso en este hombre, este padre, comparado con la versión de mi mente. Lo odiaba por herirnos, por hacer que tuviéramos que irnos, por no interesarse en nosotras. Pero quizás fue mamá la que nos hirió. Quizás ella lo confundió todo.
Mamá dice que las zarigüeyas no cambian sus colas.
Seguro eso era cierto, para mamá.



El final no me hizo muy feliz. Creo que fue demasiado abrupto para toda la carga emocional de los últimos capítulos, y aunque no esperaba el "y vivieron felices para siempre", esperaba algo más profundo y significativo que me dejara con buen sabor de boca.

Esta es una historia realista, que te rompe el corazón y está escrita de una manera magnífica y un poco cruda a veces, te muestra una clase de vida que no le desearías ni a tu peor enemigo, y aunque es una historia triste, también te muestra un poco de esperanza. Si te gustan los libros dramáticos, probablemente sea una historia perfecta para ti ;)



Puntuación:




Sobre la Autora:


                                 Página Web // Twitter // Libro en GoodReads 

Emily es una escritora, una poeta y una amante de los libros. Nunca hay un momento en que esté sin un libro. Cuando no está leyendo o escribiendo, la encontrarás cuidando a sus caballos, perros y familia en un rancho en la Arizona rural, donde la belleza tranquila del desierto y la vida silvestre rica a menudo entran en su poesía y escritura. La otra pasión de Emily es salvar equinos de ser masacrados. Usa su escritura para dar a conocer esta práctica inhumana con el fin de acabar con la masacre de los equinos estadounidenses a través del transporte a mataderos en Canadá y México. Ella ofrece un santuario para los equinos maltradados y a punto de ser masacrados que la deslumbran cada día con su capacidad de perdonar y gratitud a cambio de securidad, consistencia, comida y amor.

Como Mahatma Gandhi dijo, "Se el cambio que quieres ver en el mundo." Emily espera que  su afición por la escritura haga precisamente esto.

En conclusión, ella es una zurda en un mundo de diestros, escribiendo su camino a través de la vida y manchando de tinta dondesea que escribe.



Nos leemos ;)

jueves, 11 de abril de 2013

Cuidar nuestra espalda

Hoy en día muchas personas sufren dolores de espalda, concretamente más del 60% de la población. Todo el punto puede sufrir dolores de espalda, pero hay ciertos grupos de riesgo, siendo el lumbago la dolencia más común. El lumbago se caracteriza por ser un dolor en la parte baja de la espalda, y quien más o quien menos lo ha padecido alguna vez.

Las causas del dolor de espalda puede ser diversas, pero excluyendo haber tenido un accidente, el sobre esfuerzo físico y las malas posturas que adquirimos durante el día, y sobre todo cuando estamos sentados, son la causa más común.

La ciática es otra dolencia muy común, ésta aparece cuando el nervio ciático está irritado o comprimido. Es un dolor muy carácteristico y si la ciática da fuerte es muy incapacitante. El dolor suele extenderse por la pierna izquierda o derecha, dependiendo de la parte del nervio que se vea aceptada.

La tensión muscular en la zona del cuello y hombres es algo, creo que, todo adulto tiene hoy en día. Normalmente se debe a una mala postura continuada y a que no cuidamos lo suficiente nuestra espalda.

En el último año yo he tenido (modo irónico on) la suerte de haber tenido las tres dolencias que he comentado brevemente . Ha sido muy interesante ver cómo, cuánto y durante cuánto tiempo pueden doler las distintas partes de la espalda (modo irónico off).

Estoy tratando de aprender a cuidar mi espalda ya que hasta ahora nunca he prestado mucha atención en si lo que hacía era lo correcto y lo adecuado para ella. A lo largo de estos meses hay un par de cosas interesantes que he aprendido y que estoy tratando de poner en práctica, y son cosas que según mis fisioterapeutas, todos deberíamos poner en práctica:

-Cuida la postura que adoptes:
               - Camina con la espalda recta y los hombros hacia atrás.
               - Cuando estes sentado en tu puesto de trabajo, presta atención para comprobar si la mesa y la la silla que utilizas se ajustan a tus necesidades. Regula el respaldo de la silla a tu altura; coloca el monitor del ordenador de tal manera que puedas mirar hacia abajo y tengas que forzar el cuello. Si mides menos de 1' 60 necesitas un apoyo para los pies, ya que las piernas deben tener un ángulo concreto y los pies deben estar en contacto con el suelo.
               - Cambia cada cierto tiempo de postura. Levantarte de la silla y caminar hasta el servicio es una buena manera de mover un poco las piernas.

-Cuando tengas que levantar algún peso, hazlo flexionando las rodillas y con la espalda recta. No te inclines hacia delante con las piernas estiradas, ya que al levantar el objeto todo el peso de éste recaerá sobre tu espalda.

-Una vez al día tomate 10 o 15 minutos para hacer estiramientos y darle un respiro a tu espalda, ésta de lo agradecerá.

Cuidar nuestra espalda es algo que todos deberíamos hacer, ya que los problemas de espalda son una de las mayores causas de bajas laborales hoy en día. Nuestra espalda tiene una función muy importante es nuestro cuerpo y muchas veces no somos conscientes de la importancia que tiene.